martes, 19 de enero de 2021

descubierta la tumba del emperador chino liu zhi

 un grupo de arqueólogos que trabajaba en una tumba de la provincia de Henan (China) ha hallado una vasija de piedra con un sello real que permite identificar al hombre enterrado en ella. Según informa la agencia de noticias Xinhua, la vasija lleva el sello del emperador Ling, de la dinastía Han Oriental, que la había construido para su predecesor Liu Zhi, conocido como emperador Huan. Las ruinas de dicho mausoleo se encuentran en Luoyang, la ciudad que fue la capital de la dinastía Han oriental entre los años 25 y 220 d.C.

Antes del descubrimiento, los expertos ya especulaban con la idea de que este mausoleo perteneciera al emperador Huan, pero no habían podido confirmar su hipótesis hasta ahora. Según Wang Xianqiu, el arqueólogo a cargo de las excavaciones, “este descubrimiento, unido a los documentos previos sobre la localización de la tumba del emperador, nos permite estar casi seguros de que esta es la tumba de Liu Zhi”. Wang afirma que el hallazgo resulta de gran importancia para estudiar las tumbas y prácticas funerarias de los emperadores de la dinastía Han Oriental. Hasta el momento se han excavado el patio, el corredor, la fosa y el canal de drenaje del mausoleo.

UN EMPERADOR TRISTEMENTE FAMOSO

Liu Zhi fue emperador de la dinastía Han Oriental, que dominaba el territorio chino comprendido entre la Gran Llanura al norte, la Meseta Tibetana al oeste y el Golfo de Tonkín al sur. Reinó entre los años 146 y 168 d.C. y se hizo tristemente famoso por su conducta paranoica, sanguinaria y promiscua. Su reinado estuvo caracterizado por una enorme corrupción y la brutal supresión de las protestas dentro y fuera de palacio; según los historiadores, su negligencia y la de sus sucesores inmediatos para gobernar y administrar el reino fueron una de las causas principales de la caída de la dinastía Han oriental a principios del siglo III.

Liu Zhi se hizo tristemente famoso por su conducta paranoica, sanguinaria y promiscua.

Las crónicas de la época narran que su carácter paranoico y autoritario le conducía a menudo a ejecutar a sus dignatarios cuando sentía que estos estaban consiguiendo demasiado poder. De esta suerte no se salvó ni siquiera el hombre que le había nominado como heredero al trono, Liang Ji, que era quien de facto gobernaba el imperio hasta que el emperador se cansó de estar a su sombra. También resultaba escandaloso a ojos de los eruditos era su harén de más de 5.000 concubinas, que mantenía a expensas de los impuestos de la población; a pesar de lo cual murió a los 36 años sin un heredero directo, por causas sobre las que aún no hay consenso.

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