domingo, 18 de abril de 2021

LA ENERGIA DE LA TERNURA

"El tiempo de la ternura es siempre. 

El momento de la ternura es ahora. 

El territorio de la ternura es aquí.


Todo instante y lugar es espacio propicio para la ternura: la palabra que digo, el movimiento que realizo, la mirada que vierto sobre el mundo, la caricia que derramo sobre la piel del otro y la actitud de escucha con la que mi corazón se abre para recibir las expresiones y acciones de los demás son estancias para la ternura.


La ternura lo disuelve y lo envuelve todo. 

Nada ni nadie puede resistirse a la fuerza de la ternura. 

Una persona tierna lo empapa y lo deshace todo con su presencia y, como el agua, se filtra, sin apenas hacer ruido, por debajo de todas las corazas defensivas hasta alcanzar y encender, de nuevo, el corazón que es tocado por ella.


Las más rígidas armaduras se deshacen cuando son alcanzadas por una mirada tierna.


La ternura mira y se deja mirar, acaricia y se deja acariciar, sin estridencias, sin empujes ni expectativas. 


La ternura es ojo blando que no condena sino que comprende.

Todo lo vulnerable, lo pequeño, lo recién nacido, lo blando y débil nos remite a la ternura. También el fruto maduro es tierno. 

Por eso, el niño y el anciano son fuentes de ternura.


La vida, en su principio y en su final son reclamos de ternura.

La energía de la ternura es abarcadora, todo lo envuelve, lo abraza y lo transforma.


La ternura es poner nuestro corazón en todo lo que decimos o hacemos, es un gesto total que nos devuelve a nuestra más auténtica identidad y que nos acerca a la verdad de los otros.

La palabra más hermosa que quiero seguir entregando al mundo con todo lo que digo o escribo es ésta: ternura".


Jose Maria Toro 

MI ALEGRIA SOBRE EL PUENTE

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