sábado, 23 de diciembre de 2017

Pacem in Terris

La Pacem in terris (Paz en la Tierra) fue una encíclica del Papa Juan XIII escrita el 11 de abril de 1963.
Por ser la Paz en la Tierra una tarea permanente, la encíclica Pacem in terris no se entendería cabalmente sin los antecedentes terribles del estallido de dos guerras mundiales y la consolidación de dos sistemas totalitarios demoledores, causa principal del desorden reinante en el mundo. (el muro de Berlín y la crisis de los Misiles de Cuba).
Enella se explica que un acto de fe en la posibilidad de la paz y en el ser humano, así como una interpretación de los dinamismos profundos que estaban actuando ya e la historia, como el inicio prometedor de una revolución espiritual basado en los 4 pilares que sustentan la paz: la verdad, la justicia, el amor y la libertad.
Posteriormente Juan Pablo II refiriéndose a la encíclica hablará de una ley de la Historia: la paz y el progreso pueden alcanzarse a través del respeto a la moral universal lideada por unas Naciones Unidas.
En el contexto de la "guerra fría", después de dos sangrientas guerras mundiales que convulsionaron Europa, Juan XXIII publica en 1963 una histórica carta encíclica que no deja de mantener su actualidad en el contexto actual, cuado el belicismo de algunos se presenta como una amenaza para todos.
Sólo una cultura que toma en serio los derechos y los deberes de las personas y de las naciones es capaz de sostener un auténticos compromiso de Paz.
Pacem in Terris quiso ser una llamada a la conciencia de la humanidad tan aturdida por los enfrentamientos y los conflictos: todos somos miembros de una sola familia humana y la guerra es una de las expresiones más aberrantes de la humanidad. Y creer que la paz es posible es tan urgente como necesario para empezar a dar pasos hacia ella.
La Pecem in terris exhortó a los católicos a participar activamente en la vida pública y a colaborar en el progreso del bien común de todo el género humano y de su propia nación, pues de poco sirve lamentar el actual desorden, declararse pacifista a ultranza, si no se hace nada por informar con el Evangelio las realidades temporales y de esta manera preparar la deseada paz, que es obra de la justicia.




Nacho Padró

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