martes, 28 de mayo de 2019

Las razas humanas no existen

Al decir de alguien que es blanco o negro, es posible que pensemos que pertenece a una categoría biológica definida por su color. Mucha gente cree que la pigmentación de la piel refleja la pertenencia a una raza, “cada uno de los grupos en que se subdividen algunas especies biológicas y cuyos caracteres diferenciales se perpetúan por herencia”, según la RAE. Esa noción, en el caso de nuestra especie, carece de sentido. Desde un punto de vista biológico, las razas humanas no existen.
En la piel hay melanocitos, células que producen y contienen pigmentos. Hay dos tipos de pigmentos, llamados melanina: uno es marrón parduzco (eumelanina) y el otro, rojo amarillento (feomelanina). El color de la piel depende de la cantidad y la proporción de ambos. Esto depende de diferentes genes: unos inciden en la cantidad de pigmento en los melanocitos y otros sobre la proporción entre los dos tipos de melanina. Por lo tanto, colores muy similares pueden ser el resultado de diferentes combinaciones y obedecer a configuraciones genéticas diferentes.
Los africanos, en general, son de piel oscura. Los dinka, de África oriental, la tienen muy oscura; los san, del sur del continente, más clara. Los nativos del sur de la India, Nueva Guinea y Australia también son de piel oscura. En el centro de Asia y extremo oriente, así como en Europa, las pieles son, en general, claras. Los nativos americanos las tienen de diferente color, aunque no tan oscuras como los africanos.
Si nos atenemos al color de la piel escondida bajo el grueso pelaje de los chimpancés, lo más probable es que nuestros antepasados homininos la tuviesen clara. Hace unos dos millones de años los miembros de nuestro linaje vieron reducido el grosor y consistencia del pelaje, que se convirtió en una tenue capa de vello. Esa transformación expuso la piel a la radiación solar ultravioleta, que puede causar cáncer y, además, eliminar una sustancia de gran importancia fisiológica, el ácido fólico. Seguramente por esa razón se seleccionaron variantes genéticas que oscurecían la piel, porque la melanina la protege de dichos daños.
Los seres humanos hemos llegado a casi todas las latitudes. Nuestra piel se ha visto expuesta a diferentes condiciones de radiación. Al igual que un exceso de rayos ultravioleta puede ser muy dañino, su defecto también lo es. Sin esa radiación no se puede sintetizar vitamina D, cuyo déficit provoca raquitismo y otros problemas de salud. Por esa razón, sin descartar otras posibles como la selección sexual a favor de las pieles más claras, la piel humana se ha ido aclarando en algunas zonas geográficas por selección natural. 
Además, los movimientos de población han propiciado la mezcla de linajes, cada uno con sus rasgos genéticos y características pigmentarias, para dar lugar a múltiples configuraciones. El color de los seres humanos actuales es el resultado de una compleja secuencia de eventos biológicos y demográficos. No es posible delimitar biológicamente unos grupos y otros con arreglo a ese rasgo.
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La diversidad genética existe

Lo anterior no pretende negar la diversidad genética en la especie humana. Existe diversidad, por supuesto. 
Hay poblaciones con numerosas copias del gen de la α-amilasa y otras en las que hay muy pocas. 
Los inuits toleran el frío mejor que otros seres humanos y cuentan con unas desaturasas que les permiten alimentarse con una dieta exclusivamente carnívora sin que ello les cause los problemas que provocaría a otros seres humanos. 
Los pigmeos africanos presentan variantes genéticas relacionadas con el sistema inmunitario. Una mutación en el gen PDE10A –que codifica una fosfodiestearasa- permite a los bajau laut (los llamados “nómadas del mar”) permanecer sumergidos en apnea hasta trece minutos. 
La mayor parte de europeos y descendientes de europeos, así como los miembros de otros grupos humanos en África, la península Arábiga y el subcontinente Indio retienen en la edad adulta la capacidad para digerir la lactosa de la leche. 
Los tibetanos tienen menor concentración sanguínea de hemoglobina y una mayor densidad de capilares. Ambos rasgos parecen tener base genética. 
En los pueblos de África occidental que hablan lenguas kwa la anemia falciforme es mucho más prevalente que en otros africanos. 
Estos rasgos que caracterizan las poblaciones humanas no tienen correspondencia con el color de la piel. Ni las diferencias en el color de la piel se corresponden con muchos otros rasgos que también varían según otros patrones y por efecto de diversas presiones selectivas.

¿Un concepto útil?

Hay quienes sostienen que la categoría “raza” es útil en nuestra especie a efectos sociosanitarios. Se ha observado, por ejemplo, que los norteamericanos de origen africano (llamados habitualmente “afroamericanos”) tienen mayor propensión a padecer ciertas enfermedades. Por eso defienden el uso del término “raza” para diferenciar a negros de blancos. Un ejemplo es el de la mayor propensión -de base genética- de los afroamericanos a padecer cáncer de próstata. La mayor parte de ellos descienden de personas esclavizadas procedentes de pueblos de África Occidental en los que es muy frecuente la variante genética responsable. Cuando el gen en cuestión tiene, en esas mismas personas, ascendencia europea, la frecuencia de esa variante es muy inferior. Y todos ellos tienen la piel oscura.
Las categorías biológicas son problemáticas. En el mundo animal se diferencian, no sin dificultades, distintos linajes y grupos de linajes. Clasificamos a los animales en filos, clases, órdenes, familias, géneros, especies y, en algunos casos, subespecies. También pueden definirse categorías intermedias. Pero no tenemos razas. Por debajo de la especie o la subespecie, hay poblaciones.
En los animales domésticos sí se suele hablar de razas, pero ese es un caso muy especial, pues se han obtenido por selección artificial de determinados atributos. Se trata, por ello, de una categoría no trasladable al resto.
Claro que hay diversidad genética en la especie humana. Se ha producido, como en los demás animales, a causa de mutaciones al azar y por efecto de la selección natural sobre la frecuencia de las variantes genéticas en cada población, del flujo génico provocado por migraciones y cruzamientos entre individuos de diferentes poblaciones, y de la deriva genética. Pero no hay conjuntos homogéneos de variantes que permitan definir grandes grupos humanos a los que podamos denominar razas.
No hay, pues, fundamento para invocar su existencia. Como tampoco lo hay para justificar, sobre bases inexistentes, otras diferencias.

Una versión de este artículo fue publicada originalmente en el Cuaderno de Cultura Científica, una publicación de la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU.

martes, 21 de mayo de 2019

Reiki: verdades y mentiras, ¿sirve realmente para algo?

El Reiki es una práctica espiritual japonesa que asegura el alivio de gran cantidad de enfermedades transmitiendo energía a través de las manos. ¿Realmente cura?
No tiene base científica, pero cada vez más gente lo practica, e incluso se imparte desde hace años en muchos hospitales españoles.
El Reiki es una terapia que tiene un origen espiritual. La transmisión de energía vital a través de las manos. Algunos lo asocian con la magia, pero otros prefieren ignorar todo su misticismo para utilizarlo como una técnica más de relajación y meditación. Aseguran que puede curar enfermedades. Otros prometen la autosanación fisica y espiritual. ¿Qué hay de cierto en todo ello?
Su definición choca frontalmente con la ciencia, pero sus resultados son aceptados por muchos médicos y terapeutas.

El Reiki y la energía vital del Universo

Al contrario que otras técnicas de curación como la acupuntura, el Reiki no es una tradición milenaria. Fue desarrollada en el año 1922 por el budista zen japonés Mikao Usui.
Poco a poco fue extendiéndose a través de varios maestros, que lo popularizaron en todo el mundo.
El Reiki asume que existe una energía vital del Universo que está en todos los sitios: en el Cosmos, en la Naturaleza, en nosotros mismos. Cuando esa energía fluye a través de nuestro cuerpo nuestras defensas están activas, y nuestro organismo puede experimentar el máximo bienestar. Cuando dicha energía deja de fluir aparecen las enfermedades, el estrés, la ansiedad, y otras molestias.
Según esta creencia, otras personas pueden transmitirnos su energía vital a través de las manos para desbloquear nuestro flujo vital, reactivando así nuestro sistema inmunológico y la autosanación.
El Reiki, por tanto, al contrario de lo que mucha gente piensa, no cura enfermedades. No afirma que la energía que recorre las manos tenga un poder sanador. Las manos entrenadas de un maestro supuestamente pueden desbloquear el flujo de energía vital para despertar las defensas y equilibrar nuestra mente y nuestro espíritu.
Aún así, muchos practicantes están convencidos de que ayuda a curar el estrés, la ansiedad, jaquecas, dolores musculares, acelera las cicatrizaciones y alivia el dolor en enfermedades como el cáncer, el reuma, y enfermedades crónicas.
¿Qué hay de verdad en ello? Para la ciencia no existe "una energía vital que recorre el universo y nuestros cuerpos", ni tampoco se ha detectado ningún tipo de transmisión energética a través de las manos. Entonces, si no es una técnica científica de sanación, ¿por qué se ofrecen sesiones de Reiki en hospitales como el Ramón y Cajal, 12 de Octubre, Gregorio Marañón, Vall d’Hebron y el Hospital Clínic en Barcelona, y miles de personas afirman haber superado dolencias y haber aliviado los dolores de enfermedades graves, al practicar el Reiki?
Pioneros en fusionar la mediciona convencional con terapias complementarias, como el doctor Francisco Barnosell, afirman que los resultados que proporciona el Reiki están ahí, y que son los propios pacientes de los hospitales los que piden que se implanten más sesiones de Reiki porque experimentan alivio y mejora en sus enfermedades. Los propios hospitales contactan con asociaciones especializadas como la Fundación Sauce o la AtRC (Asociación de Terapeutas de Reiki de Cataluña), que son los que proporcionan las terapias de forma gratuita y voluntaria.

La esencia del Reiki

Como la mayoría de las terapias inspiradas en el budismo, el Reiki no es una técnica de sanación en sí misma, sino un camino para encontrar el equilibrio y la armonía en la vida. El propio Mikao Usui dejó escritos cinco principios para enfocar la vida:
  • No te enfades
  • No te preocupes
  • Da las gracias
  • Trabaja con diligencia
  • Se amable con la gente
Estas cinco reglas deben recitarse por la manaña y por la noche, y aseguran la mejora del cuerpo y la mente.
El Reiki ha recibido también influencias del hinduismo, pues la energía vital desbloquea los chakras: seis o siete centros de energía que supuestamente todas las personas tenemos en nuestro cuerpo: 
Cuando los chakras están bloqueados es cuando nuestras defensas inmunológicas y emocionales bajan, y se producen las enfermades físicas y mentales. Por tanto, el Reiki actúa no sólo a nivel físico, sino también emocional, mental y espiritual.

Una sesión terapéutica

Las sesiones de Reiki duran unos 45 minutos. El emisor del energía (también llamando canal) transmitirá su energía vital al receptor, para hacer que la energía vital fluya otra vez. El receptor debe tumbarse, vestido y con los pies descalzos. Algunas técnicas exigen despojarse de la ropa en zonas como las piernas o la espalda. La sesión se suele ambientar con música relajante y aromaterapia.
El maestro de Reiki situa las manos sobre diferentes partes del cuerpo, los puntos energéticos conectados con los chakras. Algunos practicantes tocan con ellas, otros sólo las acercan. Los puntos energéticos son la coronilla, el cuello, los ojos y la frente, el pecho, el estómago, las lumbares, los hombros, las piernas, pies y tobillos.
Simplemente se trata de colocar los manos y permanecer así unos minutos. En algunas zonas se acompaña de un pequeño masaje relajante. Y ya está. El Reiki no exigen nada más. Supuestamente la energía vital fluye del emisor al receptor, produciendo el desbloqueo. Algunos maestros aseguran que dicha energía es inteligente, es decir, sabe cómo y dónde tiene que actuar. En un curso de un fin de semana se puede obtener un certificado para aplicar la terapia, e incluso hay cursos que apenas duran 4 horas, o se pueden aprender online. Obviamente, pagando...
Existen muchas corrientes y variantes del Reiki, y por tanto diferentes métodos de aplicación. Hay terapias que incluyen el uso de piedras o cristales para focalizar aún más los chakras. 
Puesto que la energía vital universal supuestamente fluye a través de todos los seres vivos, también se puede practicar Reiki a animales, e incluso a plantas:

¿Sanación, meditación o placebo?

Ya sabemos en qué consiste el Reiki, y cómo se aplica. Es el momento de intentar responder a algunas preguntas.¿Realmente cura o, al menos, alivia dolores y enfermedades? ¿Se ha conseguido demostrar sus efectos?
Ya hemos visto que la ciencia no tiene evidencias de que exista una energía vital que afecta a todos los seres vivos y se transmite a través de las manos. Estudios llevados a cabo por la Asociación Americana contra el Cáncer, el Instituto del Cáncer de Reino Unido, y el Centro Nacional de Salud Complementaria e Integral, no han encontrado pruebas que demuestren que el Reiki ayuda a tratar enfermedades, más allá del efecto placebo, es decir, la sugestión.
En 1996 un experimento llevado a cabo por la niña de 9 años Emily Rosa, ocupó todas las portadas. Emily quedó impresionada cuando escuchó en la tele a una sanadora que aplicaba el Toque Terapéutico, una variante del Reiki que afirma que la energía vital se puede sentir a través de las manos, sin tocarlas, para canalizarla y curar. Decidida a probar si era verdad, Emily ideó un sencillo experimento: hizo dos agujeros en una tabla de madera, por los que el terapeuta introduciría las manos, sin posibilidad de ver las manos del receptor:
21 practicantes del Toque Terapéutico aceptaron llevar a cabo más de 200 pruebas. La niña lanzaba una moneda al aire para decidir sobre qué mano del terapeuta colocaba la suya (sin tocarla), y el sanador debía averiguar cual era, detectando la supuesta energía vital que afirmaba sentir. Sólo acertaron el 44% de las veces, es decir, igual que el simple azar, pues sólo hay dos posibilidades.
Pese a que ninguna prueba científica ha detectado esa supuesta energía vital ni se ha demostrado que cure enfermedades o alivie síntomas, la Organización Mundial de la Salud acepta el Reiki como terapia complementaria en el tratamiento de enfermedades. Y como hemos visto en muchos hospitales lo usan con enfermos de cáncer, SIDA, y otras dolencias.
La razón tiene que ver no con las creencias, sino con su aplicación. En primer lugar, el Reiki no tiene contraindicaciones para las personas: no interrumpe ningún tratamiento, no se usa como sustituto de un tratamiento, no exige ingerir ni inyectarse nada, y ni siquiera hay contacto físico salvo poner las manos encima, así que no produce lesiones.
Además su práctica tiene mucho en común con la meditación y la relajación. El paciente debe permanecer tumbado, con los ojos cerrados (es normal quedarse dormido), lo que unido a la música relajante y la aromaterapia, produce un efecto calmante.
Por otro lado, el afecto y el contacto humano que el paciente siente, bien por la imposición de las manos en diferentes partes del cuerpo o el simple hecho de que una persona se está preocupando por ti y está intentando curarte, produce un efecto terapéutico. Sentirse querido o atendido es una medicina milenaria. La unión de la meditación, relajación y el afecto produce un efecto calmante y bienestar que pueden reducir la ansiedad y el estrés, y con ello las enfermedades y los síntomas que, se sabe, están provocados por ellos. Por la misma razón este efecto relajante puede aliviar dolores en tratamientos de cáncer o enfermedades crónicas. Es la razón por la que los hospitales usan el Reiki como terapia de apoyo. Incluso aunque sólo funcionase como simple placebo, el hecho de que un paciente afirme sentirse mejor por simple sugestión, ya es un beneficio en enfermedades crónicas o terminales.
Ir más allá de estos beneficios para entrar en el campo de la sanación, el desbloqueo de la energía vital, el reequilibro espiritual, y otros supuestos beneficios del Reiki, es algo que la ciencia niega. O al menos, no puede explicar.
A cada uno de nosotros nos corresponde decidir por nosotros mismos en qué lado de la balanza queremos estar.
Juan Antonio Pascual

Leonor de Aquitania, la reina ‘indecente’ que revolucionó el Medievo

Fue reina de Francia y fue reina de Inglaterra. También lista, guapa, culta y confiada en que ser mujer no le impedía asumir el control ni conquistar el poder. Su actitud siempre fue un incordio tanto para sus maridos, tuvo dos, como para sus súbditos. Ella, Leonor de Aquitania (1122-1204), más inteligente que todos ellos, consiguió siempre lo que quiso. Transformó las cortes. Educó a sus hijos. Comandó rebeliones.
Su historia es la de una niña que heredó demasiado pronto. Educada en una casa con costumbres bastantes liberales para la época, su padre era Guillermo X, duque de Aquitania y conde de Poitiers, y crió a su hija entre el arte, la música, la literatura y fuera de cualquier coraza clerical. Por eso, a su muerte, Leonor sólo tenía 13 años, quizá no estaba preparada para el mundo masculino y áspero que la rodeaba.
Ella se quedó con todo, no había ley sálica en aquellas tierras, tanto posesiones como títulos, y se vio teniendo que manejar a una serie de vasallos que la veían débil por joven y por mujer. Tomó la decisión de casarse con alguien con cierta fuerza para acallar las inquietudes. Así acabó con Luis el Joven, príncipe heredero al trono francés, un matrimonio que a él también le daba prestigioso, una dote generosísima y una cantidad de tierras inabarcables.
A los dos meses, el rey de Francia murió y Luis se convirtió en Luis VII. Y Leonor, con 15 años, en reina. Cuentan que él estaba locamente enamorado de Leonor. Que ella le veía soso y seco, pero la mejor manera de asegurar su poder. El rey seguía a rajatabla los consejos de su mujer. Leonor transformó la corte, escotó los vestidos, abrió la gama cromática, organizó fiestas, fue mecenas de trovadores y artistas y los nobles franceses comenzaron a odiarla.

“Pocas mujeres marcaron su época como ella”

A su comportamiento poco habitual para una reina del siglo XII se sumó que sólo le daba hijas al rey. Para desacreditarla, insinuaron una relación amorosa con su tío, un intento de fuga con otro hombre… Como cuenta Clara Dupont-Monod en Leonor de Aquitania, editorial Circe, que se acaba de publicar, “pocas mujeres marcaron su época como ella”. Algo que corroboró el prestigioso medievalista Jean Markale, que aseguró que “nunca se insistirá bastante sobre la influencia que Leonor de Aquitania tuvo personalmente en la evolución de las costumbres del Norte, en este siglo XII en que Francia no era más que un reino teórico en busca de su personalidad”.
Una evolución que provocaba urticarias y que parecía aumentar la obsesión de Luis por la de Aquitania. Juntos se fueron en cruzada hasta Jerusalén y sería Leonor la que al volver le pediría la nulidad matrimonial. Francia era un país en el que el rey tenía poder absoluto y en el que los nobles se doblegan con mucha facilidad. Allí su influencia iba perdiendo fuerza a medida que no tenía un hijo varón y ella quería más. Se veía presa en una corte opaca, antigua, que renegaba de los cambios y en los que a ella la trataban de indecente.
Le pidió al Papa la nulidad, alegó consanguinidad y la imposibilidad de darle un heredero a Luis VII, lo que la Iglesia aceptó sabiéndose engañado. A los 3 meses, Leonor de Aquitania se volvía a casar, esta vez con el heredero al trono inglés, 11 años menor que ella y del que se había, supuestamente, enamorado. Él, conde de Anjou y duque de Normandía, conseguiría el trono al poco tiempo y ella le daría rápidamente un heredero varón al mayor enemigo de su anterior esposo.
La corte inglesa estaba más regida por los nobles que por el rey, por lo que le resultaba más fácil influir en las decisiones. Además, mostraba mayor aceptación ante la nueva reina que les había proporcionado rápidamente un heredero además de un conjunto de tierras valiosísimas. El rey le daba cada vez más poder, ella fomentaba la cultura, impartía justicia, tenía un hijo detrás de otro y se hacía con el clamor popular.
También que allí se buscó la igualdad entre hombres y mujeres, que se alegó la falta de argumentos para tenerlas a ellas en un segundo plano
Pero se empezaron a escuchar rumores. Algo de un trovador, de un tal Bernard de Ventadour, que se acercaba demasiado a los aposentos de la reina. Enrique II lo mandó lejos de la corte en cuanto se enteró y se vengó con La bella Rosamunda, una dama a la que exhibió como su amante ante los ojos de su mujer y de su pueblo. También la apartó del poder. Fue entonces cuando Leonor se fue a Poitiers, se largó y se rodeó de poetas, de músicos, convirtiendo aquel lugar en un centro cultural de primera. A su lado, Ricardo Corazón de León, su hijo predilecto, y una de las niñas que había tenido con Luis VII.
Dicen que Poitiers, el de Leonor, influyó en la literatura de la época. También que allí se buscó la igualdad entre hombres y mujeres, que se alegó la falta de argumentos para tenerlas a ellas en un segundo plano, también se aludió a su inteligencia para estar en el primero. Hablaban de amor, lo hacían en verso. De costumbres desfasadas. De nuevos reinos. 
Pero otra vez, aquello se le quedó pequeño. “Tu alma es como un muro que el temporal azota. Miras en derredor y no hallas sosiego”, le escribió en una carta Hildegarda de Bingen a Leonor de Aquitania, que recoge la biografía de Dupont-Monod, y lo hizo con razón. Leonor, entre poema y poema, urdió su venganza. Puso en contra a los cuatro hijos varones que había tenido con Enrique II (Enrique, Ricardo, Godofredo y Juan) para quitarle el trono. El rey la descubrió y la tuvo 16 años vagando de fortaleza en fortaleza. Sus hijos la olvidaron tras el desastre.
La libertad le llevó con la muerte del soberano. Ricardo fue el elegido para gobernar y recordó a la mujer que le había educado. También sensible a la cultura y al desarrollo, asumió a su madre como mano derecha y le otorgó todo el poder que pudo. Ella tenía 69 años y murió a los 82, habiendo revolucionado por completo el norte de Europa.

Un estudio señala el potencial del ‘ramadán’ para luchar contra la obesidad

El ramadán ha sido el objeto de estudio de un equipo de Texas (EEUU), que ha descubierto el potencial del ayuno para luchar contra la obesidad y sus enfermedades relacionadas. En concreto, dejar de comer durante 30 días entre la salida del sol y el ocaso aumenta los niveles de proteínas que juegan un papel crucial en la resistencia a la insulina y en la protección contra los riesgos de una dieta alta en azúcares y grasas, según la investigación presentada en la Semana de las enfermedades digestivas 2019, que se celebra estos días en California.
El estudio ha concluido que la práctica del Ramadán ofrece un potencial para el tratamiento de la obesidad, la diabetes, el síndrome metabólico y el síndrome del hígado graso no alcohólico.
“Según la Organización Mundial de la Salud, la obesidad afecta a 650 millones de personas en todo el mundo y pone en riesgo su salud”, afirma Ayse Leyla Mindikoglu, autora del estudio y profesora en la Escuela Baylor de Medicina de Texas. “Comer y ayunar puede impactar en cómo el cuerpo utiliza las proteínas clave en la disminución de la resistencia a la insulina y en el mantenimiento del peso. En este sentido, el horario y el tiempo entre comidas podrían ser factores importantes para la lucha contra la obesidad y las condiciones”, añade.
El estudio incluyó 14 individuos sanos que ayunaron durante unas 15 horas al día durante los 30 días del Ramadán. Los investigadores recogieron muestras de sangre antes del ayuno, durante y a la cuarta semana, además de una semana después. Los análisis mostraron niveles más altos de Tropomiosina (TPM) 1, 3 y 4, proteínas que tienen un papel importante en el mantenimiento de células sanas y en reparación de células importantes en la respuesta del cuerpo a la insulina.
TPM3 juega un importante papel en el aumento de la sensibilidad a la insulina, que permite a las células usar la glucosa de la sangre de manera más efectiva, reduciendo el nivel del azúcar en sangre. Los hallazgos del estudio muestran un aumento del gen de la proteína TPM3 entre el inicio del ayuno y la semana posterior al mismo. Los resultados fueron similares para las proteínas TPM1 y TPM4.
“Ahora vamos a extender el estudio a individuos con síndrome metabólico y de hígado graso para ver si los resultados son similares a los de los individuos sanos”, afirma Mindikoglu. “Basados en los resultados que hemos obtenido, creemos que el ayuno puede ser una intervención rentable para quienes tienen problemas derivados de la obesidad”, concluye.

El Santo que enseñó a actuar y callar

En este periodo de Gloria en la Pascua bien podemos rezar que Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la Verdad. Dicho conocimiento requiere formación y cultura. Por eso la Iglesia siempre ha cultivado la enseñanza para facilitar el aprendizaje de las cosas. Uno de los carismas que más se ha suscitado en su seno. 


Por ejemplo San Juan Bautista de la Salle, fundador de los Hermanos de la Salle, o San Marcelino Champagnat, promotor de los maristas. Hoy la Iglesia nos trae a San Leonardo Murialdo, Santo también implicado en la docencia. Italiano de Turín en 1828. Casualmente paisano de San Juan Bosco y buscador como él de ayudar en la educación de los niños y necesitados. Sus primeros pasos como estudiante de primaria se forjan también en un carisma educativo como son los escolapios.

martes, 14 de mayo de 2019

LO QUE NOS HICIERON CREER EN NOMBRE DE LA CIENCIA

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LambertGetty Images
Del mismo modo que algunas supersticiones echan raíces en el conocimiento popular (“no pases bajo una escalera”), hay mitos que nos hemos contagiado entre todos y se han convertido casi en verdades. Por suerte la ciencia ha hecho acto de presencia y nos da herramientas para desbancarlos. Y no, los avestruces no esconden la cabeza ante un peligro. 
Rayos y centellas
“Los rayos nunca caen dos veces en el mismo sitio”. ¿Cuántas veces hemos escuchado esto? Por lo menos decenas. La afirmación se ha convertido en un mantra que se aplica a otros hechos para señalar que si algo malo sucedió una vez, no puede volver a suceder. Desafortunadamente, no tiene nada que ver con los rayos reales.
Los rayos son una gran descarga electrostática que busca una forma de descender a la Tierra. Obviamente no le interesa si el sitio al que desciende ya fue visitado por otro rayo o no. Las construcciones más altos, como los árboles y los rascacielos, suelen ser objetivos frecuentes porque es la distancia más corta entre tierra y el origen del rayo. De hecho, cada año caen cerca de 100 rayos caen sobre el Empire State Building.
Hace tiempo, la Nasa publicó un estudio en el que analizó la caída de 386 rayos y descubrió que más de un tercio de ellos se ramificaron y alcanzaron varios lugares a la vez. Así, los rayos no solo caen en el mismo sitio más de una vez, sino que a veces lo hacen en dos lugares distintos al mismo tiempo.
El giro del Ecuador
Otra “verdad” que hemos escuchado cientos de veces: el agua del váter gira diferente dependiendo del hemisferio. Lamentablemente esto no es así. Si bien los huracanes y otros sistemas de tormentas gigantes giran en sentido contrario a las agujas del reloj en el hemisferio norte y en el sentido del reloj en el hemisferio sur (debido al efecto Coriolis) esto es algo que ocurre cuando hablamos de grandes masas. El agua de un váter o del grifo es mínima y obviamente no alcanza para responder del mismo modo. Por lo tanto, no vayas a Australia o a Agentina para hacer la prrueba. Harás el ridículo
Debido a la rotación de la Tierra, el efecto de Coriolis significa que los huracanes y En teoría, el agua de drenaje en un inodoro (o una bañera, o cualquier recipiente) debería hacer lo mismo…
Porque alguien ya lo ha hecho.
No eres tan grande
Es una pregunta recurrente: ¿cuál es el organismo más grande que ha habitado el planeta? La respuesta parece obvia: la ballena azul . Con unas 150 toneladas de peso y casi 30 metros de largo, es más grande que cualquier dinosaurio del pasado. Pero no le llega ni a los talones al , a priori, modesto hongo Armillaria ostoyae. Aunque lo de modesto es irónico. Este hongo habita el note del continente americano y uno de los ejemplares cubre unos 8,9 kilómetros cuadrados, pesa cuatro veces más que una ballena (605 toneladas) y tiene unos 2.400 años.
Ni a ciegas ni a locas
Los murciélagos son ciegos y usan la ecolocalización en lugar de la vista. Pues no, en absoluto. De hecho ven en blanco y negro y en la penumba mejor que los humanos. La gran diferencia es que carecen de receptores de color pero a las horas que salen de sus cuevas, eso no les importa mucho.

Que no te vendan humo
Desafortunadamente hay mucha gente que se cree los comerciales que hablan de los beneficios del cartílago de los tiburones contra el cáncer, basado en la premisa de que estos animales no lo padecen. Pues mentira. Si bien es raro, sí se han encontrado casos de tiburones con tumores. Lo que ocurre es que los escualos tienen un compuesto llamadoinhibidor de la angiogenina que reduce la capacidad de un tumor para formar vasos sanguíneos y alimentarse y desechar productos nocivos. Como resultado, los tumores mueren al ahogarse en sí mismos (o al menos en la porquería que producen). Desafortunadamente todavía no se ha podido usa este compuesto en humanos. Así que, que no nos vendan humo.
Los peces tienen memoria de ídem
En tiempos recientes, Dory (la protagonista de Buscando a Nemo y Buscando a Dory) se ha convertido en la prueba “viviente” de que los peces no tienen memoria, que en cinco segundos se olvidan de todo y van por los océanos en un constante “si te he visto no me acuerdo”. Un buen ejemplo es el pez dorado (Carassius auratus) que supuestamente conserva sus recuerdos apenas 7 segundos. Algo que está muy alejado de la verdad. Los peces dorados, según explica un estudio, son capaces de recordar hasta 3 meses después lo que les ha ocurrido en el pasado.
Mi vida en 24 horas
Otro mito animal: las moscas viven 24 horas. La realidad es que quienes viven apenas un día son los Ephemeroptera, conocidos comúnmente como efímeras: su etapa adulta no se extiende más allá de las 24 horas. Pero las moscas viven bastante más, al menos en términos de insectos: hasta 30 días
Mentiras dulces
Estamos ante otra creencia popular que los padres y madres hemos contribuido a popularizar: el azúcar hace que tu hijo sea hiperactivo. Sí produce caries, sí puede llevar a la obesidad, pero el azúcar no cambia el comportamiento de los más pequeños. Esa es la conclusión de un estudio doble ciego. Los resultados mostraron que ni afecta la conducta ni a las habilidades cognitivas…de los hijos. Lo que sí ocurre es que después de ver o enterarnos que nuestros niños acaban de consumir una gran dosis de azúcar, es más probable que los padres y madres pensemos que su conducta se ha vuelto…insoportable, agresiva, vamos, que no para y que todo es culpa del azúcar.
El lado oscuro de la muralla
Desde la Luna, la única construcción humana que se ve es la Gran Muralla China. Lamentamos la desilusión, pero estamos ante otro mito. Neil Armstrong respondió, negativamente, a ello en vaias oportunidades. Y la Nasa lo ha confirmado también. Sí es visible desde la Estación espacial Internacional, pero también dependiendo de la hora y de la incidencia del sol.
Algunos astronautas, en particular Eugene Cernan y Ed Lu, han dicho que han visto el muro desde una órbita baja. Pero tiende a aparecer solo en ciertas condiciones de iluminación. Cuando el sol está bajo en el horizonte, por ejemplo, las paredes proyectan sombras extendidas que permiten discernir su silueta.

No, la humanidad no quedaría aterrada si se descubriera que existen extraterrestres

Una de las ideas más difundidas a propósito de la razón de que los extraterrestres no se comuniquen con nosotros o que lleguen en naves ocultándose de nuestro escrutinio, en modo Ovni, es no estamos preparados. También es la razón de que los poderes políticos que ya se relacionan con extraterrestres no nos digan la verdad: la gente no podría soportarlo.
Sin embargo, la realidad probablemente sería mucho más mundana, tal y como refleja un estudio.

Sentimientos positivos

Esa es la conclusión de Michael Varnum, profesor de psicología en la Universidad Estatal de Arizona que también es parte de la Iniciativa Interplanetaria de la universidad, con un estudio sobre los efectos psicológicos de las personas al descubrir que hay vida extraterrestre.
En primer lugar, es mucho más probable que descubramos microbios o vida extraterrestre "no inteligente" antes de que nos encontremos con seres civilizados de otro mundo. Así que Varnum limitó el alcance del estudio a las reacciones humanas a las noticias de que los científicos confirmaron que existe vida extraterrestre microbiana.


Empezó con un análisis contextual preliminar, midiendo las reacciones a las noticias de que la vida extraterrestre podría existir. Incluyó cinco eventos principales de "descubrimiento": el descubrimiento de los púlsares de 1967, la señal de "Wow!" de 1977, el descubrimiento de 1996 de microbios fosilizados en Marte, el descubrimiento de 2015 de la estrella de Tabby y el descubrimiento de exoplanetas de 2017 en la zona habitable de una estrella.
Se analizó entonces la cobertura de noticias, los memorandos del gobierno y los comunicados de prensa del evento para determinar el porcentaje de palabras en cada artículo que fueron positivas, negativas, de recompensa o de riesgo. Las palabras que describían el afecto positivo fueron más frecuentes que las que describieron el afecto negativo. Sus hallazgos preliminares sugirieron que la reacción general de la sociedad a las noticias sobre la vida extraterrestre fue positiva y más orientada a la recompensa.
Amazon Mechanical Turk es una plataforma de crowdsourcing que sirve para trabajos simples y de bajo precio unitario que requieren un cierto nivel de inteligencia que una máquina no tiene para ello. La plataforma permite que los solicitantes ingresen al sistema unidades de trabajos (HIT, “Human Intelligence Tasks” o “Tareas de Inteligencia Humana”) y los trabajadores (“Turkers”) pueden consultar dichos trabajos y finalizarlos. Los resultados del estudio se ofrecieron a 504 personas de Amazon Mechanical Turk para que respondieran a esta situación hipotética: imagina que los científicos acaban de descubrir la vida microbiana fuera de la Tierra. Se les pidió que describieran sus reacciones, así como las reacciones de otras personas. 

Una vez más, la gente tendía a ser más positiva. Repitieron el experimento con un ejemplo más concreto: la cobertura del New York Times del anuncio de 1996 de Bill Clinton sobre la vida marciana, o el anuncio de Craig Venter 2010 sobre la vida sintética. Una vez más, la vida extraterrestre fue vista desde un punto de vista positivo.
Así que los gobiernos probablemente no nos están ocultando la vida extraterrestre. Ni existen los Hombres de Negro. Porque la evidencia sugiere que, justo a lo contrario de lo que se dice, la gente se emocionaría si supiera que no estamos solos en el universo.