lunes, 4 de julio de 2016

ADVIENTO


El término “adviento” viene del latín “adventus”, que significa preparar la venida, la llegada. Este tiempo litúrgico, que dura cuatro semanas, termina el 24 de diciembre, y a continuación tenemos la Navidad y la Epifanía. Es un tiempo para despertar y prepararse para la llegada del Niño Dios.

Origen
No se sabe con exactitud cuándo se introdujo en la Iglesia la celebración del Adviento. La preparación para la fiesta de Navidad, ciertamente no tuvo lugar antes que la propia fiesta de Navidad y de ésta no tenemos evidencia antes de finales del siglo IV, cuando ya se celebraba en toda la Iglesia, el 25 de diciembre o el 06 de enero. (Duchesne).
En las Actas del Sínodo de Zaragoza (380), el cuarto canon prescribe que desde el día 17 de diciembre hasta la fiesta de la Epifanía, nadie debería ausentarse de la Iglesia. Hay algunas homilías, probablemente la mayoría de San Cesáreo, obispo de Arlés (502 542), donde encontramos la mención a una preparación antes de la Navidad; sin embargo, a juzgar por el contexto de la época, no existía regulación sobre el tema.
Un sínodo celebrado en Macon (581), en la Galia, en su canon noveno ordena que desde el día 11 de noviembre hasta el día de Navidad, la Eucaristía se celebre según el rito de Cuaresma los lunes, miércoles y viernes de cada semana. El Sacramentario Gelasiano indica cinco domingos para el tiempo de Adviento, y esos cinco fueron reducidos a cuatro por el Papa San Gregorio VII (1073 1085). Una colección de homilías de San Gregorio Magno (590 604) comienza con un sermón para el segundo Domingo de Adviento. Varios sínodos establecieron cánones sobre los ayunos que se deben observar durante este tiempo, algunos de los cuales comenzaban el 11 de noviembre, otros el quince, y otros con el solsticio de otoño.

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