lunes, 2 de abril de 2012

Las Funciones de David en 1 Crónicas 22-29.

El Cronista se propone presentar la historia de su pueblo de tal modo que no termine en el desastre del destierro babilónico. Este final oscuro es el que tiene como fondo el narrador Deuteronomista. La historia del Cronista pretende acentuar la restauración del pueblo después de la crisis. De ahí que nos presente a la comunidad judía en su nacimiento, con sus dificultades y la superación de las mismas. Por otra parte, era necesario contrarrestar la exaltación del Sinaí y de Moisés (centros de gravedad de los bloques históricos anteriores) que podían ahogar la importancia y autoridad de la dinastia davídica y del ritual por él establecido. De todo el libro se destaca el apartado del reinado de David, que es introducido con la muerte de Saúl, por ser el iniciador de la monarquía hebrea, (1Cr 10-29); la fuente más importante de información la tiene en los libros de Samuel y de los Reyes; se acentúa todo lo relativo a los preparativos para la reconstrucción del templo que es donde se centra el estudio de 1 Cr 22-29.

La concentración del cronista sobre David siempre ha sido reconocida, basta ver la monografía clásica de von Rad que se organiza dentro de los temas de David y el arca, David y el personal de culto, David y el templo, David y el culto, y David e Israel. No se puede negar que un porcentaje inusualmente elevado de la labor del cronista parece referirse a sí mismo con David. El cronista ha visto David como el autor de los instrumentos musicales, un contribuyente a la letra de algunas de las consignas y el responsable de lla música en el templo. Es probable que el cronista haya visto a David como responsable de las divisiones restantes, aunque la naturaleza exacta de su actividad aquí es más difícil de evaluar. Por otra parte, los pasajes importantes de Samuel y Reyes, que podrían considerarse desfavorable a David, como los detalles de sus días fuera de la ley, su adulterio con Betsabé y el asesinato posterior de Urías, y la debilidad física de sus últimos días, están ausentes en Crónicas, por lo que resulta una cuenta idealizado que parece verse reforzada por el escritor en diversas maneras (1 Cr 12,39-41 [38-40]). Si bien hay algo de verdad en este cuadro, cabe señalar que el cronista no representa para nosotros un David sin culpa. Su responsabilidad por el censo abortivo, por ejemplo, se amplía en Crónicas (1 Cr 21). Por encima de todo, su rechazo como el constructor del templo, está encargado específicamente a que se ha derramado mucha sangre (1 Cr 22,8) y es un hombre de guerra (28,3).

Los preparativos para la construcción del templo ocuparon, según 1 Cr, la atención de los últimos años del rey David, hasta el punto de constituir el centro principal de su interés y de sus últimas decisiones. Los cap. 22-29, con la interrupción de 1 Cr 23-27, presentan los textos más importantes sobre la cuestión, en los cuales David aparece como "revestido de un manto profético". Dos de estos pasajes merecen una atención especial: El mandato explícito dado a Salomón por David (1 Cr 22,6-16) y La última asamblea de David con su pueblo, en la que David presenta el modelo del templo (23,1-2a; 28,1-29,20).
En esta parte podremos constatar las disposiciones de David sobre la construcción y el modelo del templo en los libros de las Crónicas, donde David, con autoridad, actualiza y completa los decretos de Moisés, como veremos al final, según las necesidades de la época del segundo templo, una vez los deportados hubieran regresado del exilio en Babilonia, hacia el 538 aC. Esto nos permite poner de relieve el apelativo dado a David de "hombre de Dios".

David ordena a su hijo en 1 Cr 22,6 la construcción del templo, que en 1 Re 2,1-9 tiene el tono de un testamento. Los intereses expresados en 1 Re han cambiado aquí de manera significativa, hasta el punto de que pasa a un primer plano un tema allí ausente: el mandato de construir el templo. De este modo David es el primer responsable de su construcción, al igual de como lo es de las principales instituciones de Israel. Interesa retener que Cr contempla todo este episodio como debido a una actuación profética de David. En efecto, el mandato dado a Salomón precede a la alocución de 1 Cr 22,7-16 en la que David se hace eco de la promesa de 1 Cr 17 (la promesa de Natán), con una peculiaridad significativa: que David habla como si esta promesa la hubiera recibido él mismo directamente de Dios (22,8; cf. 28,3). Este hecho confiere a su alocución un tono profético, no sólo por la forma como está expresada, sino también por el hecho de que expone los mismos conceptos transmitidos a él proféticamente, en otros textos, por Natán.
Nos encontramos en el capítulo 22 que existe una gran diferencia entre el marco del espíritu de David en el comienzo del capítulo anterior y en el principio de este. Allí, en el orgullo de su corazón, él fue censar al pueblo, aquí, en su humildad, la preparación para el servicio de Dios, se inician los pasos de ese "hombre de Dios". Fue en ocasión del juicio terrible infligido a Israel por el pecado de David que Dios le dio a insinuación de la creación de otro altar, y el lugar donde tendría que ser el templo construido, en la que David estaba emocionado con gran vigor para hacer la preparación para esa gran obra. A partir de este momento, David, después de haber dado la carga relativa a la construcción del templo, en este y los siguientes capítulos se establece el método del templo de servicio y pone en orden las oficinas y los funcionarios de la misma, mostrándosenos como un eficiente organizador y legislador: declara a Salomón como sucesor (1 Cr 23,1), determina el número de los levitas, (1 Cr 23,2-5), da cuenta de las varias familias de los levitas (1 Cr 23,6-23), hice un ajuste de cuentas nuevas de ellos de veinte años (1 Cr 23,24-32), organiza a los cantantes y músicos en el templo y las personas que iban a ser empleados: Asaf, Hemán y Jedutún (1 Cr 25,1), sus hijos (1 Cr 25,2-6), y otras personas hábiles (1 Cr 25,7), organiza el orden en que iban a asistir a determinar por sorteo, (1 Cr 25,8-31), de los levitas, designa para ser porteros (1 Cr. 26:1-19), y otros son designados para ser tesoreros y encargados de almacén, (1 Cr 26,20-28), y a los que eran oficiales y jueces en el país se les confió la administración de los asuntos públicos (1 Cr 26,29-32). Ahora David, se convierte en un profeta, así como un príncipe legislador, por el orden de lo divino y con el objetivo de, "poner en orden las cosas que se desean."

1 Cr 28-29 refiere la última asamblea de David con su pueblo en la que el anciano monarca confía a su hijo y al pueblo diversas recomendaciones sobre la construcción del templo. Ambos capítulos son atribuidos al redactor Cronista, el cual, por medio de un uso libre de materiales bíblicos, relacionados, algunos de ellos, con la figura de Moisés en el segunda plano, consigue dar un mayor relieve a estas disposiciones de David. De ellos destacamos, en particular, 1 Cr 28,11-19. Después de las recomendaciones al pueblo y a Salomón, contenidas en 28,1-10, "David entregó a su hijo Salomón los planos del atrio y del templo" (28,11). y sobretodo "El proyecto que había concebido sobre los atrios del templo y las habitaciones circundantes para el tesoro del templo de Dios, para los dones votivos, para las clases sacerdotales y levíticas, para los diversos servicios del culto del templo y para los objetos sagrados del mismo"(28, 12-13). Según el redactor Cronista tanto el proyecto del templo como la organización de las clases levíticas como la determinación de los objetos rituales forman parte del proyecto concebido por David. Un proyecto que el autor no imagina como ideado arbitrariamente o transmitido tan sólo oralmente, pues unos pocos vv. más adelante añade: "Todo esto se hallaba en un escrito que el Señor le había consignado, explicando la fabricación del modelo" (28,19). Esta última expresión señala una inspiración divina sobre la persona de David, o, más bien, un rasgo profético. Si ello es así, permitiría interpretar también en sentido profético la expresión brûa immô. Así lo comprendió el Tg 1 Cr 28,12. Teniendo en cuenta de qué manera escribe la historia el Cronista, queda tanto o más destacada la dimensión profética que la propiamente legislativa. Una gran cantidad de servicios que David había hecho en su día, habían servido a su generación según la voluntad de Dios (Hechos 13,36), aunque respecto al Templo, declaró el propósito que había formado para construir un templo para Dios, (1 Cr 28,3). El Templo no es únicamente una obra de un legislador, sino el resutado de una petición divina, como en los profetas. Ha de construir una casa de descanso para el arca que aquí se dice que es una casa de descanso para el estrado de Dios. Por ello él les mandó que se adhieren fijamente a Dios y de su deber (1 Cr 28,8). A tener en cuenta: Mantener, y buscar todos los mandamientos de Jehová su Dios: el Señor era su Dios, sus mandamientos debe ser su gobierno, y que deben tener respeto a todos ellos, deben hacer conciencia de mantenerlos, y la búsqueda en las escrituras,

Interesa destacar finalmente la alusión de Ex 25,9 y 25,40 que 1 Cr 28,11-19 contiene. En el pasaje de Ex, de tradición sacerdotal, el Señor confía y muestra a Moisés el modelo del santuario que debe ser construido. Ambos pasajes presentan un vocabulario afín: así la expresión “modelo, planos” que hallamos en Ex 25,9 y 1 Cr 28,11; Ex 25,40. De común tienen además la referencia a los “utensilios” en Ex 25,9 y 1 Cr 28,13, que forman parte del modelo que les es confiado por el Señor. Estas alusiones de Cr a Ex contribuyen a realzar literariamente la importante función que según el cronista desempeña David en lo que respecta a la construcción del templo y a la organización del culto. Se trata, en efecto, de una función paralela a la desempeñada por Moisés. Otro detalle literario confirma este paralelismo: en 1 Cr 29,1-9 David invita a colaborar, con ofrendas voluntarias, a la construcción del futuro templo, de la misma manera que en Ex 35,4-29 (cf. Ex 25,2) Moisés había realizado una petición de tributos para la construcción del santuario. En lo que se refiere al modelo del templo, David asume, por tanto, en Cr funciones análogas a las que en Ex ejercía Moisés.

Nacho Padró

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