domingo, 23 de diciembre de 2012

Fragmento del NAGARJUNA



“Si, a través de la renuncia a los pequeños placeres,
Luego hay extensa felicidad,
Viendo la más grande de las felicidades
El hombre decidido debe abandonar los pequeños placeres”

NAGARJUNA, Ratnavali.

El presente texto pertenece a Nāgārjuna (150 - 250) que fue un filósofo indio, fundador de la escuela Madhyamaka (camino medio) del budismo mahāyāna. Probablemente es el pensador budista mahayana más influyente, tras el propio Gautama Buddha. En concreto se trata del  Ratnavali (la Preciosa Guirnalda) un  homenaje a todos los Budas y Bodhisattvas y que Nagarjuna escribió como consejo para su amigo que era un rey que vivía una vida de grandes lujos, de modo que él le sugirió como utilizar su situación y convertirla en el camino del Dharma. Este fragmento corresponde al poema 375, en el que se explica que es justo esforzarse para ganar la gran beatitud y no es justo estar apegado a pequeños placeres, pues en el porvenir la felicidad es grande.
Dentro de la idea del Dharma, se plantea que si los pequeños placeres de nuestro goce fueran verdaderamente placenteros y satisfactorios por si mismos, el uso continuado de ellos no haría más que acrecentarlos, pero eso contradice nuestra experiencia, porque cuanto más prolongamos e intensificamos nuestra relación con esos placeres más patente resulta su incapacidad para ofrecer lo que buscamos en ellos. Esto se pone de manifiesto cada vez que en nuestras vidas se produce un cambio de fortuna. Cuando la situación que vivimos es favorable y positiva, crece en nosotros un sentimiento de gozo y satisfacción. Los pequeños placeres nos muestran su mejor rostro. Pero a medida que pasa el tiempo se vuelven monótonos, incapaces de producir el placer que encontrábamos en ellos en un primer momento, hasta el punto que se vuelven detestables, y crece en nosotros el deseo de deshacernos de ellos y es ahí donde se ha de dar la voluntad del hombre decidido, como nos dice el texto. Esta obsesión por los pequeños placeres resulta nefasta porque limita nuestra visión de lo real, nos  confina a una visión distorsionada y limitada de la realidad Por tanto, mientras estemos en posesión de estos pequeños placeres, no hay lugar para una genuina felicidad
Las experiencias de placer y alegría que experimentamos, cuando las comparamos con los sufrimientos traen consigo un alivio, pero las relaciones, las posesiones, las sensaciones placenteras, etc. que parecen ofrecernos felicidad y disfrute, sólo poseen cualidades relativas. Si los objetos de nuestro placer fueran verdaderamente placenteros y satisfactorios por si mismos, el uso continuado de ellos no haría más que acrecentar nuestro placer, pero eso contradice nuestra experiencia, porque cuanto más prolongamos e intensificamos nuestra relación con esos objetos, más patente resulta su incapacidad para ofrecer lo que buscamos en ellos.
Hemos detener en cuenta el contexto del poema, el narrador le está dando consejos al rey para que aplique correctamente el Dharma y no se deje llevar por la falsa felicidad que les da los sentidos (en el poema le va citando cosas a las que debe abstenerse como serian la caza, las comidas abundantes, los elefantes -sic- las mujeres... y los pequeños placeres) que entorpecen el buen camino o alejan del camino del Dharma. En el fondo le está justificando el camino del Dharma como válido al presentar una felicidad mayor que la que le proporcionan los sentidos y aún reconociendo la dureza del camino ya que le insinúa que debe ser decidido en la toma de decisión y seguimiento de ese camino. Como dice Nagarjuna en su Guirnalda de joyas: ”Después de analizar en profundidad todas las acciones del cuerpo, el habla y la mente, quienes perciben cuales son beneficiosas para él y los demás y siempre las ponen en practica, son sabios

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