lunes, 23 de julio de 2012

El manuscrito 11QMelq.



El manuscrito de la cueva 11 de Qumrán (manuscrito 11QMelq), una vez editado en 1965 y vuelto a transcribir recientemente, ha sido objeto de varios estudios. Puede datarse en el siglo I aC, y, a pesar de su carácter fragmentario consta de 13 trozos , dibuja claramente Melquisedec como una figura escatológica, que ejerce funciones análogas a las del Hijo del hombre. En 11QMelq, Melquisedec es descrito como ejecutor del juicio divino. Melquisedec tiene una función relacionada con el juicio de los pueblos y se le aplican los Sl 82,1 y 7,8 a 9, como si fuera una figura supramundana, un Elohim (líneas 9-14). La función de Melquisedec en el juicio es vista como una función salvadora, porque vence Belial.
En esta función puede ser comparado a la figura del Hijo del hombre. El hecho de que a 11QMelq, además de la figura de Melquisedec que proclama la remisión de las culpas y toma parte en el juicio salvador aparezca la figura del ungido príncipe y del mensajero de salvación, da testimonio de facetas mesiánicas, --en Qumrán no unificadas en una sola persona--, que en la presentación sinóptica del Mesías son propias de Jesús de Nazaret. Se ofrecen ya en este momento varios rasgos mesiánicos que la tradición evangélica tenderá a incorporar y a unificar, en tanto que son explicaciones complementarias de la figura de Jesús, el Cristo e Hijo de Dios (Mc 1,1). La figura dibujada por 11QMelq permite constatar, pues, aspectos del mesianismo palestinense que ayudan a comprender mejor la pregunta de Jesús en Mc 12,35-3
Debido a las diferentes etapas del mesianismo en Qumrán, no hay que sobrevalorar el hecho de que, en los escritos de esta comunidad, a menudo se dé más relieve a la figura del sacerdote que no a la del príncipe. También en el rabinismo hay fluctuaciones en este sentido. En todo caso, no queda excluido que la interpretación mesiánica del Sl 110, reflejada en este pasaje, sea un vestigio de tradición antigua. La situación del mesianismo en el postexilio hasta el umbral de la predicación de Jesús se revela, pues, como especialmente compleja. Desde el siglo II aC la figura de Melquisedec ocupa ya un espacio, y, de una manera especial, en Qumrán, como se ha hecho patente desde la publicación por Van der Woude, en 1965, del manuscrito 11QMelq. En este texto, la figura de Melquisedec es un testimonio de la espera apocalíptica ya difundida en la época de Jesús y que comportaba ─ al menos de manera implícita, dada la pluralidad de concepciones mesiánicas la pregunta que pone Jesús

Nacho padró

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