martes, 15 de noviembre de 2022

las impresionantes tumbas de anyang, las raíces de la civilización china

Estatua de Fu Hao en Anyang.

Foto: AP

en el año 1899, Wang Yirong, director de la Academia Imperial de Beijing (Pekín), sufrió un ataque de malaria. Por prescripción médica, el letrado tuvo que tomar "huesos de dragón", un remedio tradicional chino que en la zona de Anyang se venía usando al menos desde mil años atrás, en tiempos de la dinastía Han. Cuando le trajeron los supuestos huesos de dragón –en realidad, se trataba de caparazones de tortuga y alguna escápula (omóplato) de vacuno–, su amigo Liu E observó en su superficie unos trazos que parecían caracteres chinos arcaicos, aunque eran algo distintos de lo que se había visto hasta la fecha.

Las excavaciones en Anyang han puesto al descubierto todo un período de la historia china que anteriormente carecía de testimonios arqueológicos. Al mismo tiempo, ofrecen un atisbo sobre la vida en la capital de los Shang, Yin, entre los siglos XIV y XI a.C., dominada por unas élites que desarrollaron los principales rasgos que caracterizarían a la civilización china, tales como la jerarquización social, la ausencia de distinciones entre el poder civil y el religioso, y la veneración por el pasado y los vínculos familiares. 

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