martes, 22 de marzo de 2022

Homenaje a la Paz en el Día Mundial de la Poesía

 La Unesco adoptó el 21 de marzo como Día Mundial de la Poesíadurante su 30ª Conferencia General en París en 1999, con el objetivo de apoyar la diversidad lingüística a través de la expresión poética y fomentar la visibilización de aquellas lenguas que se encuentran en peligro. “El Día Mundial de la Poesía”, se afirma, “es una ocasión para honrar a los poetas, revivir tradiciones orales de recitales de poesía, promover la lectura, la escritura y la enseñanza de la poesía, fomentar la convergencia entre la poesía y otras artes como el teatro, la danza, la música y la pintura, y aumentar la visibilidad de poesía en los medios”.

En 2022: Poesía para la Paz

El 21 de marzo de 2022 coincidirá con uno de los momentos más duros del siglo XXI: tras una grave crisis económica y una terrible pandemia, aún no resuelta, una guerra en las puertas de Europa nos hace recordar también otros graves conflictos bélicos en otros lugares del planeta.

Hölderlin, en el fragmento siete de su poema Pan y vino, se preguntaba: “¿Para qué poetas en tiempos de miseria?” (wozu Dichter in dürftiger Zeit). Pero él mismo nos dirá que “el hombre es un dios cuando sueña y un mendigo cuando reflexiona”, y que ese estado de plenitud se alcanza, sobre todo, gracias a la poesía.

En 1951 Theodor Adorno afirmaba, tras la Segunda Guerra Mundial, que “escribir poesía después de Auschwitz es un acto de barbarie” (nach Auschwitz ein Gedicht zu schreiben, ist barbarisch).

No consuma noticias, entiéndalas.

Es opinión generalizada, tras muchos debates, que los poetas son más necesarios que nunca en tiempos de miseria, y que la poesía es imprescindible para que no vuelva a repetirse una barbarie como Auschwitz. En The Conversation defendimos la necesidad de la poesía al servicio de la vida en el siglo XXI.

Poesía para la esperanza y el consuelo

Nuestro Premio Nobel Vicente Aleixandre dejó escrito en el último de los aforismos de Poesía, moral, público (1950), como una letanía profana que expresa la profunda conexión entre poesía y vida, lo siguiente: 

“Fuente de amor, fuente de conocimiento; fuente de descubrimiento; fuente de verdad, fuente de consuelo; fuente de esperanza, fuente de sed, fuente de vida. Si alguna vez la Poesía no es eso, no es nada”.


Por ello, el Día Mundial de la Poesía 2022 va a ser celebrado en muchos lugares con poemas para la paz, a fin de mantener la esperanza y ofrecer consuelo en tiempos tan duros.

La entonces Directora General de la Unesco, Irina Bokova, en su mensajecon ocasión del Día Mundial de la Poesía 2013, indicó muy acertadamente: “La poesía es un viaje: no un viaje fuera de la realidad, sino frecuentemente a lo más íntimo de las emociones, las reivindicaciones y las esperanzas de las personas. La poesía da forma a los sueños de los pueblos y a las expresiones más altas de su espiritualidad; la poesía da también valor para cambiar el mundo”.

Valor para cambiar el mundo. Valor para afrontar una realidad inhumana que ha transformado todo en mercado, mercancías y mercaderes. También la cultura, la educación, la salud, el futuro de los jóvenes… la vida de las gentes.

Poesía necesaria

En su conocido poema La poesía es un arma cargada de futuro, magistralmente musicado y cantado por Paco IbáñezGabriel Celaya afirma la necesidad de la poesía:

Poesía para el pobre, poesía necesaria

como el pan de cada día,

como el aire que exigimos trece veces por minuto,

para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.

Como muestra mínima, pero significativa, de esta capacidad de la poesía para impulsar un pensamiento crítico y creativo, para contraponer la fuerza de la palabra a cualquier forma de violencia, repasemos poemas de algunos de nuestros más importantes poetas en el último siglo.

Tristes guerras

Miguel Hernández, en la dedicatoria a Vicente Aleixandre de su libro Viento del pueblo (1937), nos proporciona las más hermosas palabras sobre el compromiso de la poesía con la vida: 

“Los poetas somos viento del pueblo: nacemos para pasar soplando a través de sus poros y conducir sus ojos y sus sentimientos hacia las cumbres más hermosas. Hoy, este hoy de pasión, de vida, de muerte, nos empuja de imponente modo a ti, a mí, a varios, hacia el pueblo. El pueblo espera a los poetas con las orejas y el alma tendidas al pie de cada siglo”.


















‘Paloma azul’, mural del pintor oriolano Teodomiro en el Barrio de San Isidro de Orihuela. 2014. Murales Miguel Hernández Orihuela

Podemos seguir aquí algunas versiones musicadas del poema Tristes guerras de Miguel Hernández que pertenece a su obra Cancionero y romancero de ausencias, escrita en la prisión antes de su muerte.

Tristes guerras

si no es amor la empresa.

Tristes. Tristes.

Tristes armas

si no son las palabras.

Tristes. Tristes.

Tristes hombres

si no mueren de amores.

Tristes. Tristes.

En el nombre de España, Paz

En su libro Pido la paz y la palabra (1955), Blas de Otero escribió un gran poema que reclama la urgencia de la Paz. Hay versiones musicales, entre las que destaca la realizada por el grupo Jarcha.

En el nombre de España, paz.

El hombre

está en peligro. España,

España, no te

aduermas.

Está en peligro, corre,

acude. Vuela

el ala de la noche

junto al ala del día.

Oye.

Cruje una vieja sombra,

vibra una luz joven.

Paz

para el día.

En el nombre

de España, paz.

Para despertar a Europa

Terminamos con un fragmento impresionante de Chantal Maillard, quien en su libro La herida en la lengua nos recuerda esta geografía del horror, a la que en 2022 tendríamos también que añadir Ucrania:

El campo de Kobe, al sudeste de Etiopía.

Los campos saharauis de Tinduf.

Los campos de Saklepeha, en Liberia.

Los campos de Bahai, Ereba, Guerida, Forshana, Goz-Beida y Nigrana, Djabal y Goz Amer, en el Chad.

Los campos de Kibati, Bulenbgo, Buhimba y Mugunga, en la República congoleña. Los de Mweso y Masisi.

El campo somalí de Dadaab, al nordeste de Kenia. Los de Hagadera, Ifo, Dagahale, en su frontera.

El campo de Domeez, en el Kurdistán iraquí.

El campo sirio de Za’atari, en Jordania. El de Muraiyeb al Fohud y el de Anmar al Hmud.

La Franja de Gaza.

El campo de Kara Tepe y el de Moria, en la isla de Lesbos.

El campo sirio de Idomeni, en la frontera griega con Macedonia.

El campo sirio de Derik, en Turquía.

El campo, incendiado y desmantelado, de Calais, al norte de Francia.

El camposanto del Mediterráneo y el de la tierra libre.

Mientras tanto Europa, la esclarecida Europa, duerme como aquel monje su sueño de trescientos años oyendo cantar a un pájaro. Otros pájaros, oscuros, habrán de despertarla.

Que la poesía despierte nuestras conciencias para construir un mundo libre, justo y en paz.

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