martes, 22 de noviembre de 2022

cátaros, los cristianos perseguidos por la inquisición

 

Los condes de Foix (en la imagen) fueron ardientes partidarios del catarismo, ofreciendo a sus sacerdotes asilo y donaciones de carácter económico.

Foto: Wikimedia Commons

a principios del siglo XIII, Inocencio III, el pontífice más importante de la Edad Media, dedicó gran parte de sus energías a atacar una «peste» que se había instalado en el corazón mismo de la Cristiandad. Era el catarismo, un movimiento cristiano disidente que desde hacía dos siglos había surgido en diversos puntos de Europa. Muy pronto, la aparición más o menos simultánea de las comunidades de esa nueva Iglesia, considerada herética, se convirtió en una auténtica pesadilla para el Papado y para la Iglesia de Roma.

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