lunes, 17 de junio de 2024

Las tres claves para encontrar el "suhka", la verdadera felicidad según la filosofía budista

 

Los budistas son los maestros de la felicidad más pura y duradera. Ellos la llaman “suhka”. Hemos tardado años hasta que en Occidente hemos aprendido a apreciarla e imitarles. Esa felicidad se basa en tres claves, todas ellas mucho más cerca de ti de lo que te imaginas.

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El budismo ha impactado mucho en nuestra cultura. Puede que sin saberlo hayas puesto en práctica alguna de sus ideas, porque una gran parte de sus enseñanzas son la base de la actual filosofía del bienestar. Después de casi 3.000 años de filosofía budista, nos hemos dado cuenta de que su camino era mucho más sabio que el del estrés y éxito a cualquier preciopor el que nos lleva el consumismo exacerbado que practicamos en Occidente.

Aspectos como la atención plena (el mindfulness) o la meditación y técnicas de respiración, que puedes haber aprendido para calmar los nervios, tienen su origen en el budismo. Por eso, a la hora de buscar la felicidad, quizá sea bueno dejarnos de adaptaciones de algún ‘coach’ americano y volver a las raíces.

El origen de la búsqueda de la felicidad que siguen gran parte de los expertos e ‘influencers’ actuales está en las enseñanzas del “suhka” de los budistas.

EN QUÉ CONSISTE LA FELICIDAD “SUHKA”

Decir felicidad “suhka” es algo redundante. “Suhka” simplemente es una de las palabras con la que el budismo se refiere a felicidad. No es una felicidad cualquiera. Es LA felicidad. Una condición de felicidad auténtica, profunda y que se alcanza plenamente a través de la comprensión y práctica del budismo.

Pero antes de que nos asustemos, digamos que hay múltiples grados de felicidad y no hace falta que acabemos levitando. Si nos quedamos con los principios básicos que nos enseña esta filosofía, ya tendremos mucho ganado para llegar al “suhka”.

Lo que transmite el budismo es que la felicidad no es algo que esté fuera. “De ti depende que quieras ser feliz”, asegura una de las máximas budistas. Ellos no entienden la felicidad solo como un estado transitorio de placer. Es una experiencia de bienestar y satisfacción mucho más duradera.

La felicidad no se basa en la posesión de grandes riquezas ni de objetos materiales, sino en el amor. Lo llevan diciendo siglos. Aquí tuvo que hacerse un macro estudio por parte la Universidad de Harvard, y que han llevado a cabo estudiando a cientos de voluntarios durante más de ochenta años, para que confirmaran esta verdad.

CÓMO SE LLEGA A LA VERDADERA FELICIDAD

Para alcanzar el “sukha” en los países occidentales, es importante comprender este cambio de paradigma. Lo repetimos: la felicidad no se basa en la posesión ni en la satisfacción de deseos.

La felicidad se basa en “la comprensión de la verdadera naturaleza de la realidad y la liberación del sufrimiento”. Dicho así, suena raro. Es que veamos las cosas en perspectiva. Lo que hoy te parece un drama enorme, mañana te puede parecer que era una tontería.

Woody Allen dijo que el humor nace del drama y el paso del tiempo. Es decir, que lo más terrible llega a diluirse hasta el punto de que podamos reírnos de ello. Reírnos es una señal de felicidad. No hay nada tan terrible que el tiempo no lo haya relativizado.

Es la comprensión de esa relatividad y la aceptación de la vida tal y como es lo que nos permitirá acercarnos a esas cotas de felicidad que tienen los monjes budistas. Todo eso, te lo organizas tú en tu cerebro.

LAS TRES CLAVES PARA ENCONTRAR EL ‘SUKHA’

La filosofía budista profundiza en el cultivo de la mente, en buscar la sabiduría como pilares para alcanzar la felicidad. También parte de un concepto de moral, en la que no buscas el mal ajeno, como la tercera base sobre la que sustentar sus creencias.

En un plano práctico, hay tres hábitos que hemos de practicar para alcanzar la felicidad:

  • El autoconocimiento. Si te analizas y ves por qué piensas de una determinada manera, podrás controlar mejor tus pensamientos más dañinos y que no te aportan. En este sentido, el budismo aconseja practicar la meditación y el mindfulness para ayudarte a practicar esa introinspección. La meditación permite a las personas comprender mejor su mente y la realidad que les rodea, lo que puede llevar entendimiento y aceptación de la vida.
  • El desapego. No hay nada material que dé una felicidad duradera. Al contrario, si haces una búsqueda por internet verás que triunfan los artículos que recomiendan simplificar nuestra vida, deshacernos de cosas y poner orden en nuestras casas. Menos es más. Haz limpieza.
  • El amor. Las relaciones estrechas y significativas son las que más felicidad proporcionan. Amar y compartir el amor por los otros sí es un caminoo significativo hacia el “sukha”.

Estas tres vías te servirán para hacer frente a lo que el budismo describe como las tres raíces del dolor, y por tanto, de la infelicidad: el autoengaño, la avidez y el odio.

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