martes, 30 de noviembre de 2021

amuletos egipcios, fieles protectores del alma del difunto


el sacerdote supervisa el vendaje de la momia del hombre que yace sobre el lecho fúnebre. El proceso de momificación ya ha terminado, con éxito, y los embalsamadores se disponen a envolver con finas tiras de lino el cuerpo de quien fuera la mano derecha del faraón, su gran visir. El sacerdote encargado debe controlar que todo el proceso se lleve a cabo como es debido, y que, entre las vendas se coloquen correctamente los amuletos necesarios para proteger a la momia del alto funcionario y asegurar a su alma un placentero periplo hacia el reino de Osiris. Bajo una de las vendas se coloca un pilar dyed, que simboliza la columna vertebral del dios Osiris, señor del inframundo; bajo otra, un nudo shen, un nudo tyet, un reposacabezas, un ankh, un ojo udyat, y, el más importante de todos, un escarabeo sobre el corazón para que este órgano declare a favor del difunto en el juicio a que se verá sometido. El sacerdote sonríe. Perfecto, con todo ese arsenal de amuletos protectores (que a veces pueden llegar a ser más de cien) y con el magnífico ejemplar de Libro de los muertos lujosamente decorado que el visir adquirió poco antes de morir, su supervivencia eterna está garantizada.

PROTECCIÓN PARA EL INFRAMUNDO

Muchos papiros egipcios cuyo contenido ha llegado hasta nosotros detallan largas listas de amuletos, como por ejemplo el Papiro McGregor, que recopila una lista de los de uso funerario más destacados, o el Papiro de Leiden, que especifica cómo confeccionarlos para conseguir que sean eficaces protectores contra las fuerzas malignas. Otro ejemplo es el Papiro Harris, donde se recoge una lista de los distintos tipos de amuletos del corazón.

Escarabeo con alas, hecho de fayenza (loza vidriada). 

Foto: PD

Amuleto de oro y piedras semipreciosas, de la dinastía XVIII, compuesto por tres cadenas de oro con moscas, cocodrilos y la diosa hipopótamo Tueris. Se cree que este collar dotaba al portador de persistencia, regeneración y fertilidad, además de proteger el hogar.

Foto: Cordon Press

Los amuletos fueron elementos de protección indispensables en el antiguo Egipto, aunque no tuvieron tan solo un uso funerario. Los vivos también los portaron para su protección en un mundo donde acechaban peligros de todo tipo. Los llevaron colgados del cuello, insertos en collares, en anillos, en pulseras... Estos amuletos se elaboraban con materiales muy diversos como la fayenza, piedras como el alabastro, distintas piedras semipreciosas como la turquesa, la cornalina o el lapislázuli, y metales como el oro y la plata. Pero ciertamente su uso funerario es el más conocido, puesto que se han hallado miles de estos objetos entre las vendas de las momias, sobre todo a partir del Tercer Período Intermedio (1076-723 a.C.), cuando se desarrolló una auténtica industria de fabricación de amuletos, que presentaban una variedad sorprendente.

Los amuletos se elaboraban con materiales muy diversos como la fayenza, piedras como el alabastro, distintas piedras semipreciosas como la turquesa, la cornalina o el lapislázuli, y metales como el oro y la plata.

Relieve pintado en la pared oeste del templo de Seti I en Abydos donde se muestra al faraón levantando un pilar dyed.

Foto: PD

Algunos de los tipos de amuletos más importantes para los antiguos egipcios fueron los que toman forma de elemento vegetal, ya que las plantas simbolizan el renacimiento. Por ejemplo el pilar de papiro (uadyi) se ponía cerca del cuello de la momia y debía ser de color verde, normalmente feldespato. El loto también era un elemento muy común en talismanes. Muy habituales eran asimismo los amuletos que representaban a animales completos o partes de animales. Por ejemplo, la cabeza y las patas delanteras de un león podían servir para dotar al difunto de una gran fuerza y vitalidad. De este modo, los genios malignos no podían causarle ningún daño. Otro amuleto importante era el llamado jepesh, que representaba la pata delantera de un buey, y que también servía para insuflar fuerza a su propietario. Los animales completos eran normalmente representaciones de divinidades, como la diosa Bastet si se trataba de un gato, Sekhmet si era una leona o Tueris cuando tenía forma de hipopótamo. Otros dioses representados fueron el enano Bes, una divinidad grotesca que protegía a las parturientas y a los niños, Toth, dios de la escritura y la sabiduría, tanto en su forma de babuino como de ibis, etcétera.


LA FUERZA DE UN SÍMBOLO

También fueron habituales los amuletos que representaban diversos órganos del cuerpo humano, como ojos, dedos, falos, placentas, orejas (muchas veces los egipcios llevaban amuletos en forma de oreja colgados del cuello para que los dioses escucharan sus plegarias)... Entre todos ellos, por su importancia destaca el conocido como amuleto del corazón (ib), que tenía forma de vasija y era la sede de la conciencia, los pensamientos y las emociones; de hecho es el corazón que se pesa en el juicio de Osiris y debía ser de color rojo (normalmente estaba hecho de cornalina). Por su parte, los escarabeos (amuletos en forma de escarabajo, símbolo de la resurrección) fueron asimismo muy comunes y se colocaban sobre el corazón de la momia para acompañar a este órgano a testificar en el juicio de Osiris. Llevaban inscripciones que los instaban a no declarar contra el difunto: "No hablarás contra el corazón durante el juicio de Osiris".

Por su importancia destaca el conocido como amuleto del corazón (ib), que tenía forma de vasija y era la sede de la conciencia, los pensamientos y las emociones; de hecho es el corazón que se pesa en el juicio de Osiris y debía ser de color rojo.

Colgante procedente de la tumba de Tutankamón compuesto por dos babuinos con discos lunares en la cabeza adorando al dios del Sol en forma de escarabajo (Khepri).

Foto: Cordon Press

Otro grupo de amuletos era el formado por los que representaban objetos sagrados e insignias reales, como escaleras, obeliscos, sistros, collares menat... Por otro lado también se encontraban los cetros y las coronas. Curiosamente estos símbolos reales se hicieron extensivos al común de la población a partir del Primer Período Intermedio (2100-1940 a.C.). Su fuerza era grande puesto que el difunto que dispusiera de ellos podría disfrutar de sus grandes beneficios protectores y de sus propiedades mágicas. En cuanto a los objetos, las escaleras, por ejemplo, simbolizaban la colina primordial de la que surgió el mundo (Benben) y por ella el difunto podría acceder al cielo y disfrutar de la compañía del dios Re. El disco solar también era otro amuleto importante, que se colocaba sobre el estómago en la momia. Y los obeliscos, que simbolizaban los rayos solares petrificados, propiciaban, por su parte, la resurrección. Otro amuleto solar era el talismán que representaba el horizonte (akhet), dos colinas entre las cuales nacía el astro rey. Este amuleto era símbolo de renacimiento, al igual que el Sol surge cada mañana por el horizonte.

LA MAGIA DE LA PALABRA

Algunos amuletos en forma de herramientas también jugaron un importante papel como elementos protectores.Pronunciando una palabra mágica podían hacerse reales y ser utilizados por el difunto. También representaban conceptos, como por ejemplo la escuadra, símbolo de la rectitud, o el reposacabezas (urech), que los egipcios utilizaban en su vida diaria a modo de almohada para dormir, que se convirtió en un elemento indispensable para el descanso del difunto. Otros amuletos importantes fueron el ankh, que simboliza la vida eterna; el ya mencionado pilar dyed, símbolo de estabilidad; el cetro uas, que representa el poder; el ojo udyat, que simboliza el ojo izquierdo del dios Horus que fue sanado por Toth después de que el dios halcón lo perdiera en su lucha contra su tío Set; el tyet, nudo sagrado de Isis, asociado con la fuerza y la magia de esta gran diosa, esposa y hermana de Osiris; el nudo shen, que se representa en forma de cartucho y simboliza el recorrido del Sol, o el sa, símbolo de protección que acostumbra a acompañar a otros elementos como el ankh.

Otros amuletos importantes fueron el ankh, que simboliza la vida eterna; el ya mencionado pilar dyed, símbolo de estabilidad; el cetro uas, que representa el poder;, o el ojo udyat, que simboliza el ojo izquierdo del dios Horus.

Imagen de una momia con los amuletos mágicos necesarios para llevar a cabo con éxito su viaje al inframundo.

Foto: iStock

De todo lo dicho resulta evidente que toda precaución era poca para lograr la vida eterna, pero los valiosos materiales con los que estaban hechos los amuletos eran un auténtico reclamo para los saqueadores de tumbas, que, con tal de hacerse con ellos, desvendaban a las momias, e incluso destrozaban los cuerpos sin miramientos, sin importarles en absoluto el futuro del alma del propietario de la tumba. En muchas ocasiones, toda esa cuidada preparación, la meditada colocación entre las vendas de aquellas pequeñas joyas protectoras acababa revelándose totalmente inútil. Posiblemente la momia del visir que abre este artículo sufrió ese mismo cruel destino... 

descubren una misteriosa placa de plata en una tumba escita

 Placa cuadrada de plata hallada en una tumba escita en la necrópolis de Devitsa V.

Placa cuadrada de plata hallada en una tumba escita en la necrópolis de Devitsa V. Foto: RAS Institute of Archaeology

los escitas fueron un pueblo nómada de origen iranio, hábiles jinetes y temidos guerreros, que poblaron grandes áreas de la estepa euroasiática entre los siglos IX a.C. y IV d.C. Las excavaciones arqueológicas que se han llevado a cabo en distintos yacimientos de esta cultura han aportado gran cantidad de objetos, muchos de ellos de una calidad artística sin parangón. Como la placa de plata que ha sido hallada recientemente por un equipo de arqueólogos de la Expedición Arqueológica del Don, perteneciente a la Academia de Ciencias de Rusia (RAN,) mientras excavaban en el cementerio de Devitsa V, descubierto en el año 2000 en la región de Voronezh, un lugar compuesto por 19 montículos funerarios y que se ubica en el cauce medio del río Don.

La placa contiene una decoración incisa en la que se representan divinidades y grifos alados (animales mitológicos mitad águila y mitad león). "Este hallazgo es una contribución importante a nuestros conocimientos sobre las creencias escitas. En primer lugar, un número particular de seres divinos están representados a la vez en un mismo objeto. En segundo lugar, nunca antes había sucedido que una pieza con divinidades representadas en ella se haya localizado tan lejos, al noreste de los principales núcleos escitas", afirma el responsable de las excavaciones, el profesor Valeriy Gulyaev.

LA MAYOR TUMBA DE LA NECRÓPOLIS

El yacimiento de Devitsa V lleva siendo exhaustivamente excavado por los arqueólogos desde 2010, y en el lugar se han realizado importantes descubrimientos. En 2021 se empezó a excavar el túmulo 7, uno de los más grandes de la necrópolis (1,3 metros de altura y 40 m de diámetro), situado en la parte central del emplazamiento y que había sido saqueado en la antigüedad. Datado en el siglo IV d.C., el túmulo contenía en su centro una tumba de madera de 7,5 x 5 metros que se cubrió en su momento con medias vigas de roble.

Interior del túmulo 7 de la necrópolis de Devitsa V, donde se halló la placa decorada.

Foto: RAS Institute of Archaeology

Entre los elementos del ajuar funerario también se halló un cuchillo de hierro y una costilla de caballo (posiblemente los restos del banquete fúnebre), una punta de lanza y tres puntas de flecha.

La placa de plata se localizó en la parte noreste de la tumba, sujeta con pequeños clavos a una base de madera casi desaparecida. El objeto se descubrió a unos metros del esqueleto de un hombre de entre 40 y 49 años junto a cuyo cráneo se hallaban dispersas varias placas de oro de pequeño tamaño que habían estado cosidas en la ropa. Entre los elementos del ajuar funerario también se halló un cuchillo de hierro y una costilla de caballo (posiblemente los restos del banquete fúnebre), una punta de lanza y tres puntas de flecha. En la esquina sureste de la sepultura se localizaron también arneses de caballo decorados con placas de bronce en forma de lobo, bocados y carrilleras, hebillas de cinturón y colgantes de hierro, bronce y hueso. Junto a un arnés se encontró asimismo una mandíbula de oso cortada, lo que parece atestiguar el culto a este animal practicado por los escitas. Otros hallazgos fueron una copa y una jarra negra vidriada.

Wilder, Duchamp y libertinaje mental

 wilder y duchamp

Marilyn Monroe y Tony Curtis en Con faldas y a lo loco, 1959. United Artists.

El libertinaje en acción me da una pereza enorme; esos esforzados malabarismos de la maquinaria corporal, asuntos de hidráulica y de fontanería. Estar en la cama libertina, in situ, es como estar picando piedra. El cuerpo es el instrumento del placer, pero a la vez es una pesada carga. Para aligerarla hace falta la mente, el deseo. La gasolina para elevarse sobre la gravedad.

En mi panteón personal hay dos dispensadores de ese combustible. Un guionista y director de cine: Billy Wilder. Y un artista, y a la vez no artista: Marcel Duchamp. Distintos el uno del otro pero los dos con una mente sucia. Al decir sucia quiero decir caliente: generadoras de connotaciones sexuales; expendedoras de sexo. Uno se mete en Wilder o en Duchamp, o en los dos a la vez como yo hago, y sale listo para las orgías de la mirada y el pensamiento. Las obras de uno y otro son ejemplos de cómo calentarse. En ambos, paradójicamente, con apariencia fría. Es una operación mental la que calienta. Y es este el punto de partida del libertinaje.

A Billy Wilder le venía en parte de su maestro Ernst Lubitsch. Aunque este era más fino y Wilder lo enguarraba. Alguien definió de un modo exacto la diferencia entre el maestro y el discípulo. Hay una pareja en un banco nocturno, besándose. Se acerca el camión del riego, echando agua justo por el camino en el que ellos están. En una película de Lubitsch, el chorro se interrumpe justo a la altura de los amantes y se reanuda después. En una de Wilder, el camión pasa y los empapa, sin que ellos se inmuten. Pero en Lubitsch ya estaba la energía mental: en su finura hay dinamita. Su humor, el conocido toque Lubitsch, surgió de un cartel que había a la entrada de un club austrohúngaro: «Se prohíbe a los señores socios entrar en compañía de mujeres que no sean sus esposas; salvo que se trate de las esposas de otros socios». Wilder escribió guiones para Lubitsch, y las obscenidades más explícitas del discípulo pugnan por salir. Pero la fusión se produce fuera de la pantalla, y por obra en realidad de un espectador, el cual había captado, sin duda, de qué iba el juego. Cuenta Wilder que Lubitsch, tras el estreno de Ninotchka, cogió las tarjetas en que los espectadores habían dejado su opinión y las fue leyendo de regreso en la limusina. De pronto, empezó a troncharse con una. Se la pasó a Wilder, que leyó: «Me he reído tanto que me he meado en la mano de mi novia».

Wilder, naturalmente, tampoco dejó nunca de ser fino; es decir, inteligente. Pero los engranajes de sus películas están cargados: su motor es tórrido. Algo que propiciaba el hecho de que Wilder trabajara para la industria. Se movía dentro de los márgenes permitidos, pero rozándolos, o incluso traspasándolos un poco: y dejando cargado de electricidad lo que quedaba dentro. La primera película que dirigió, El mayor y la menor (1942) es casi un anticipo del Nabokov de Lolita (1955), que cuela por el truco de que la menor en realidad es una mayor disfrazada; pero lo que hace esto, aparte de dejar a salvo la moral, es duplicar el morbo. Creo que era en esta película, por cierto, en la que se le decía esa maravillosa frase a la mujer que llega empapada por la lluvia: «Quítate esa ropa mojada y ponte un martini seco». (Una frase muy Duchamp).

El engranaje, por ejemplo, de Con faldas y a lo loco (1959), locura de travestismo que acaba como tiene que acabar: en boda, porque «nadie es perfecto». En esta película Wilder gamberreó con el deseo por el icono sexual de entonces, Marilyn Monroe. El propio Wilder ya lo había sobrecargado en La tentación vive arriba (1955), cuyo título español da en la clave mejor que el inglés (The seven year itch), con la alusión a esa jerarquía vertical mujer-hombre (¡también duchampiana!) que pugna, desde la zona de abajo (la del hombre) por la horizontalidad (sin conseguirlo). Es algo superior al hombre, en realidad, lo que accede a las altas partes bajas de la mujer: el bufido del suburbano, traspasando la rejilla de la acera y subiéndole el vestido, enredándose en las bragas. Las mismas bragas que (en otro ejercicio de tensión, en este caso relativo a las temperaturas) Marilyn había dicho que en verano las guardaba en la nevera. Al comienzo de Con faldas y a lo loco, Wilder retoma esta pasión de los trenes por la actriz, con el vapor que uno le escupe a ella cuando camina (jamonísima) por el andén. Pero el juego en esta película es más perverso. Primero, porque, al ir Jack Lemmon y Tony Curtis disfrazados de mujer, están condenados a ser solo amigas de ella (aunque no deja de flotar en el ambiente la posibilidad lésbica). Segundo, porque Marilyn se muestra activa en su intento de seducción de Tony Curtis, cuando este se disfraza también de millonario. Como decía Wilder: «Solo había algo más excitante que seducir a Marilyn: que te sedujera ella». Con lo que, por lo demás, se convertía al varón estadounidense (y mundial) de 1959 en el sujeto pasivo de la relación.

O los engranajes de Irma la dulce (1963) y Bésame, tonto (1964). Con los juegos e inversiones de la relación entre la puta y la esposa: la puta-esposa, la esposa-puta, y los sucesivos lugares en que queda el marido o cliente. En Irma la dulce, el hombre que se enamora de la puta se disfraza de un aristócrata que debe acapararla como cliente; pero para ello el enamorado debe deslomarse en el trabajo para pagarla (como un marido) y además siente celos del personaje que ha creado, por lo que lo termina eliminando. En Bésame, tonto, el hombre que contrata a una prostituta para que haga de su mujer y así poder servírsela a Dino —el cantante de éxito, para que compre sus canciones—, termina traspasando la moralidad del matrimonio a la profesional que ocupa el puesto de esposa, que termina pasando una noche decente; en tanto que la verdadera esposa, despechada, ha terminado haciendo de puta en la roulotte de la otra. Estos circuitos son quizá una denuncia; pero un calentamiento también. Sobre todo un calentamiento. Hacen falta estructuras: la del matrimonio, la de la prostitución. Para alterarlas y magnetizarlas.

En todos los casos, pues, segregaciones de gas erótico. El gas con el que Duchamp tanto jugaba: calentándolo también. El gas es lo que asciende y lo que se expande; y lo que se inflama. Si el gas es erótico, todo queda impregnado de erotismo; y con la posibilidad de inflamarse. En la obra de Duchamp no se entra tan fácilmente como en la de Wilder; pero en cuanto se tienen las claves necesarias, también se convierte en una orgía: en una incesante emisión de guarradas y gamberradas. Muy finas también, porque son guarradas y gamberradas de la inteligencia. Libertinaje mental. Una de las claves es el gas, la idea del gas. Por ejemplo, el de la lámpara de gas Bec Auer, que aparece en uno de sus primeros dibujos (de 1902), y en su última gran obra, Étant donnés (1946-1966); aquí, sostenida fálicamente por la muchacha desnuda que no se sabe si está muerta o sumida en el posorgasmo, la petite morte. Hay otra obra fría, aparentemente anodina, que es pura rijosidad, puro landismo (avant la lettre) para españoles. Consiste en una caja en una de cuyas caras simplemente se ha pegado una placa de las que había en los edificios franceses con la información: Eau & gaz à tous les étages. Agua y gas en todos los pisos. Lo que con el calentón del artista viene a significar: en todos los pisos hay tomate.

Con el agua, esa agua que hay también en todos los pisos, también jugó Duchamp; mejor si es en forma de cascada. En la mencionada obra Étant donnés, junto con la lámpara de gas hay una «caída de agua» en el paisaje, el cual se convierte así en un paisaje activo: sexualmente, por supuesto. Hay una foto que Duchamp mandó hacer en 1965 y que es otra obscenidad, conociéndole. Según Pilar Parcerisas en Duchamp en España (Siruela, 2009), cuando se encontraba con su mujer y otras personas en el Ampurdán, pidió que les hicieran una foto, sin que se diera cuenta ella, mientras estaban sentados a una mesa junto a la cascada llamada La Caula (La Caliente). En la foto la mujer aparece distraída, con el gran chorro a sus espaldas; Duchamp enfrente, mirando en otra dirección con disimulo; y al lado una niña, la única que observa la cascada, la hija de la fotógrafa. Como dice Parcerisas: «La energía de la cascada es la que mueve el molino, la que produce la electricidad amorosa e inflama el gas». Molino que, por cierto, también tiene connotaciones masturbatorias, abundantísimas en la obra de Duchamp: la famosa Rueda de bicicleta vendría a ser un aparato masturbador, un molino de electricidad amorosa que se mueve con la mano. En esta órbita está también el cuadrito Paysage fautif (Paisaje defectuoso), hecho con el semen del artista; aunque fue una eyaculación secreta, descubierta solo cuando se analizó la sustancia años después. En ambas obras, no obstante, alienta la idea de la copulación (como alienta en las masturbaciones): Paysage fautif era una obra para una examante; y la Rueda de bicicleta puede interpretarse también, como apunta Juan Antonio Ramírez en Duchamp. El amor y la muerte, incluso (Siruela, 1993), como una «máquina copulante», puesto que la horquilla de la bicicleta está clavada en un taburete.

La relación entre los sexos, y el territorio imantado entre ambos, que es al mismo tiempo de deseo y de separación, es otra de las claves de la obra entera de Duchamp. En Étant donnés hay una gruesa puerta entre la mujer y quien la mira. En el Gran vidrio una franja separa el ámbito superior de la novia y el inferior de los solteros que tratan de operar con ella mediante sus «tiritos oculistas». Como estamos hablando también de Billy Wilder es imposible no pensar otra vez en La tentación vive arriba, y la jerarquía vertical entre la Marilyn de arriba, o «colgado hembra» (según la terminología de Duchamp), con su dominio majestuoso, de mantis religiosa, sobre el impotente vecinito de abajo, que podría ser uno de los «moldes machos» (también en terminología de Duchamp). El episodio del vestido que se levanta por el viento del metro evocaría también el ready-made de Duchamp titulado Underwood, que consiste en una funda de la máquina de escribir de esta marca, a modo de falda bajo la cual hay «madera» o «bosque», o hay tomate. Por arrojar más correspondencias entre Duchamp y Wilder, el Desnudo bajando una escalera podría ser el de Marilyn bajando (y subiendo) en La tentación vive arriba; o el del tobillo con pulserita de Barbara Stankwyck bajando las escaleras de Perdición. Y Duchamp travestido como Rrose Sélavypodría haberse camuflado entre Lemmon y Curtis en Con faldas y a lo loco.  

Hay en Duchamp obviedades pasmosas, casi chuscas (sublimemente chuscas), relativas a «las cosas del meter»: como la obra Portabotellas, con sus falos erectos esperando tan solo a que se pose en ellos el cuerpo con su agujero. Y hay intervenciones sexualizantes. El inocente anuncio de esmaltes que Duchamp titula Apolinère enameled muestra a una niña dándole con el pincel a la cabecera de una cama; y Duchamp ha añadido unas sombritas bajo las patas, de manera que parece que la cama se eleva por la caricia de la niña: entra en erección. Termino estas menciones con el célebre urinario, convertido, más que en obra artística, en obra sexual, por medio del título, Fuente, y la modificación de la postura. Gracias a esta, el que orina es orinado: esa cópula fofa y en suspenso que es mear se transmuta, alquímicamente, en lluvia dorada.

El juego no tendría fin. Esto es solo una muestra, y una invitación a que se prosiga. Las obras de Billy Wilder y de Marcel Duchamp ilustran maneras de proyectar el sexo sobre todo. O de captarlo. Es la lección del autor de teatro Miguel Romero Esteo, que fue profesor mío y que una tarde, mientras estaba con un grupo de sus alumnos y alumnas charlando en el bar, detuvo de pronto la perorata intelectualeta y señaló abruptamente lo que alentaba: «Aquí estamos hablando muy serios de temas elevadísimos, pero lo que hay por debajo de la mesa son coños y cipotes palpitando». Es pensar eso.

wilder y duchamp
Desnudo bajando una escalera nº2, de Marcel Duchamp.

Fallece Justo Gallego, el labrador que construyó una catedral en Mejorada del Campo

Adiós a Justo Gallego (20 de septiembre de 1925 – 28 de noviembre de 2021), el labrador que construyó la catedral de Mejorada del Campo (Madrid). El hombre que levantó con sus propias manos la ‘Catedral de la fe’ murió a los pies del templo a los 96 años. Aunque la catedral es un sueño inacabado, Mensajeros de la Paz concluirá las obras y hará realidad así el sueño de Justo Gallego.


La también llamada Catedral de Justo se ha convertido en una joya de la arquitectura –sin planos, pues todo estaba en su cabeza– y el mundo entero ha admirado a este labrador. En su pueblo, donde ha sido profeta, se han declarado tres días de luto oficial, puesto que era Hijo Predilecto. En un comunicado, el consistorio ha reconocido que su historia “está protagonizada por el esfuerzo y el tesón, pero sobre todo por la fe”

Foto: José Javier Martín Espartosa

Justo Gallego comenzó a construir la catedral el 12 de octubre de 1961, Día del Pilar, Virgen a la que está dedicada la construcción. Y es que le había hecho esta promesa “si se curaba de una tuberculosis por la que se vio obligado a abandonar el monasterio en el que vivía –Santa María de Huerta (Soria) antes de hacer los votos–”, continúa el comunicado del ayuntamiento.

Mensajeros de La Paz ha lamentado su muerteen un comunicado en el que el Padre Ángel muestra su tristeza por que Justo Gallego haya fallecido sin ver el templo terminado. “La catedral siempre llevará su nombre, Catedral de Justo. Ha dedicado su vida a realizarla”, remarcan sobre el templo coronado por una cúpula de 40 metros de alto.

Según la ONG, se ha ido un hombre “incansable en su tarea de servir a su promesa: primero le prometió una ermita a la Virgen María y según fue construyendo quiso ofrecerle algo mucho mejor, y aquí está su catedral para dar testimonio de su gran fe”.

Un hombre de anuncio

Aunque Justo Gallego comenzó a construir la catedral en unos terrenos heredados por su padre sin el respaldo de la Iglesia, la realidad es que el Padre Ángel ha apoyado su sueño. El templo es un edificio ‘Laudato si”, puesto que la mayoría de los materiales utilizados en su construcción son reciclados o desechados.

Su obra, entre otros reconocimientos, le permitió en 2005 ser el protagonista de un anuncio publicitario para Aquarius.​

domingo, 28 de noviembre de 2021

ERES MUY ESPECIAL... ÚNIC@


"Mírate a ti mismo con buenos ojos. Eres único tal como eres. Eres valioso. 


Ante Dios, tienes un valor infinito. Cuando dudes de ti mismo, puedes pronunciar una y otra vez las palabras que te fueron dirigidas en el bautismo: «Tú eres mi hijo amado, mi hija amada, en ti me complazco». 


Eres valioso ya antes de aducir mérito alguno, ya antes de demostrar tus virtudes.


Gratitud quiere decir estar de acuerdo con mi vida, estar en armonía con quien he llegado a ser. Y para mí gratitud significa igualmente sentir una profunda paz interior, reconocer que todo está bien tal como está.


 Pero esta gratitud está signada al mismo tiempo por la actitud de la humildad. Sé que no puedo envanecerme de nada de lo que ha llegado a ser. Podría haber resultado de otra manera. 


 La gratitud me preserva del orgullo y me impide vanagloriarme de mis propios méritos y capacidades. 


Sé que  todo es don: un don de Dios, pero también de personas a las que tengo mucho que agradecer. De ellas he aprendido a confiar en la vida y a buscar a Dios en todo".


Anselm Grun

PERLAS DE SABIDURIA

sábado, 27 de noviembre de 2021

¿QUÉ ES VIVIR DESPIERTOS?

Jesús no se dedicó a explicar una doctrina religiosa para que sus discípulos la aprendieran correctamente y la difundieran luego por todas partes. No era este su objetivo. Él les hablaba de un «acontecimiento» que estaba ya sucediendo: «Dios se está introduciendo en el mundo. Quiere que las cosas cambien. Solo busca que la vida sea más digna y feliz para todos».

Jesús llamaba a esto el «reino de Dios». Hemos de estar muy atentos a su venida.


 Hemos de vivir despiertos: abrir bien los ojos del corazón; desear ardientemente que el mundo cambie; creer en esta buena noticia que tarda tanto en hacerse realidad plena; cambiar de manera de pensar y de actuar; vivir buscando y acogiendo el «reino de Dios».

No es extraño que, a lo largo del evangelio, escuchemos tantas veces su llamada insistente: «vigilad», «estad atentos a su venida», «vivid despiertos». Es la primera actitud del que se decide a vivir la vida como la vivió Jesús. Lo primero que hemos de cuidar para seguir sus pasos.


«Vivir despiertos» significa no caer en el escepticismo y la indiferencia ante la marcha del mundo. No dejar que nuestro corazón se endurezca. No quedarnos solo en quejas, críticas y condenas. Despertar activamente la esperanza.


«Vivir despiertos» significa vivir de manera más lúcida, sin dejarnos arrastrar por la insensatez que a veces parece invadirlo todo. Atrevernos a ser diferentes. No dejar que se apague en nosotros el deseo de buscar el bien para todos.


«Vivir despiertos» significa vivir con pasión la pequeña aventura de cada día. No desentendernos de quien nos necesita. Seguir haciendo esos «pequeños gestos» que aparentemente no sirven para nada, pero que sostienen la esperanza de las personas y hacen la vida un poco más amable.


«Vivir despiertos» significa despertar nuestra fe. Buscar a Dios en la vida y desde la vida. Intuirlo muy cerca de cada persona. Descubrirlo atrayéndonos a todos hacia la felicidad. Vivir no solo de nuestros pequeños proyectos, sino atentos al proyecto de Dios.

 

José Antonio Pagola

martes, 23 de noviembre de 2021

¿Fue Carlomagno un peregrino del Camino de Santiago?

 Hace más de mil años que Europa entera –y en los últimos tiempos no solo Europa– camina hacia el “fin de la tierra”, el Finisterre gallego, para alcanzar Santiago de Compostela. 

Descubierto el sepulcro en la década de los años 820, y pese a la compleja explicación de su existencia, su tumba ha sido objeto incesante de una de las tres grandes peregrinaciones cristianas, junto a Roma y Jerusalén. Incluso aunque en el mundo actual los motivos del viaje sean sin duda muy variados o que se cuestione –y eso no es nuevo– la veracidad de la reliquia. 

Pero desde el análisis del historiador lo importante es que la sociedad de su tiempo lo creyó, sin reclamación alguna de otros posibles enclaves, y que enseguida se desencadenó un movimiento imparable. El impacto del Camino fue, en toda la Edad Media, tanto religioso como político. Sin él se comprenden mal ciertas construcciones ideológicas, flujos económicos y sociales, organización del territorio, difusión de las ideas, la cultura o el arte. 

Conocemos un destacado elenco de peregrinos desde que Teodomiro, obispo de Iria Flavia, se desplazara a comprobar aquello que un ermitaño local manifestaba haber visto: unas luces señalando un sepulcro, según cuenta el relato posterior. Hasta no hace mucho, cuando la arqueología dio con su propia losa sepulcral, Teodomiro se consideraba una figura legendaria; ahora sabemos que no. La afluencia se constata desde antes del final del siglo IX y ya no parará, aunque haya etapas de mayor o menor relevancia. 

Lo que aquí se quiere explicar es que, junto a los peregrinos reales, hay otros imaginarios: personajes que nunca fueron ni, en realidad, pudieron ir. Pero la imaginación, la leyenda o la memoria, recrearon, reinventaron, reescribieron o ilustraron que habían ido. O que habían acompañado a quienes sí fueron.

El inicio de la peregrinación y la relevancia de Santiago

Cuando llega a la corte de Oviedo la noticia del singular hallazgo, es el propio rey Alfonso II quien se pone en marcha. Es un monarca fundador tras un accidentado acceso al trono, uno de los constructores de una monarquía aún necesitada de fundamentos jurídicos e ideológicos y todavía a merced de otras sacudidas sucesorias tras su muerte sin heredero directo. 

Buscó dichos fundamentos –y cruzó legados y mensajes– en los ideales del reino franco-carolingio, cuando precisamente Carlomagno intervenía activamente en el Pirineo, donde finalmente consolidaría ciertos enclaves políticos de su imperio, empezando por el condado de Barcelona (801). Y supo encontrarlos, también, en el prodigioso hallazgo gallego: nada menos que la tumba de un apóstol. Alfonso II edificó la primera basílica compostelana, y casi un siglo después Alfonso III construiría la segunda




Los dos Alfonsos fueron personalmente en peregrinación y entre ambos pusieron en marcha un culto ligado intensamente a la consolidación de la propia realeza y a su expansión cristiana. Uno y otro donaron a Santiago y a Oviedo sendas cruces procesionales magníficas (sólo se conserva la de Oviedo), de forma bizantina –otro rasgo de contenido ideológico relevante–, arropadas por un singular texto: “por este signo vencerás”, “este signo protege a los benditos/buenos”. 

Todavía reinando el último ya se considera a Santiago como patrón del reino y protector de la expansión del territorio. Y se va consolidando además la idea de que las reliquias ovetenses son paso –o desvío– necesario antes de llegar a Santiago. 

Carlomagno, el rey peregrino que no fue

Carlomagno, que muere en el 814, antes del hallazgo de la tumba, está definitivamente unido a la peregrinación porque la imaginación y la leyenda lo han llevado a Santiago y, con su ayuda, por toda la Península. 

Llamado a Zaragoza en el 777 para una teórica entrega de la ciudad, las dos columnas de su ejército volvieron humilladas por donde habían venido, y la retaguardia de la occidental sería clamorosamente derrotada en Roncesvalles (778). Se iniciaba así un indudable interés del rey por el control del Pirineo, que culminaría con éxito en algunos sectores. 

Hasta ahí la historia real, que el Cantar de Roldán luego adornó con maestría.

Ejército de Carlomagno en camino hacia Santiago, Codex Calixtinus (s. XII). Xacopedia










En el siglo XII, el códice del Pseudo Turpin amplía la aventura. Santiago se aparecería a Carlomagno en sueños para mostrarle un “camino de estrellas” hacia la tumba donde yacía olvidado. Y entonces la historia se reinventa: Carlomagno vuelve y va liberando “el Camino”, y Roldán –que no ha muerto en la batalla de Roncesvalles– vence al gigante Ferragut en un combate singular donde las religiones cristiana y musulmana estaban en juego. 

Carlomagno, cuyos pecados se borraron milagrosamente ante Santiago, aún volvería más veces –según el relato–, y conquistaría, claro, toda la Península, hasta Córdoba inclusive. La antigua derrota se ha convertido en victoria y, aunque nada es real, el Camino entero sigue lleno de referencias al emperador. El relato de la “vía de estrellas”, que ciertamente el peregrino busca –y encuentra– en el alto de Ibañeta, forma parte de un imaginario inamovible. Y esta singular historia está en la construcción política y memorial del propio reino carolingio.

Otros que velan la ruta

Junto a estos monarcas que la imaginación llevó hasta Compostela, hay otros que, peregrinos de Oriente hacia Occidente y siguiendo una estrella, también redirigidos en sueños, culminan un viaje que los convierte en precursores de la peregrinación y protectores de todo viaje, incluido el ultimo, el de la muerte. 

Desde los confines de Europa y hasta la entrada del antiguo coro pétreo del maestro Mateo, en el interior de la catedral compostelana, la representación de los Reyes Magos jalona intensamente el camino. En viaje a caballo o en camello, postrados adorando o entregando las ofrendas, señalado con frecuencia a la estrella-guía, la escultura, la pintura y la miniatura marcan desde las grandes abadías a las diminutas iglesias. 

Los Reyes Magos despertados por el ángel, en la Catedral de Autun. Cancre / Wikimedia CommonsCC BY-SA








El sueño de los magos que tan delicadamente se representó en Saint Lazare de Autun se reitera casi idéntico en otros varios lugares, entre ellos en Puente la Reina, en las arcadas de la iglesia del Crucifijo. Ciertamente la Epifanía es una escena relevante de las Escrituras, pero su vinculación con la idea de peregrinación es tal que su presencia en todos los lugares significativos de la ruta es más que notoria.

Ir a Santiago era emprender uno de los viajes más emblemáticos del mundo medieval, cargado de símbolos, leyenda, aspiraciones religiosas, incertidumbre… De relatos que el hombre medieval entendía muy bien: los de un Carlomagno que nunca pudo haber ido pero generó un poderoso conjunto de historias ligadas para siempre a la peregrinación. Y el de esos Reyes Magos, protectores y precursores, que la imaginación ha querido que aparcasen sus caballos –porque así es como están representados– en el pórtico del coro de Compostela.

En el ojo ajeno: El humanismo barato

 El humanismo fue un paso necesario. Una evolución. El hombre como protagonista de su destino, superando así siglos de teocracia. Nivelazo.

El humanismo renacentista defendía que el conocimiento y la cultura enriquecían la existencia. Zasca a la Edad Media.

La humanidad va quemando etapas, evolucionando filosóficamente. Las grandes preguntas generan nuevas respuestas, nuevas realidades, nuevas leyes, nuevas sociedades. Impecable. Pero igual ahora esa progresión está fallando.

En estos últimos siglos hemos estado liadillos. Configuración del mundo moderno, guerras mundiales, nacimiento de nuevas ideologías, revoluciones industriales, eclosión tecnológica, globalización… cositas. Entre esto y aquello, la casa sin barrer; y no hemos tenido mucho tiempo de pensar en nuestra existencia, la cosa estaba entretenida, la verdad. Pero, al menos, ha habido tensiones que han ido moviendo el mundo, torpemente, hacia delante.

Pero ahora, en el siglo XXI, como pasó en el Renacimiento, las cosas van mejor y parece que estamos un poco más aburguesados, e igual encontramos un poco de tiempo para pensar en nosotros.

Si, hay guerras, tensión social, aún hay sociedades teocráticas… Pero todo bastante normalizado y acotado. Casi guionizado. Mueven noticias, pero no el mundo.

Y como nos va quedando tiempo libre, estamos más en la conciencia ecológica, los derechos sociales, el enriquecimiento personal… que siempre son bienvenidos y van haciendo caldo. Y van alimentando al monstruo empoderado de cada quien.

humanismo del siglo XXI

FILOSOFÍA GUIONIZADA

Creo que estamos en una fase regresiva. Estamos en la versión de plástico del humanismo. Si, el individuo, la persona, es el protagonista, pero no se promueve la reflexión con mayúsculas ni el verdadero enriquecimiento personal.

Se promueve una reflexión superficial y guionizada. Consumible y muy satisfactoria. No inquietante ni movilizadora. Te van dando las preguntas que te incomodan y las respuestas que te alivian. Y así todo va rodado.

Tu piensas que estás pensando y así no tienes que pensar, en realidad.

Ahora toca hablar de esto y ya te digo yo lo que pensar. Porque, además, te lo digo apelando a tu yo interior y a tu conciencia. Un modelo infalible. Y si surge una gran pregunta, ya habrá una película, un documental, un influencer o un político que me construya una opinión.

Creo que estamos en una fase de humanismo de segunda. Estropeado, abaratado y sobre todo mal entendido. Sentirse el ombligo del universo no es humanismo. Sentirse capaz de cambiar el mundo desde un sofá, encontrar culpables para todo, consumir ideales ajenos que te benefician no es ser un humanista, eso es ser un niño mimado, un vago y un tirano.

Ahora cualquiera es consciente, relevante en su propio universo y protagonista de su existencia. Y se siente autorizado y perfecto. Ese es el humanismo de hoy. Todo lo bueno que ocurre es gracias a uno mismo y todo lo malo es culpa de otros, y, por tanto, mereces ser resarcido.

Gobernarse a uno mismo es un ideal legítimo y loable. Pero ese uno mismogeneralmente es vago, protestón, déspota y egoísta. Pero muy digno, muy alineado con su yo interior, muy consciente de sus derechos y su capacidad transformadora.

ESO QUE LO HAGA OTRO

Toda la estética del éxito, la autoayuda moderna, el ahora… está generando hordas de personas motivadas y conscientes. Rebaños de pastores. Todos motivan, todos dirigen, todos están imbuidos de una poderosa justicia interior. Pero nadie carda la lana. Eso ya que lo haga otro.

Sufrir, perder, esforzarse, ganarse el respeto, construir algo, escarbar, sudar… no encajan en el humanismo barato. De ahí es de donde se recorta. El pensamiento profundo, investigar, conocer, las humanidades, la filosofía, hacerse preguntas al fin y al cabo… Qué pereza. Seguro que puedo adherirme a alguien que ya lo haya empaquetado todo.

¿En toda esa plenitud existencial autocrática, no debiera estar también la autocrítica? ¿El conocimiento de las propias limitaciones? O la sinceridad con uno mismo…  ¿Y entre tanto derecho no hay obligaciones?

Estoy generalizando, lo sé. No todo el mundo es así. Pero que otro busque los datos.

LAS NUEVAS BANDERAS

Cobijarse en todos estos nuevos ideales a los que tienes derecho, esas ayudas que mereces, esas causas a las que sumarte para ser tu mejor versión y otras de esas golosinas que tanto consumes… ¿Sobre cuántas de esas cosas tienes una opinión propia y fundada? ¿Y cuantas son meros automatismos?

Hoy, politizar las cosas legitima. Elevar el tiro engrandece. Pero las banderas se están usando para dar sombra. Ya no son símbolos ni representan ideales, son cobijos.

Tener espíritu crítico no significa estar enfadado y protestando, se trata de cuestionarse las cosas para encontrar tu propia visión. Es decir, ocurre en tu cabeza, no en tus redes. Pereza.

ELEGIR LA CUESTA ARRIBA

Bueno, la metáfora va así: Las cuestas abajo son agradecidas y placenteras. Pero las cuestas arriba te darán siempre una vista mejor.

RESUMIENDO, ESTA ES LA ACTITUD

Los humanistas, siglos atrás, no eran ni la mitad de listos que nosotros.

Eran gente del pasado, unos carcas. Sabemos más que ellos. De cualquier cosa.

Recorremos el mundo, sabemos idiomas, tenemos salud, tenemos el trap, el metaversoy el mindfulness. Manejamos entornos virtuales, vendemos cosas que no existen, creamos tendencias en segundos. Tenemos más ideales y causas de las que necesitamos. Estamos construyendo un mundo mejor ahí fuera mientras por dentro todo fluye. Tenemos razón en todo y somos superiores., Así que para que necesitamos pensar?