miércoles, 25 de enero de 2023

santiago de compostela: la ciudad del apóstol

iStock francisco crusat

La basílica de Santiago. La antigua estructura románica de la sede compostelana se ha mantenido en sus elementos básicos, pero el paso del tiempo ha modificado su aspecto con la adición de elementos como el claustro renacentista, la fachada barroca de la plaza del Obradoiro y la fachada neoclásica de la Azabachería.

Foto: iStock, francisco crusat

quién es éste a quien la multitud de los cristianos sigue con tanta devoción? ¿Quién es éste tan grande y tan importante a quien innumerables cristianos de uno y otro lado de los Pirineos se dirigen para orar? Tanta es la multitud de los que van a él y vienen, que apenas nos dejan libre el camino hacia occidente». Ésta era la pregunta que hacían unos embajadores musulmanes de paso por Castilla, según una  crónica del siglo XII. La respuesta no podía ser más que una: «Es el bienaventurado Santiago, apóstol del Señor y Salvador nuestro, hermano del apóstol y evangelista Juan y uno de los hijos del Zebedeo, cuyo cuerpo está enterrado en tierras de Galicia, a quien Francia, Inglaterra, Italia, Alemania y todas las provincias cristianas, y especialmente España, veneran como patrono y protector». 

Pero sobre todo el autor del Códice destacaba la presencia de los peregrinos: «Florece por el brillo de los milagros de Santiago, pues en ella se concede la salud a los enfermos, se les devuelve la vista a los ciegos, se les suelta la lengua a los mudos, se les abre el oído a los sordos, se les da sana andadura a los cojos, se otorga la liberación a los endemoniados, y lo que es más grande, se atienden las preces de las gentes fieles, se abre al cielo a los que a él llaman, se da consuelo a los tristes y todos los pueblos extranjeros de todos los climas del mundo acuden allí a montones, llevando ofrendas en alabanzas del Señor». 

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