lunes, 28 de septiembre de 2020

Occidente pudo ser mitraico

Tauroctonía. Museos Vaticanos, Ciudad del Vaticano. Fotografía: Pedro Ortega.

Siglo II de nuestra era. Nos encontramos en la Roma imperial. Un extraño culto conocido como mitraismo llega a la capital y nada menos que el emperador Cómodo siente un denodado interés por conocer en qué consiste. Un sumo sacerdote lo conduce a un espacio ritual situado en Ostia Antica, el puerto costero de Roma. Para ser iniciado, tiene que llevar a cabo un rito de paso tras el cual le será revelado un misterio. El lugar es un recinto subterráneo de forma rectangular no muy grande y con un techo abovedado en el que se observan tachonadas las estrellas del firmamento. Se trata de un mitreo. En la cabecera de este espacio vemos una escultura del dios Mitra apuñalando a un toro. Es la imagen icónica de este credo, la que se conoce como tauroctonía, en la que aparece una serie de animales como la serpiente, el perro o el escorpión, a los que se atribuye un significado astrológico. Tras llevar a cabo un sacrificio ritual, el emperador recibe el mensaje secreto. Cómodo es ya, formalmente, un adepto a Mitra. 

Aunque la dinastía Antonina terminó con el gobierno de Cómodo, sabemos que sus seguidores como Septimio SeveroCaracalla e incluso Constantino, fueron adeptos a este culto mistérico e impulsaron su desarrollo a lo largo del imperio. Más tarde, pese a estar instaurado en la sociedad romana y tener el favor de los emperadores, el mitraismo tuvo que dejar paso al credo cristiano.

Los orígenes del cristianismo

No cabe la menor duda de que el cristianismo es la religión más importante del mundo en número de adeptos: nada menos que dos mil doscientos millones de fieles en todo el mundo, además de contar con una historia que se prolonga más de dos mil años atrás en el tiempo. Si bien el devenir de la Iglesia, sus divisiones, sus reformas, sus concilios y la vida de sus papas son meridianamente conocidos, los orígenes del cristianismo están velados de claroscuros. 

El período que va desde el nacimiento del cristianismo en los años posteriores a la muerte de Jesús hasta su proclamación como religión oficial del Imperio romano en tiempos de Teodosio, en el siglo IV, está plagado de incógnitas. Los cristianos no solo no fueron bienvenidos en el imperio, sino que sufrieron la persecución por parte de algunos emperadores como Nerón y Diocleciano, quienes consideraban a los cristianos como una amenaza y torturaron a muchos de sus adeptos, como así dan cuenta los martirologios cristianos. En aquellos tiempos, una serie de religiones se abrían paso entre los próceres romanos para conseguir el estatus de religión oficial. Una de ellas, y la principal competidora del cristianismo en sus orígenes, fue, como hemos señalado, el culto a Mitra.

Tauroctonía con inscripción. Museos Vaticanos, Ciudad del Vaticano. Fotografía: Pedro Ortega.

El mitraismo, una religión mistérica

Desde el período helenístico, allá por el siglo IV a.C., hasta el siglo I d.C. surgieron en el Mediterráneo toda una serie de prácticas religiosas conocidas como cultos mistéricos. Estos credos se denominaron así porque para ingresar en sus filas el iniciado tenía que pasar por una prueba, y una vez superada recibía de forma oral por parte de su maestro un secreto conocido como «misterio», eje central de esa religión. De ahí proviene el nombre de «religión mistérica». Además, el hecho de que el conocimiento de este culto no estuviese escrito nos impide conocer en profundidad los valores de esta religión.

Aunque las primeras menciones a un dios llamado Mitra las encontramos en el siglo XIV a. C. en el norte de la actual Siria, no será hasta el siglo I d. C. cuando tome forma el culto a Mitra que se desarrolló en el Imperio romano.

Su punto de partida lo hallamos en Persia, donde las legiones romanas allí destacadas tuvieron conocimiento de una deidad de carácter solar, que les ofrecía una serie de prebendas que encajaban perfectamente con los valores y estructura del ejército romano. Se trataba de una religión únicamente masculina, con estructura jerárquica similar a la escala militar. Esta deidad ofrecía valores propios del guerrero: honor, palabra, compromiso y fidelidad. Otro aspecto importante del mitraísmo era que, a diferencia de las demás religiones del imperio, prometía la vida más allá de la muerte.

De ese modo, esta creencia adquirió un notable desarrollo en el seno de las legiones romanas; por ello estuvo presente fundamentalmente en los límites del imperio, donde se asentaba el ejército. Por citar un ejemplo próximo, en Hispania tenemos evidencias del culto mitraico en la ciudad de Mérida y en Cabra (Córdoba), localidad donde se encontró una tauroctonía perfectamente conservada y que hoy se exhibe en el museo arqueológico de la capital cordobesa. El éxito de esta religión entre los soldados no tardó en permear en otras capas de la sociedad como los comerciantes, y rápidamente llegó a la capital, convirtiéndose en una religión profesada por las clases altas e incluso por algunos emperadores, como ya hemos comentado. Además, Mitra es un dios solar y su culto se sincretizó con el del Sol Invictus, una deidad consolidada en Roma y que, entre otras características, celebraba su festividad el 25 de diciembre, próximo al solsticio de invierno. Vemos con este ejemplo cómo el cristianismo adoptó esta fecha tan importante para las religiones paganas para situar en ella el nacimiento de Jesús.

Sabemos de la importancia de este culto por la cantidad de mitreos que encontramos a lo largo y ancho del imperio, con la ciudad de Roma como epicentro. Llegado el siglo IV, el mitraismo estaba asentado y consolidado en todo el imperio y cumplía con todos los requisitos para convertirse en la religión oficial del imperio. De haber triunfado, esta religión  podría haber pervivido en el tiempo y, por qué no, haber llegado hasta nuestros días. Por ello dejamos abierta la hipótesis que da título a este artículo: Occidente pudo haber sido mitraico.

Pero ¿qué sucedió para que decayera el mitraísmo en el imperio? ¿Por qué triunfó en su lugar el cristianismo, religión perseguida en el imperio y con una menor implantación en el territorio romano?

Mitreo de Santa Prisca, Roma. Fotografía: Pedro Ortega.

Santa Elena y el sueño de Constantino

A veces la historia tiene giros inesperados que dan vuelcos a situaciones estables y los acontecimientos toman una deriva totalmente opuesta. Seguramente no haya una única circunstancia para la decadencia del mitraismo y el triunfo del cristianismo, pero una de las que se ha apuntado como más probable es que el culto a Mitra estaba circunscrito únicamente a los hombres y no admitía a mujeres en su seno. 

Pero otro hecho que podría haber disparado el auge del cristianismo lo tenemos en una circunstancia, no sabemos si real o legendaria, de la vida del emperador Constantino. Se trata de un sueño premonitorio que le otorgó la victoria en la batalla del puente Milvio el 28 de octubre de 312. Se cuenta que una cruz se le apareció a Constantino en el cielo, y le reveló que debería sustituir las águilas imperiales de los escudos de sus tropas por el símbolo de la cruz de Cristo. Tras adoptar esta insignia, Constantino logró la victoria. Después de esta visión, adoptó el lema «In hoc signo vinces» («Con este signo vencerás»). 

La historia nos habla también de otro influjo decisivo en este emperador: el de su madre, santa Elena, una devota y muy influyente cristiana. De ella se cuenta, además, que viajó a Tierra Santa y que allí encontró los restos de la cruz de Cristo, motivo por el cual sería canonizada. Es muy probable que el asesoramiento a su hijo fuera decisivo para el ascenso del cristianismo. El momento crucial aconteció en 313, cuando Constantino promulgó el Edicto de Milán que despenalizó oficialmente la práctica del cristianismo en el imperio y devolvió sus propiedades a la Iglesia.

Pero lo que sucedió después es una de las etapas más oscuras del cristianismo. Tras su legalización, los cristianos por venganza comenzaron a atacar y asesinar a los paganos. Entre 316 y 326 se proclamaron una serie de disposiciones en favor del cristianismo frente a la religión tradicional. El propio Constantino, siguiendo instrucciones de su madre, animó a la destrucción de numerosos templos paganos y favoreció la expansión del cristianismo, contribuyendo decisivamente a su éxito. En el año 337 murió Constantino, y sabemos que finalmente fue bautizado en su lecho de muerte. 

¿Y qué pasó después con el mitraísmo? Lo poco que sabemos proviene de fuentes literarias cristianas en las que vemos el odio y el descrédito del culto mitraico. Es la damnatio memoriae: cómo la religión vencedora elimina en su mayoría los vestigios de la perdedora. Ni siquiera el Renacimiento, que recuperó el paganismo clásico, hizo caso al dios Mitra. Apenas nada hallamos de él en los siglos XIV y XV. Solo hay una hipótesis sobre la supervivencia del culto a Mitra: su jerarquía y sus siete grados de iniciación podrían haber inspirado a los maestros canteros y de ahí hubiesen tenido continuidad en la masonería moderna. Como culto mistérico lleno de secretos, este no sería un mal final para el mitraismo.

Recapitulando lo que hemos narrado, podríamos señalar que, casi con toda probabilidad, Constantino, un emperador favorable en principio a Mitra, debido al influjo de su madre así como de una supuesta visión revelada, se convirtió en uno de los responsables directos de un cambio de rumbo en la religión romana. El mitraismo, bien posicionado en toda la sociedad romana por aquel entonces, tuvo que dejar paso al cristianismo. De no haberse dado esta circunstancia, quizá Occidente hubiera sido mitraico.

gobustán, arte paleolítico en azerbaiyán

 

El arte rupestre paleolítico de este yacimiento del Cáucaso es objeto de un importante proyecto de investigación que busca dar respuesta a diversas preguntas: ¿cuándo surgió el arte rupestre prehistórico en Asia occidental? ¿Cómo cambió el estilo, la temática y la técnica del arte rupestre paleolítico? ¿Cuál es la relación entre espacio simbólico y espacio cotidiano?

Figuras humanas. Escena interpretada como una posible danza. Grupo de Prehistoria de la Universidad Complutense de Madrid

Figuras humanas. Escena interpretada como una posible danza. Grupo de Prehistoria de la UCM.

desde la última década del siglo XX, los estudios de arte paleolítico (anterior a 12.000 años) están siendo objeto de continuos debates, cambiando radicalmente nuestra comprensión sobre alguno de sus aspectos. Uno de ellos es su dispersión. Los continuos descubrimientos y algunas dataciones vienen a mostrar una realidad en la que Europa Occidental, y principalmente España y Francia, ya no son los núcleos principales de las primeras manifestaciones artísticas de la Humanidad.

El panorama actual es muy diferente del que conocíamos hace unos pocos años. Hoy sabemos que existe arte paleolítico en cavidades, abrigos o lugares al aire libre en lugares tan dispares y alejados entre sí como Inglaterra, Croacia, Grecia, Indonesia, Borneo, Timor, China o Egipto, y que la lista seguirá creciendo en Europa y Asia, y muy posiblemente en África y Australia. En este contexto, el complejo de arte rupestre prehistórico al aire libre de Gobustán, en Azerbaiyán, es clave por su localización en un área situada entre Europa y Asia, constituyendo un gran yacimiento con un enorme potencial para avanzar en el conocimiento de los orígenes del pensamiento simbólico del ser humano

Hoy sabemos que existe arte paleolítico en cavidades, abrigos y lugares muy dispares y alejados entre sí.

Desde 2019, un equipo internacional, coordinado por el Grupo de Prehistoria de la Universidad Complutense de Madrid y la Universidad de Ferrara, junto con arqueólogos del Museo-Reserva del Parque Histórico-Artístico de Gobustán, con el apoyo de la Fundación Atapuerca y bajo el patrocinio de la Fundación Palarqha emprendido un proyecto de investigación para dar respuesta a las numerosas preguntas que encierra este singular yacimiento: ¿Cuándo surge el arte rupestre prehistórico en Asia occidental? ¿Cómo se produce el desarrollo estilístico, temático y técnico del arte rupestre paleolítico? ¿Cuál es la relación entre espacio simbólico y espacio cotidiano? ¿Qué razón cultural, social o simbólica explica la enorme acumulación de arte rupestre en Gobustán?

Figuras humanas muy esquematizadas y animales (bóvidos) que se superponen abigarradamente.

Figuras humanas muy esquematizadas y animales (bóvidos) que se superponen abigarradamente.

Grupo de Prehistoria de la UCM

GRABADOS DURANTE MILES DE AÑOS


Gobustán se sitúa en el extremo suroriental del Gran Cáucaso, en el lado occidental del mar Caspio. El yacimiento está vinculado a una meseta rocosa que cubre diferentes áreas en una zona semidesértica. El arte rupestre prehistórico de Gobustán y su entorno paisajístico fue declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO en 2007, principalmente por sus valores geológicos. Sus más de 6.000 figuras grabadas en casi un millar de rocas muestran una amplia variedad temática y estilística que ejemplifican un largo recorrido con al menos 20.000 años de evolución.

Muchas de las rocas grabadas de Gobustán son auténticos palimpsestos, es decir, superficies sobre las que se grabaron motivos durante miles de años, unos encima de otros, superponiéndose, y que dotaron de una especial significación simbólica a los lugares. La situación de estos emplazamientos se transmitió de generación en generación. En ellos, los sucesivos grupos humanos ampliaron la decoración, reutilizando y modificando motivos previos y llevando a cabo, posiblemente, acciones rituales donde el espacio o la roca tendrían tanta o más carga simbólica que las propias figuras en ellas plasmadas.

Muchas de las rocas grabadas de Gobustán son superficies sobre las que se grabaron motivos durante miles de años, unos encima de otros, superponiéndose.

Por lo que hoy sabemos, el primer arte de Gobustán se corresponde con la representación de bóvidos, cabras y équidos, que muestran preferencia por cuerpos geométricos, prestando poca atención a la anatomía interior. Son figuras que no conforman escenas en un sentido narrativo y, en el mejor de los casos, cuando aparecen varias asociadas, representan "fotografías" de una escena real que muy posiblemente vieron los grupos paleolíticos de la zona. Su datación aún es controvertida, pero se puede aventurar, de un modo preliminar, que algunas de estas figuras tengan unos 20.000 años de antigüedad.

¿ESPACIOS MULTIFUNCIONALES?

Es destacable, asimismo, la presencia de figuras humanas, masculinas y femeninas, algunas de dimensiones casi naturales, a veces asociadas formando posibles escenas de danza y otras veces relacionadas espacialmente con animales. Su cronología está aún poco definida, pero algunos datos proporcionados por excavaciones arqueológicas (algunos de los conjuntos de figuras en Gobustán están directamente asociados con restos arqueológicos vinculados a la actividad diaria, ocupando esta realidad y la simbólica un mismo espacio) permiten mantener la puerta abierta a proponer una datación de al menos 10.000 años. Además, el arte de Gobustán parece demostrar la existencia de espacios multifuncionales y de complementariedad de actividades rituales y de vida cotidiana. En Gobustán se da el caso, además, de que algunas de las paredes con grabados están cubiertas por sedimentos, lo que permite a los arqueólogos datar su ejecución. Esto es algo excepcional, existiendo en el mundo muy pocos casos como este.

Algunos de los conjuntos de figuras de Gobustán están directamente asociados con restos arqueológicos vinculados a la actividad diaria.

La adscripción de imágenes de embarcaciones al arte paleolítico continúa siendo muy controvertida, pero en el caso de Gobustán sería posible descubrir información contrastada que apoyase la hipótesis de la navegación en fechas muy antiguas. Más aún en un este yacimiento que se encuentra a escasos 4,5 kilómetros de la línea actual de costa del mar Caspio y que, en determinados momentos, se hallaba aún más cerca de los lugares en los que ha aparecido arte paleolítico.

La continuidad de los trabajos arqueológicos permitirá comprender mejor la complejidad simbólica vinculada a la aparición del primer lenguaje gráfico y a la comunicación formal, así como a los pensamientos e ideas de los grupos humanos paleolíticos. La tradición paleolítica de esta importante región localizada entre Europa y Asia muestra vínculos gráficos con otras áreas situadas a más de 4.000 kilómetros, lo que constituye un elemento clave para comprender la movilidad de los grupos humanos y los orígenes y mecanismos de la interculturalidad y la globalización.

lunes, 21 de septiembre de 2020

descubren una misteriosa piscina romana de hace 2.300 años

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Soprintendenza Speciale di Roma

hace 2.300 años, Roma era una más de las ciudades-estado de la península itálica. Apenas controlaba la franja costera alrededor de la ciudad y aún no había rastro de los monumentos y las grandes obras de ingeniería que vertebrarían su imperio siglos más tarde. En ese limitado territorio, dominado por la entonces joven República, se han hallado los restos de un complejo de edificaciones que se superpusieron unas a otras, presidido por un extraordinario estanque artificial de piedra caliza del siglo IV a.C., de paredes hechas de toba (piedra caliza muy porosa y, por ello, ligera), con una rampa de acceso inclinada semejante a un tobogán en uno de sus extremos.

Aunque el descubrimiento ha sido hecho público ahora por las autoridades italianas, el yacimiento, de más de dos hectáreas de superficie, salió a la luz hace más de un año, en junio de 2019, durante los trabajos de arqueología preventiva llevados a cabo por la Superintendencia Especial de Roma antes de construir un complejo residencial y comercial en Malafede, una localidad situada al suroeste de Roma.

Detalle de la rampa de aceso al depósito.

Detalle de la rampa de aceso al depósito.

Soprintendenza Speciale di Roma

El yacimiento se halla muy próximo a la carretera y a la vía férrea que une la capital italiana con la localidad costera, y su proximidad al río ha provocado que tanto la piscina como gran parte de los restos encontrados estén inundados, lo que ha dificultado las tareas de excavación.

En el conjunto compuesto por el gran estanque y diversos edificios asociados se desarrollaron diferentes actividades económicas y rituales durante ocho siglos.

El lugar era en la Antigüedad una importante intersección de vías a medio camino entre Roma y Ostia, una localidad situada en la desembocadura del Tíber, y la ocupación del yacimiento se prolongó, al menos, a lo largo de ocho siglos en tres fases diferentes de explotación.

¿UN ANTIGUO RECINTO RELIGIOSO?

El período más antiguo coincidiría, según los responsables de las excavaciones, con la construcción de la inmensa piscina, de 48 metros de largo, 12 de ancho y 1,8 metros de profundidad. La función de esta construcción es todavía un misterio. Al parecer, su primer uso estuvo relacionado con algún tipo de actividad religiosa. Así parecen indicarlo los vestigios de un edificio monumental de los siglos V-IV a.C., vinculado al depósito de agua y levantado, como este, con bloques de toba. Entre los materiales recuperados se encuentran varias figuras de terracota, incluida una que representa una victoria alada con una corona, lo que indicaría la existencia de un recinto sagrado.

Figura de terracota que representa una victoria alada encontrada en el yacimiento.

Figura de terracota que representa una victoria alada encontrada en el yacimiento.

Soprintendenza Speciale di Roma

Todo el conjunto habría sufrido una profunda transformación a finales del siglo III a.C.: el edificio más antiguo fue desmantelado y sobre el lugar de culto se construyó un complejo destinado a labores productivas o comerciales. La función de la piscina en este nuevo contexto es todavía un interrogante, aunque los arqueólogos creen que el análisis de los materiales encontrados en el fondo de la balsa (todavía en excavación) pueden ofrecer valiosa información para determinar las funciones de esta infraestructura y los edificios conectados a ella durante este período de ocupación. Entre estos materiales destaca una tablilla de madera con una inscripción en alfabeto etrusco, usado en ese momento por diferentes pueblos latinos, incluidos los romanos.

Una madera grabada con una inscripción en alfabeto etrusco.

Una madera grabada con una inscripción en alfabeto etrusco.

Soprintendenza Speciale di Roma

El complejo, según los arqueólogos fue abandonado en el siglo I a.C. por motivos desconocidos, pero la ocupación de la zona continuó durante varios siglos como parece apuntar el hallazgo de una capilla en la que se han encontrado materiales del siglo IV d.C., fecha en la que se habría producido el abandono definitivo del lugar.

UNA ZONA RICA EN AGUA

La zona de Malafede fue habitada de manera continuada desde la Prehistoria y en ella se han encontrado desde abundantes objetos de piedra del Neolítico hasta una necrópolis datada entre los siglos VIII y VII a.C. La ocupación de época romana se conoce sobre todo a través de las fuentes escritas, que hablan de un lugar apto para villas y pastos gracias a la presencia de agua canalizada a través de una importante red de acueductos de la que se han descubierto numerosos tramos.

Este nuevo yacimiento podría complementar la información de los textos latinos. Según Barbara Rossi, directora científica de las investigaciones arqueológicas de la Superintendencia Especial de Roma, "la cantidad, pero, sobre todo, la calidad de las edificaciones redescubiertas nos habla de un lugar importante", y, según Daniela Porro, responsable de la Superintendencia Especial, "renueva el asombro hacia Roma y las infinitas historias que aún quedan por contar".

mimar sinan, el gran arquitecto del sultán

 Estatua del aruitecto Mimar Sinan en Edirne.

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es muy posible que la mayoría de lectores desconozcan quién es Mimar Sinan. Lamentablemente, este genial personaje es un gran desconocido fuera del mundo musulmán pese a ser uno de los arquitectos más importantes de la historia de la humanidad. Su obra es la esencia del arte otomano, hasta el punto de que podemos decir que Sinan "inventó" el arte otomano. La edad de oro del Imperio otomano contó con dos protagonistas de excepción: el sultán Suleimán el Magnífico y el artista que dio forma a sus sueños de grandeza: Mimar Sinan. Comparado con Leonardo da Vinci e incluso con Miguel Ángel, Sinan, palabra que significa "arquitecto", sentó las bases de la estructura de la mezquita otomana y "dibujó" el perfil de Estambul, siendo este imposible de olvidar para los visitantes que la contemplan desde el Bósforo. Sinan embelleció la ciudad con mezquitas, hammams (baños turcos), palacios, mausoleos y grandes espacios abiertos que siguen fascinando a todo aquel que se acerca a la antigua capital del Imperio otomano.

Mezquita de Suleimán en Estambul.

Mezquita de Suleimán en Estambul.

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EL ORIGEN DE UN GRAN CONSTRUCTOR

Aunque se desconocen los orígenes familiares de Sinan, es muy posible que estos fueran cristianos, armenios o griegos. Nacido en la Capadocia en el año 1488, el joven fue reclutado a los 14 años por el Devshirmé, una institución creada para la leva de niños no musulmanes con el fin de educarlos en funciones civiles y militares. Ingresó muy pronto en un regimiento de jenízarosyeni çeri (nuevos soldados), el cuerpo de élite del sultán. En aquella época, Sinan participó en numerosas campañas militares ayudando a reparar y construir puentes y catapultas.Acompañó a los sultanes Selim I y Suleimán I el Magnífico en las campañas militares que los turcos libraron en Rodas, Persia, Corfú, el sur de Italia, El Cairo, Austria, Moldavia y los Balcanes. A lo largo de estas campañas, Sinan no solamente fue nombrado yayabashí (capitán de infantería) y después zemberekçibashí (capitán de catapultas), sino que pudo familiarizarse con la arquitectura de las grandes ciudades europeas y asiáticas, lo que influiría de un modo decisivo en su futura formación como arquitecto.

Sinan participó en numerosas campañas militares, y acompañó a los sultanes Selim I y Suleimán I el Magnífico en las campañas militares que los turcos libraron en Rodas, Persia, Corfú, el sur de Italia, El Cairo, Austria, Moldavia y los Balcanes.

Su primer contacto directo con la familia imperial lo consiguió a través de Hurrem Haseki (Roxelana), la esposa favorita del sultán Suleimán I el Magnífico, y fue contratado para construir un külliye, un complejo de edificios que rodean a una mezquita y que son administrados como una sola institución, a modo de un waqf(fundación). El külliye estaba compuesto por una madraza, un dar al-Shifa (hospital), cocinas, panaderías, baños y otros edificios anexos al servicio de la caridad para la comunidad. El sultán quedó sumamente satisfecho y la reputación que adquirió Sinan le valió un importante encargo, el primero de los muchos proyectos que acabarían convirtiendo a Estambul en la Roma otomana. Dicho encargo fue la construcción de la mezquita de Sehzade en memoria del príncipe Mehmet, el primer hijo del sultán, muerto prematuramente. A pesar de rondar ya los cincuenta años (una edad considerable para la época), Sinan fue nombrado jefe de los arquitectos imperiales por el propio sultán, y durante los restantes cincuenta años que vivió, el genio otomano perfeccionó una y otra vez sus construcciones, experimentando con distintos tipos de edificios: hammams, caravasares, palacios, madrazas y más de ochenta grandes mezquitas.

Interior de la Mezquita Shezade, en Estambul.

Interior de la Mezquita Shezade, en Estambul.

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EL LEGADO DE SINAN

La mayor parte parte de la labor arquitectónica de Sinan se desarrolló en Estambul, pero también podemos encontrar edificios suyos en Anatolia, Siria, Irak, Crimea y los Balcanes. Si la abundancia de iglesias en Roma no tiene parangón, Estambul es la ciudad de las mezquitas: nada más y nada menos que 1.500, que crecen majestuosas y vibrantes a lo largo del Bósforo y de los antiguos barrios de Estambul. El estilo de Sinan sintetiza los estilos de las construcciones que pudo observar en su época de militar, integrándolos en la arquitectura otomana ya existente, la cual cambiaría por completo. Contemporáneo de Miguel Ángel, se ha llegado a decir que Sinan es el equivalente del gran genio italiano en Oriente. A semejanza de Miguel Ángel, Sinan también fue artesano, científico, un profundo innovador y un trabajador incansable.

El estilo de Sinan sintetiza todos los rasgos de las construcciones que visitó en su época de militar, integrándolos en la cultura turca y la arquitectura otomana ya existente, la cual cambiaría por completo.

Siempre ha sido objeto de debate la posible relación que mantuvo Sinan con los arquitectos renacentistas. Quizá esa influencia contribuyó a la nueva dimensión que el arquitecto otomano dio a sus cúpulas y a las proporciones del espacio. A pesar de que aquel tipo de arquitectura ya estaba presente en la arquitectura local con la basílica de Santa Sofía, del siglo VI d.C., la llegada del Islam hizo que la influencia de aquella basílica se extendiera a las diversas mezquitas que se erigieron en el siglo XV, como la Gran Mezquita de Bursa o la Mezquita de Fatih (el conquistador) en Estambul, edificios en los que la cúpula central fue adquiriendo cada vez más importancia, hasta llegar a la gran revolución arquitectónica impulsada por Sinan. El arquitecto también fue el autor de innovadoras técnicas en el ámbito de la ingeniería, al desarrollar diversos sistemas antiterremotos, sistemas urbanos de drenaje, diseño medioambiental y diseño acústicos.

Mezquita de Selim en Edirne, obra de Sinan.

Mezquita de Selim en Edirne, obra de Sinan.

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UNA OBRA CUMBRE

Suleimán I encargó a Sinan una mezquita en su honor. Bella y elegante, la mezquita de Suleimán se alza en la tercera colina de Estambul; su construcción empezó en 1550 y acabó en 1558. El edificio tiene la cúpula más alta del arte otomano (23 metros) y está rodeado de un grandioso külliye. Pero aunque esta mezquita está considerada una de las obras cumbre de Sinan, la que se considera su obra maestra es la mezquita de Selim en Edirne, la antigua Hadrianópilis, situada en la Tracia, a 220 kilómetros de la capital y ya en la frontera con Bulgaria. Construida para el sultán Selim II, sucesor de Suleimán, fue erigida entre los años 1569 y 1575. Es un poco más pequeña que la de Suilemán en Estambul, pero más armoniosa y original. Además de la cúpula, la belleza de la mezquita viene dada por su exquisita decoración a base de mármol blanco labrado por la soberbia cerámica esmaltada de Iznik y por tener los cuatro minaretes más altos de toda Turquía, que alcanzan los 70,9 metros de altura. Sinan también es autor de una bella mezquita no imperial, la mezquita Rustem Pasha, acabada en 1562. Financiada por el gran visir de Selim II y uno de los hombres más ricos del Imperio, está situada en el corazón del Bazar de las Especias de Estambul. Este pequeño edificio destaca por su hermosa decoración de azulejos de Iznik.

La mezquita de Selim II es un poco más pequeña que la de Suleimán en Estambul, pero es más armoniosa y original, y posee los cuatro minaretes más altos de toda Turquía.

Una de las cosas que más sorprenden al visitar las mezquitas proyectadas por Sinan es, además de la iluminación, los huevos de avestruz que cuelgan de los grandes aros metálicos que sirven para sostener las lámparas. Tanto los guías turísticos como diversos artículos aseguran que se usaron huevos de avestruz en el interior de los templos para mantener los espacios libres de arácnidos, a los que repele el olor que desprenden estos huevos. Aunque no existe base científica que avale esta teoría, no deja de ser un un hecho curioso. En 1582, Sinan viajó a La Meca para cumplir con la Santa Peregrinación, que todo buen musulmán debe realizar al menos una vez en su vida, y la muerte le sorpendió a los cien años, cuando más entregado estaba a su trabajo, al que destinaba muchas horas al día. También se dedicaba a la docencia, enseñando a más de 250 discípulos el arte y los secretos de la arquitectura.

Interior de la mezquita de Rustem pasha, con su bella decoración de azulejos de Iznik.

Interior de la mezquita de Rustem pasha, con su bella decoración de azulejos de Iznik.

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En su autobiografía, el propio Sinan afirmó: "Los arquitectos de cierta importancia en países cristianos se sienten muy superiores a los musulmanes, porque hasta la fecha estos jamás han realizado nada comparable a la cúpula de Santa Sofía. Gracias a la ayuda del Todopoderoso y al favor del sultán he conseguido construir para la mezquita del sultán Selim una cúpula que supera a la de Santa Sofía en cuatro zira (varas) de diámetro y seis de altura". De lo que no existe duda es de que el brillante arquitecto ha conseguido poner de acuerdo a todo el mundo, por lo menos en una cosa: en la innegable belleza de las cúpulas otomanas.

descubren en Egipto sarcófagos milenarios enterrados

 Autoridades del gobierno de Egipto han informado sobre un espectacular hallazgo efectuado por un grupo de arqueólogos al sur de El Cairo, consistente en 27 sarcófagos que fueron enterrados hace más de 2,500 años.

El descubrimiento se habría producido en Saqqara, una ciudad sagrada del antiguo Egipto, catalogada como Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

La imagen muestra a un par de arqueologos acompañando a los sarcófagos.
Imagen: Ministerio del Turismo y Antigüedades de Egipto.

A principios de mes, los expertos habían logrado desenterrar trece ataúdes los cuales se suman a los catorce hallados posteriormente. Los encargados de los trabajos lo han catalogado como uno de los descubrimientos más grandes de su tipo.

Los sarcógafos permanecían sin abrir desde que fueron enterrados y permanecían en un pozo recientemente descubierto, de once metros de profundidad, según un artículo publicado en ABC News.

Gran estado de conservación

Pese al lago periodo de tiempo en el que permanecieron enterrados, los ataúdes se encontraban en un muy buen estado de conservación, algunos de ellos incluso manteniendo sus colores originales.

En el mismo pozo de excavación, los arqueólogos también han descubierto una colección de artefactos más pequeños, según informó el Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto.

La imagen muestra un sarcófago descubierto en Egipto.
Imagen: Ministerio del Turismo y Antigüedades de Egipto.

“Los estudios iniciales indican que estos ataúdes están completamente cerrados y no se han abierto desde que fueron enterrados”, señalan las autoridades a través de un comunicado.

Por su parte, Khaled al Anani, ministro de Turismo, ha dispuesto que los trabajos continúen en la zona debido a la alta posibilidad de realizar más hallazgos.

A propósito de este importante descubrimiento, el mismo ministerio dijo que esperaba revelar “más secretos” en los próximos días.

La posverdad es más peligrosa que la mentira

 De la posverdad se habla tanto que, en el año 2016, “posverdad” fue nombrada palabra del año por los diccionarios Oxford. ¿Pero a qué fenómeno se refiere esa palabra? En un principio, cabría decir que en tiempos de posverdad se ha dejado atrás la verdad, como en la posmodernidad se pretendía superar la modernidad. ¿En qué consiste eso de dejar atrás la verdad?

Tiempos de posverdad, tiempos de engaño

Son varios los fenómenos que circundan o acompañan a la posverdad. Mentira, ignorancia, charlatanería, desinformación, fake news, populismo, redes sociales, propaganda, negacionismo… Son fenómenos heterogéneos que suscitan la idea de engaño masivo. 

Pero lo que mejor caracteriza a la posverdad es la falta de respeto por la verdad o el desprecio hacia la misma. Esta característica no hay que identificarla con la mentira. La mentira y el desprecio a la verdad son diferentes formas de engaño. El mentiroso sabe cuál es la verdad, juega la partida de la verdad, pero la oculta intencionadamente. Sin embargo, la posverdad va más allá (o más acá). Ignora el juego de la verdad, se desentiende: la verdad es ignorada, obviada. 

El charlatán como origen

Quiero mencionar a dos autores que hurgaron en el fenómeno de la posverdad, si bien la palabra todavía no estaba en circulación. El más cercano en el tiempo es Harry G. Frankfurt. En el año 2005, en un breve texto titulado On Bullshit, Frankfurt analiza el fenómeno de la charlatanería y contrapone dicho fenómeno con la mentira. Sobre esta contraposición se debate actualmente con gran intensidad, por ejemplo, en el ámbito de la pragmática.

Este filósofo estadounidense está preocupado por una figura que en ese momento, con los cambios sorprendentes en el universo de la comunicación, se está expandiendo sin cesar en distintos foros: el charlatán. El charlatán menosprecia la verdad, ignorándola, pasando por encima de ella. Habla sin cesar, produce discursos. Su actitud no es la del mentiroso. 

Sin embargo, subraya Frankfurt, hay algo perturbador en su figura. Y es que históricamente se ha sido menos tolerante con el mentiroso que con otra formas de engaño. El mentiroso siempre ha sido perseguido y castigado (“¡No darás falso testimonio ni mentirás!”, rezaba el mandamiento católico). El charlatán, a lo sumo, ha sido objeto de mofa. Frankfurt, en cambio, ve una terrible amenaza en esta última figura: es el comienzo de la posverdad, aun antes de que se creara un nombre para este fenómeno.

La verdad y la política: Hannah Arendt

Con anterioridad (finales de los 60, principios de los 70 del siglo XX), Hannah Arendt también habla de este fenómeno. Arendt realiza un análisis muy interesante acerca de las relaciones intrínsecas entre la política y la mentira, y vislumbra novedades en dicha relación. 

Comprueba que las mentiras de su época (entre otros casos, se ocupa de los famosos Papeles del Pentágono) ya no son sobre cuestiones secretas sino sobre cuestiones de sobra conocidas. Comprueba que la política sigue estrategias propias de la publicidad. Señala ese menosprecio hacia la verdad que nos está dejando sin la brújula requerida para poder caminar y avanzar en nuestras vidas con una orientación mínima. 

Estas estrategias publicitarias de los poderes públicos abren las puertas a nuevos totalitarismos (Arendt es una gran conocedora y analista de los totalitarismos de Hitler y Stalin). Se trata, pues, de una auténtica amenaza. Considera que el fenómeno del menosprecio está afectando a lo que denomina “repositorios de la verdad” (reservas de la verdad): el sistema judicial, la universidad y el sistema educativo en general; la ciencia (que, en sus palabras, ha sido posible gracias a un ansia de objetividad) y finalmente el periodismo (que ella ejerció, por ejemplo, en el caso Adolph Eichmann). 

La posverdad no es de derechas o de izquierdas

Hay un gran debate sobre los orígenes, las raíces y la evolución de esta actitud de menosprecio. Numerosos autores (véase McIntyre 2018, cap. 6) han argumentado que dicha actitud ha ido trasladándose de vertiente ideológica: de ser propia de un pensamiento político de izquierdas (crítico con el carácter absoluto de la verdad o del conocimiento o de la ciencia), a vincularse con la derecha (Trump es el gran modelo). 

Sin embargo, por interesante que sea este debate desde un punto de vista histórico, político y conceptual, lo realmente problemático es que la posverdad está empapando todo lo que nos rodea, desde lo más cercano a lo más remoto. No es una cuestión de izquierdas y derechas.

Menosprecio de la verdad

Lo novedoso no es que se mienta o se engañe acerca de esto o de aquello. Lo novedoso es que la verdad misma se menosprecia. Es inquietante ver a la ignorancia manifestándose arrogantementefrente a la estupefacción del que investiga. Piénsese en las protestas negacionistas relacionadas con la pandemia, o en el negacionismo con respecto al evolucionismo o al cambio climático, o en las concepciones ligadas a los movimientos antivacunas. 

Lo novedoso es que los conceptos sobre los que giran “necesariamente” determinadas actividades humanas son menospreciados. Por ejemplo, no se trata ya de debatir sobre si un artículo o trabajo periodístico es más o menos objetivo (debate interesante, difícil e irrenunciable, según mi parecer), sino que con el eslogan “la objetividad no existe” se paraliza dicha reflexión, se abre la puerta a otra concepción de la actividad “periodística”. ¿Dónde queda el periodismo representado en la excelente película “Spotlight”? Retomando las palabras de Arendt y aplicándolas en otro contexto, negar “el ansia por la objetividad” es abrir la veda a otro “periodismo”. 

Por supuesto, reflexiones y preocupaciones análogas pueden aplicarse a otros ámbitos. En tiempos de COVID e incertidumbre, ¿qué no hemos oído acerca de la ciencia? ¿Qué idea de la ciencia transmite el negacionismo? 

La importancia de los repositorios de la verdad

Hemos subido un escalón en la vía del engaño. Se menosprecia la verdad misma y toda una serie de conceptos (denominados “conceptos epistémicos”) que son satélites de aquella: la objetividad, la consistencia, la imparcialidad, la sinceridad, contrastar las creencias (hipótesis o teorías), el respeto a las evidencias, la precisión, el reconocimiento de la falibilidad y la búsqueda de la minimización de errores, la autocorrección…

En la actualidad hay más medios que nunca para el despliegue masivo de un ambiente de posverdad. Entre otros elementos, las nuevas tecnologías y las redes sociales proporcionan un hábitat adecuado para su desarrollo. 

¿Qué hacer? Recordando a Arendt, protejamos los repositorios de la verdad. ¿Cómo? Siendo fieles a los valores arriba mencionados, por lo menos en las actividades humanas donde esos valores son requeridos. Por supuesto, esa fidelidad está acompañada de numerosos obstáculos y fracasos. La posverdad ignora todo ello, juega (o pretende jugar) en otro terreno.

sábado, 19 de septiembre de 2020

Me Confieso (casaldàliga)

 Yo pecador y obispo me confieso, de soñar con la Iglesia, vestida solamente de Evangelio y de sandalias; de creer en la Iglesia, a pesar de la Iglesia, de creer en el Reino en todo caso caminando en Iglesia. Yo pecador y Obispo, me confieso de haber visto a Jesús de Nazarethanunciando también la Buena Nueva a los pobres de América Latina, de decirle a María: “¡Comadre nuestra, salve!”, de celebrar la sangre de los que han sido fieles; de andar de romerías. Yo, pecador y obispo, me confieso de abrir cada mañana la ventana del Tiempo; de hablar como un hermano a otro hermano; de no perder el sueño, ni el canto, ni la risa; de cultivar la flor de la Esperanza entre las llagas del Resucitado. Misericordia. Amén, amén.

miércoles, 16 de septiembre de 2020

El amor según Mario Benedetti

 En el centenario del nacimiento de Mario Benedetti, les contaré una historia de amor, encadenada por los versos del poeta uruguayo. Podría ser la historia de cualquier persona.

Capítulo primero: táctica y estrategia

En el amor, como en la guerra, urge servirse de táctica y estrategia. En el principio de todo amor se levanta con prudencia la mirada, que seduce e invita al encuentro para admirar los cuerpos y auscultar las interioridades. 

De esa forma aprendí a quererla como es, y no como hubiera querido que fuese, de acuerdo a un difuso ideal. Porque para amar hay que aprender a mirar, a concentrarse con atención y deleite en esa persona que, diría Stendhal, es para nosotros un modelo de belleza, una promesa de felicidad. De nada sirven los vistazos distraídos y huidizos. La belleza reside en la mirada.

Mario Benedetti recita su poema Táctica y estrategia.

Después vino la táctica del habla y la escucha. Llegaron las palabras sinceras, sin las dobleces que enturbian las conversaciones. Y en el diálogo de los silencios traté de huir de los lugares comunes y los sueños quiméricos. Tal vez sea esa la razón por la que “entre los dos no haya ni telón ni abismos”.

Entre vaivenes, una simple estrategia conducía mis devaneos amorosos:

que un día cualquiera

no sé cómo ni con qué pretexto

por fin

ME NECESITES

Capítulo segundo: enamorarse y no

Táctica y estrategia cristalizaron el amor. Todo mi mundo estaba encantado: esos germinales instantes de miles de impulsos vitalistas y entusiastas engrendraron algo que llamamos nosotros. Comenzamos a habitar el paraíso compartido de las ilusiones alcanzables y la belleza infinita.

Cuando uno se enamora las cuadrillas 

del tiempo hacen escala en el olvido 

la desdicha se llena de milagros 

el miedo se convierte en osadía 

y la muerte no sale de su cueva

Pero la amenaza del desenamoramiento se cierne como una duda asfixiante. Y esa terrible sospecha anticipa un tiempo en el que el mundo volverá a revestir las realidades grotescas. Las miradas del amor quedan ahora limitadas a la invención de nostalgias perdidas y la posibilidad del desengaño nos devuelve a las tinieblas de la soledad, agrieta el encantamiento.

por el contrario desenamorarse

es ver el cuerpo como es y no

como la otra mirada lo inventaba

es regresar más pobre al viejo enigma

y dar con la tristeza en el espejo.

Capítulo tercero: corazón coraza

El amor maduró. Atrás quedó su juventud, esa en la que las declaraciones son promesas de eternidad, la certeza de que todo corazón es también una coraza: los amantes saben que se tienen sin que nadie posea a nadie. Es tan poco lo que puedo conocer de ti, y lo que tú puedes conocer de mí.

Mario Benedetti recita su poema Es tan poco.

Pero teníamos que amar, aunque supusiera el más atroz de los sufrimientos, aunque mi voluntad ya no fuese mía, “aunque te busque y no te encuentre”.

Mario Benedetti recita su poema Corazón coraza.

Capítulo cuarto: hagamos un trato

Y llegó el punto de inflexión de toda historia. Entre las dudas y las certezas, propusimos ambos un trato. Olviden ustedes los contratos: el amor no entiende de transacciones, no se firma con estilográfica ni se ratifica ante las autoridades. El amor consiste en asumir el proyecto de una vida en común, de un compromiso con la diferencia, como sostenía el filósofo Alain Badiou. El trato fue muy sencillo: 

Compañera

usted sabe

puede contar 

conmigo

no hasta dos

o hasta diez

sino contar conmigo

Mario Benedetti recita su poema Hagamos un trato.

Capítulo quinto: el amor como acción

Consolidado el amor en esa incierta vulnerabilidad, alcanzamos el momento del “qué hacer”. Ahora el amor es transgresor: convierte a los enamorados en cómplices que trabajan por la justicia.

Y en la calle codo a codo

Somos mucho más que dos.

Decir “te quiero” es un acto subversivo en un tiempo en el que, como afirmaba el filósofo Erich Fromm, se nos enseña antes a odiar y a ser indiferentes que a amar. 

Poema Te quiero. Voz de Mario Benedetti.

Capítulo sexto: La tregua

El amor es un feliz paréntesis a las terribles vicisitudes de la vida. Se revela en momentos de precariedad y urgencia. A pesar de todo y en cualquier circunstancia, vela por nosotros con la misma intensidad que velamos al ser amado. Así lo mostraba Benedetti en Bodas de perlas, dedicado a su inseparable esposa Luz:

El largo amor no tiene cismas

ni soluciones de continuidad

más bien continuidad de soluciones.

Mario Benedetti en Cuba en 1967 con Luz López Alegre, con la que compartió 60 años de su vida. Fundación Mario Benedetti

Luego vendrá el final del bello paréntesis. Pero, mientras dure la tregua, la “proeza sentimental” que es el amor combatirá las soledades. Y a su muerte sentiremos algo más que un mero fallecimiento: el dolor presentido e insondable de la mayor de las ausencias, como Benedetti consignaba en La tregua:

Murió es el derrumbe de la vida, murió viene de adentro, trae la verdadera respiración del dolor, murió es la desesperación, la nada frígida y total, el abismo sencillo, el abismo.

Epílogo

¿Y qué nos depara el destino cuando cesa el amor? Para el místico árabe Ibn Hazm, el amor sólo desaparece por la muerte o por el olvido. ¿Y cuando ocurra? Nada es eterno. Habría que inventar un nuevo amor, como Benedetti advertía en el cuento Realidades que se acaban:

Si un amor concluye intempestivamente, es urgente improvisar otro, ya que sin amor los resortes de la cotidianidad se oxidan. Y si llega el eco de otro amor vacante, disponible, hay que cazarlo al vuelo. Mejor dicho, abrazarlo al vuelo, besarlo, acariciarlo, penetrarlo.

No concluyamos entonces, forcemos otra tregua con un último poema del inventor de amores:

Pero ni colorín ni colorado

el cuento no se ha acabado.