martes, 20 de octubre de 2020

La sinrazón de los que toman el nombre de Dios en vano

 Aún impactados por la decapitación de un hombre en París, en la tarde del pasado viernes, a manos de un joven islamista radicalizado, Francia ha anunciado que ofrecerá un solemne homenaje nacional a la víctima, un profesor de 47 años de edad, que usó unas caricaturas de Mahoma para ilustrar su clase sobre libertad de expresión.


El nuevo acto yihadista nos interpela y nos pide un sereno discernimiento, que nos permita tomar distancia de la catarata de reacciones que, desde las tripas, ya han vuelto a aparecer, sobre todo en el río revuelto de las redes sociales. Ni es tolerable empujar a las masas hacia el ojo por ojo, ni tampoco ayudan las manifestaciones indiscriminadas con eslóganes tipo “Je suis Charlie”, rememorando la solidaridad desatada con el semanario satírico que sufrió los terribles atentados en enero de 2015. Para que, como ha dicho Macron, se pueda ofrecer una respuesta política, y sobre todo moral y cívica ante la barbarie, es necesario que retratemos con la denuncia firme a quienes, de forma irracional, toman el nombre de Dios en vano para justificar el propio fanatismo. Asimismo, y en otro nivel, no debemos aprovechar cualquier suceso como éste, por terrible que sea, para proclamar un insensato e inexistente derecho a ofender las creencias de los demás. Debería ser el sencillo repudio social el que pusiera en su sitio a los que entienden que la mejor solución para frenar a los bárbaros es mostrarles el camino de una malentendida libertad, que no atiende a ningún tipo de límites. Y, por último, el dramático suceso de este viernes en Francia, nos vuelve a poner sobre la mesa las limitaciones de la ley, por imprescindible que sea su aplicación. La cuestión de la integración social en Europa de inmigrantes y refugiados pasa por acoger, proteger, promover e integrar, sin contribuir con nuestra actitud a la estigmatización general y al gueto. Solo así lograremos, a medio y largo plazo, que, como ha sucedido esta vez tímidamente en Francia, se vayan alzando voces desde la propia comunidad musulmana, de rechazo inequívoco ante todo tipo de terrorismo.

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