martes, 21 de septiembre de 2021

Azar, duda, desamparo o creatividad: dimensión colectiva de la incertidumbre

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El pasado es hermoso porque nunca comprendemos una emoción en el momento. Se expande más tarde, y por eso no tenemos emociones completas sobre el presente, tan solo sobre el pasado.

(Virginia Woolf)

Un componente relevante de los juegos es la introducción del azar. Muchos de ellos se practican con dados para introducir la idea de que más allá de la planificación de la partida es importante las cartas o fichas que te toquen en el reparto o el número azaroso que saquen tus dados. El juego es una de las actividades a las que el cerebro dedica toda su capacidad. La realidad está para que haya material para jugar1.

Paradójicamente el ser humano busca estabilidad y certeza. Así en la tierra como en el cielo, reza la frase que anhela el orden y la continuidad que se percibe en el firmamento en contraste con la imprevisible existencia terrenal.

Se tolera mal la incertidumbre, es lo que más amenaza la continuidad de la vida. Necesitamos predecir lo que va a ocurrir y, a menudo, preferimos construir una teoría estrambótica y poco viable que explique la realidad, antes que quedarnos sin ninguna hipótesis. La vida, para ser experimentada, necesita previamente ser imaginada2.

Las personas que han sido criadas en contextos violentos, por ejemplo, adquieren la costumbre de establecer hipótesis basadas en observaciones cotidianas con el único fin de predecir si ese día van a ser golpeados o no por las personas que los cuidan3. Se fijan en cosas como la forma de respirar que tiene su perpetrador antes de propinar el ataque, sus movimientos oculares, el ruido que hacen sus pies cuando caminan por el pasillo de la casa, el arqueo de las cejas y otros gestos específicos, o el humor que trae cuando llega a casa y que pueden calibrar por el sonido que hace la llave al entrar en la cerradura. El objetivo de estas observaciones es reducir la incertidumbre.

Creatividad emancipadora o alienación

Con la incertidumbre se inauguran dos vías del pensamiento.

En primer lugar, la duda estimula el conocimiento. Todo aprendizaje se produce a partir de una crisis cognitiva. Si el maestro de escuela no logra que sus aprendices vean la relación que tiene el conocimiento que se les quiere enseñar con las necesidades que tienen en su vida, será mucho más difícil que se produzca el aprendizaje. Por eso, la primera tarea del enseñante es mostrar que la materia que imparte puede ayudar a los alumnos en sus necesidades vitales.

La incertidumbre nos anima a la investigación y el estudio de la realidad. Constituye así el motor de la epistemología del conocimiento. Por eso los buenos conferenciantes suelen comenzar su intervención con una pregunta que vincule el interés de la platea con el tema que se va a exponer. Dicen cosas como:

-Alguna vez han pensado sobre…

-En algún momento les ha ocurrido que…

Y cuando el oyente orienta su atención a las ocasiones en las que han pensado o les ha ocurrido algo similar, el ponente arranca con el tema de la conferencia. Este criterio básico de la oratoria pública garantiza el contrato de expectativas entre el conferenciante y los oyentes.

Todo pensamiento tiene un encuadre de referencia, una imagen más o menos simbólica, a la que nos remite la idea. Los mensajes verbales se dirigen a la rememoración de ese encuadre.

En segundo lugar, y de modo contrario, la incertidumbre puede incrementar el consumo de hipótesis falsas y poco fiables. Un ejemplo de esto fue la Pequeña Edad de Hielo. Una época histórica cuyo apogeo se desarrolló entre finales del siglo XVII y principios del XVIII, aunque comenzó en el siglo XV. Fue una etapa histórica en la que el clima enloqueció. Se produjeron fuertes descensos térmicos, inundaciones y sequías alternantes que hundieron la economía y modificaron el panorama social y político con fuertes carencias alimentarias que abrieron el paso a las estructuras socioeconómicas que ahora conocemos4.

En esa época de cambio climático, la Iglesia defendió que la situación no se debía a la naturaleza, sino a los pecados de la humanidad. En aquel entonces se iniciaron rituales de penitencia, flagelación y manifestaciones de fe sin precedentes hasta ese momento5. Quién sabe si la relación que hubo entre la inauguración de la Inquisición y los cambios climáticos de aquella época. Cuando el clima cambia, todo cambia.

Al mismo tiempo se produjo un cambio en el pensamiento humano. Fue el inicio de la Ilustración. La búsqueda científica de causas y soluciones empezó a tomar forma y se inauguró la ciencia tal y como ahora la conocemos.

De la edad media al renacimiento: tránsito de gran incertidumbre

Esta fue una de las épocas históricas de mayor incertidumbre: el tránsito de la Edad Media al Renacimiento y la Modernidad6.

Podemos entender la historia de la civilización como la historia de la lucha contra la violencia y la búsqueda de estabilidad y seguridad para vivir. La Modernidad logró que la brutalidad, que era una conducta comúnmente aceptada, fuera mal vista y que tuviera al menos que explicarse.

La modulación de los impulsos destructivos tiene su historia7. Una de las cuestiones más relevantes fue la instalación en el imaginario de las personas, nuevas imágenes de referencia y otro modo de ver el mundo. Esto constituyó el conjunto de nuevos encuadres para interpretar la realidad.

Algunos historiadores8 apuntan que este proceso de civilización tuvo su desarrollo entre los siglos XIV al XVIII. Aunque el acortesanamiento de los guerreros en Europa comenzó en el siglo XI. Cuando las guerras feudales comenzaron a ceder y muchos soldados con costumbres y entrenamiento violentos se quedaron sin ocupación y tenían que reorientar su vida.

Se trata de un proceso orgánico comunitario basado en múltiples factores. Elementos que deben entenderse no solo como fruto de planificación previa, sino como resultante de entramados dialécticos. Los componentes más relevantes que protagonizaron esta transición fueron los siguientes:

En primer lugar, se produce una fuerte diversificación de funciones sociales. La etapa medieval tenía un componente más polarizado en torno a amos y vasallos.

Esto conllevó una importante complejización de los sistemas de interdependencia. En este sentido, los ciudadanos se necesitaban unos a otros cada vez más. Herreros, agricultores, zapateros, comerciantes… cumplían una misión que interesaba al resto de la comunidad. Por lo tanto, era interesante salvaguardar su seguridad. El libre comercio e intercambio de bienes de los distintos oficios necesitaba de un escenario de pacificación para poder desarrollarse. Se supera de este modo la ley no escrita del amo y el esclavo en la que éste debe obedecer sin objeciones e inmediatamente a su dueño si quiere asegurar su propia vida.

Otro asunto relevante fue la introducción de la esperanza. Una sociedad de violencia indiscriminada tiene más difícil proyectar el futuro de sus componentes, ya que en cualquier momento puede sobrevenir la muerte. Es el inicio del concepto de riesgo, seguridad e inversión en el presente para garantizar el futuro. Hubiera sido imposible que las compañías de seguros hubieran podido existir en la Edad Media.

También fue de capital importancia la unificación y externalización del punto de vista o panoptismo9.

Bentham, en el siglo XVIII, describe el este fenómeno como el artefacto de control social más eficaz que haya existido. El que está sometido a un campo de visibilidad y que lo sabe, reproduce las coacciones del poder, se convierte en el principio de su propio sometimiento10.

Esta unificación del punto de vista en la torre de control central supone un rapto de la libertad de la mirada de cada individualidad y sus efectos de búsqueda de docilidad11. El dominio del punto de vista impone la perspectiva, que se convierte en única al no poder ser contrastada con otras. Como una de las consecuencias esenciales de ello se monopoliza la violencia por parte de los Estados incipientes.

Como consecuencia de ello, se transita lentamente de los sistemas de vigilancia de la población a la autovigilancia de los sujetos. Y aunque como hemos dicho, un factor muy relevante fue la diversificación de funciones, se desarrolla una fuerte labor en el mantenimiento del pensamiento único con la unificación del punto de vista y el mantenimiento de la única perspectiva.

La introducción de la imagen de un futuro esperanzador requirió la introducción de otro mecanismo psicológico consistente en la subordinación del impulso de deseo momentáneo a una previsión de logro de objetivos a largo plazo (constitución del Superyó). La capacidad de desplazar el deseo presente al futuro es una de las características más relevantes de la adaptación social en la modernidad.

En otro orden de cosas, se constituye el trabajo como la actividad más importante de la vida y separación de la vida privada y la social12. En consecuencia, los objetivos se centran en el adiestramiento de la capacidad de trabajo de la población.

La gestión de la incertidumbre en aquella época produjo cambios en la percepción de la realidad y en el modo de crear mapas mentales. Cambios en el filtro cultural que se tenía de la realidad a los que contribuyeron las artes plásticas, literarias y escénicas.

En consecuencia y por todo lo dicho, la concepción de la vida se desplazó desde una dimensión física a otra más psíquica y todo ello mediante el sostenimiento de altas cotas de incertidumbre.

(Continuará)


Notas

(1) Óscar Miralles (2017): ¿Juegas? Tesis Tahur. Madrid: Bubok.

(2) Bernardo OrtínLa vida es imaginada. (2013). Sevilla: Jot Down.

(3) Ver Artículo de Perry, BD «Incubated in Terror: Neurodevelopmental Factors in the ‘Cycle of Violence’ In: Children, Youth and Violence: The Search for Solutions» (J. Osofsky, Ed.). Guilford Press, New York, pp 124-148, 1997.

(4) Consultar El motín de la naturaleza de Phillip Blom (2019). Barcelona: Anagrama

(5) Ver Artículo de Félix Badía: «Cómo superó la Humanidad la anterior crisis climática». Publicado en el periódico de La Vanguardia en 15 del diciembre de 2019: Entre 1590 y 1650, etapa en que se estableció una cruel caza de brujas. Se estima que murieron ejecutadas cincuenta y cinco mil personas en toda Europa, la inmensa mayoría mujeres. Aunque muchas de las ejecuciones estuvieron vinculadas a conflictos religiosos, muchas otras tuvieron lugar después de catástrofes meteorológicas como granizos e inundaciones.

(6) Ver la introducción de La vida es imaginada. (Op. Cit.)

(7) En este sentido se pueden consultar varias obras relevantes:

Michel Foucault. (2000) Historia de la locura en la Época Clásica. Madrid: Fondo de Cultura Económica.

-Michel Foucault. (1977): La vida de los hombres infames. B. Aires: Altamira.

Gramática Transformacional de Noam Chomsky: Estructura profunda y superficial del lenguaje. Consultar el libro de Juan Benavides de (1981): Gramática generativa de Noam Chomsky. Madrid: Latina

(8) Norbert ElíasEl proceso de la civilización, 1993. Madrid: Fondo de Cultura Económica

(9) Descrito en el artículo «Lucio y su única perspectiva». Ver Historias ilustradas de los Niños Invisibles. Bernardo Ortín. Sevilla: Jot Down. Pág. 59ss.

(10) Michel Foucault (1990): Vigilar y castigar. Madrid: Siglo XXI. Págs. 199ss.

(11) Op. Cit.: 139.

(12) Paul Lafargue escribe en 1883 El derecho a la pereza. Obra de máxima pertinencia en su época y la escribe como refutación al libro: El derecho al trabajo, de Louis Blanc 1848. Lafargue desarrolla la utopía de la satisfacción y del goce, empleando las máquinas para trabajar mientras el ser humano se dedica al disfrute de la vida.

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