miércoles, 20 de mayo de 2020

La basílica de San Pedro reabre sus puertas tras una desinfección a fondo

La pandemia originada por el coronavirus ha obligado a cerrar los grandes santuarios del planeta para contener su propagación. Dos meses después de que Italia entrase en cuarentena, el Vaticano ha acondicionado sus lugares de culto para acercarse a una normalidad marcada por las distancias de seguridad.

Los grandes problemas requieren grandes soluciones y, aunque los santuarios religiosos no están acostumbrados a echar el cerrojo, la pandemia originada por la COVID-19 ha obligado a tomar medidas poco frecuentes. Tras dos meses de ejercicio de fe a puerta cerrada, la basílica de San Pedro ha vuelto a abrir sus puertas después de unas minuciosas labores de desinfección. El Papa Francisco inauguró la reapertura total del templo conmemorando el 100 aniversario del nacimiento de Juan Pablo II.
En busca de la normalidad
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En busca de la normalidad

Tras más de dos meses de confinamiento, la basílica papal de San Pedro abrió en su totalidad a un número muy limitado de fieles el pasado lunes, 18 de mayo. Italia ha sido uno de los países más golpeados por la pandemia y, con más de 227.000 casos confirmados y más de 32.000 muertos, el país relaja las medidas del confinamiento una vez las autoridades sanitarias lo han estimado oportuno. 
Foto: Cordon Press
Hasta la última esquina
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Hasta la última esquina

Una vez contenida la propagación del virus, todos los ojos se centran en el inicio de un largo proceso de vuelta a la normalidad. La realidad previa al coronavirus se vio alterada de manera temporal, pero la pandemia ha dejado secuelas permanentes en todos los rincones del planeta. Las estrictas medidas de seguridad impuestas se han visto trasladadas también a un cuidado extremo en las minuciosas labores de desinfección de los lugares públicos y de culto. Un equipo especializado de limpieza recorrió hasta el último rincón de la Santa Sede para garantizar la esterilización de uno de los monumentos más visitados del mundo.
Foto: Cordon Press
Una carretera poco convencional
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Una carretera poco convencional

Las intensas labores de limpieza llevadas a cabo el pasado día 15 de mayo se unieron a los importantes controles de seguridad ante el virus: distancia social de dos metros, mascarillas obligatorias, 3 controles de temperatura y dispensadores de gel hidroalcohólico para acceder al interior de la basílica de San Pedro. Tan solo 27 fieles acudieron a una Santa Sede poco acostumbrada a vivir alejada de los flashes de los turistas en la desescalada de Italia.
Foto: Cordon Press
Una desinfección histórica
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Desinfección histórica

Este inédito proceso de limpieza al que se han sometido las cuatro basílicas mayores de la ciudad (San Pedro, Santa María la Mayor, San Juan de Letrán y San Pablo Extramuros) ha sido llevado a cabo con extremo cuidado para no dañar el gran patrimonio artístico alojado en su interior. Los santuarios de la fe en todo el país están celebrando las eucaristías bajo unas grandes medidas de protección y distanciamiento social, siguiendo las estrictas directrices marcadas entre los obispos del país y el Gobierno central.
Foto: Cordon Press
Vuelta al lugar de trabajo
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Vuelta al lugar de trabajo

El Pontífice inauguró la reapertura de la basílica de San Pedro con una misa privada en la capilla lateral en homenaje al centenario del nacimiento del Papa Juan Pablo II. Una vez terminó su ceremonia, la Santa Sede abrió sus puertas para que los sacerdotes oficiaran las eucaristías en las otras capillas laterales de la basílica una vez el papa abandonó el edificio. A pesar de no poder realizar oficios públicos para contener la propagación del virus, Francisco también se sumó al teletrabajo durante los últimos meses para llevar el oficio de la fe a los hogares de sus feligreses. Desde principios de marzo, sus eucaristías se celebraron en una capilla de su residencia y se retransmitieron online y en televisión.
Foto: Cordon Press
Atención especial a los detalles
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Atención especial a los detalles

La labor de los operarios de limpieza y desinfección resulta crucial para una apertura correcta y con garantías que siga las medidas sanitarias establecidas. Asimismo, los feligreses deberán respetar todas las restricciones y acudir a los oficios con mascarilla y guantes, habiendo pasado por un control de temperaturas y desinfectado con gel hidroalcohólico sus manos. El sacerdote también deberá oficiar la misa con guantes, aunque podrá retirarse la mascarilla en determinados momentos de la eucaristía. 
Foto: Cordon Press
Un enemigo invisible
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Un enemigo invisible

Con más de 500 años de antigüedad, la Guardia Suiza Pontificia está compuesta por algo más de 100 integrantes y se encarga de garantizar la seguridad del Pontífice y la Ciudad del Vaticano. En la imagen, uno de sus integrantes luce mascarilla el pasado lunes, el día que se hizo oficial la apertura de la Santa Sede al público. El Papa todavía no ha comunicado cuando oficiará su primera misa pública.
Foto: Cordon Press

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