Oh Gran Espíritu, tú                      que hablas en el viento 
y das aliento de vida a todo el mundo,
¡escúchame!
Soy débil y pequeño, necesito tu poder y tu                      sabiduría.
Déjame caminar en la belleza, y que se alegren mis                      ojos 
al contemplar el color rojo y dorado de la aurora.
Haz que mis manos toquen con amor 
todas las cosas que tú has hecho.
Hazme sabio para poder comprender 
las enseñanzas sagradas que tú has impartido.
Ayúdame a entender la lección escondida 
en cada hoja, en cada piedra.
Busco la fuerza no para estar por encima de mi hermano, 
sino para conquistar al enemigo que hay en mí.
Mantenme presto para ir siempre hacia ti 
con corazón puro y mirada limpia,
y que así cuando mi vida decline como el sol poniente,
mi espíritu pueda ir a ti
con honor y sin vergüenza.
Pueblo Dakota 
No hay comentarios:
Publicar un comentario