lunes, 28 de octubre de 2013

El Yazidismo

El yazidismo (del kurdo: Êzidîtî o Êzidî, en árabe يزيدي o ايزيدي) es una religión preislámica de Oriente Medio de remoto origen. Pertenece a la corriente minoritaria del yazdanismo, cuyas otras ramas, alevismo y yaresanismo, se diferencian del yazidismo en que no practican la taqiyya (disimular la fe cuando está en juego la propia vida). Estas tres ramas no coinciden geográficamente y los contactos entre ellas son poco frecuentes. Su principal ciudad santa es Lalish, en la provincia de Nínive, antes Mosul (Irak). Los yazidíes forman una minoría preislámica cuyas raíces se remontan a 2000 adC.

Históricamente, los yazidíes son una minoría religiosa kurda. Probablemente hayan existido desde 2000 adC. Aunque los yazidíes hablan un dialecto del kurdo, el kurmanji, su culto muestra una gran influencia de las arcaicas religiones levantinas e islámicas.
Los yazidíes se autodenominan Êzidî, Êzîdî o, en algunas regiones, Dasinî, siendo este último un nombre tribal. Algunos eruditos afirman que el nombre "yazidí" proviene del persa yazata (ser divino), mientras que otros dicen que tiene su origen en el del califa omeya del siglo VII Yazid I (Yazid bin Muawiyah), asesino del imán chií Husayn ibn Ali, nieto de Mahoma. En cuanto a los yazidíes, creen que su nombre proviene de la palabra Yezdan o Êzid, que significan "Dios", aunque en la lenguas vernáculas del Kurdistán el término izid-u (verbo) significa "mandar" o "amonestar".

La religión yazidí es marcadamente sincretista: mientras que la imaginería sufí es observable en su vocabulario religioso, especialmente en su literatura esotérica, la mayor parte de la mitología yazidí no es islámica y su cosmogonía está emparentada con la de las antiguas religiones persas. Los primeros estudiosos de la religión yazidí trataron de describirla basándose en las religiones islámicas, persas o incluso paganas; sin embargo, los artículos publicados desde 1990 han mostrado que esta aproximación al yazidismo es demasiado simplista.
La teoría más aceptada actualmente presenta el yazidismo como fruto de un proceso sincretista de miles de años que culminó en el siglo XII al contactar los cultos locales del Kurdistán con el islam sufí traído a la zona por el jeque Adi ibn Musafir

De acuerdo con la cosmovisión yazidí, Dios creó el mundo, que ahora está al cuidado de siete Seres Santos, conocidos como ángeles o Heft Sirr (los Siete Misterios). El superior es Melek Taus (Tawûsê Melek en kurdo), el ángel del pavo real, que es considerado por algunos musulmanes y cristianos como Satanás o el diablo. Según la Enciclopedia de Oriente, "la razón de la reputación de los yazidíes de ser 'adoradores del diablo', se debe a otro nombre de Melek Taus, Shaytan, el mismo nombre que el Corán da a Satanás". Sin embargo, según el lingüista kurdo Jamal Nebez, la palabra Taus se deriva del griego y está relacionada con las palabras Theos, Zeus, Deus y, de acuerdo con tal interpretación, Melek Taus es un ángel de Dios: no es una fuente del mal, sino que lo consideran líder de los arcángeles. También dicen que la fuente del mal está en el corazón y el espíritu de los seres humanos. Las fuerzas activas de la religión yazidí son Melek Taus y el sheij Adî. El Kitêba Cilwe ("Libro de la Revelación"), considerado como la palabra de Melek Taus y que recoge lo esencial de las creencias yazidíes, indica que Melek Taus asigna responsabilidades, bendiciones y desgracias según su voluntad y que no le compete a la raza de Adán cuestionarlo. El sheij Adî creyó que Melek Taus se había reencarnado en él: "estaba presente cuando Adán vivía en el paraíso, y también cuando Nemrud lanzó a Abraham al fuego. Estaba presente cuando Dios me dijo: 'serás el gobernante y señor de la tierra'. Dios, el compasivo, me dio siete tierras y el trono del cielo".

Melek Taus
 Los yazidíes creen que el bien y el mal conviven en la mente y el espíritu humanos. Elegir entre ambos depende del propio ser humano. En este proceso, su devoción a Melek Taus es esencial, puesto que fue a él a quien Dios le dio a elegir entre el bien y el mal, y eligió el bien.
Los libros sagrados de los yazidíes son el Kitêba Cilwe (Libro de la Revelación) y el Mishefa Reş (Libro Negro). Dos características claves e interrelacionadas del yazidismo son:
  • a) Preocupación por la pureza religiosa.
  • b) Creencia en la metempsicosis.
La primera de ellas se expresa en el sistema de castas, las normas alimentarias, la preferencia por vivir en las comunidades de yazidíes y la variedad de tabúes que gobiernan muchos aspectos de la vida.
La segunda es crucial: los yazidíes creen que los siete Seres Santos se reencarnan periódicamente en forma humana, llamada koasasa. También existe una creencia en la reencarnación de unas pocas almas yazidíes. Como los yaresaníes, los yazidíess usan la metáfora de un "cambio de ropa" para describir el proceso, que llaman en kurdo kira guhorîn. La mitología yazidí también incluye descripciones del cielo y del infierno, y otras tradiciones que incorporan estas ideas en un sistema de creencias que incluye la reencarnación.

Los yazidíes tienen cinco rezos diarios: Nivêja berîspêdê (rezo del amanecer), Nivêja rojhilatinê (rezo de la mañana), Nivêja nîvro (rezo del mediodía), Nivêja êvarî (rezo de la tarde) y Nivêja rojavabûnê (rezo del anochecer). Los adoradores deben orientarse hacia el sol y, para el rezo del mediodía, hacia Lalish.  Estos rezos diarios no deben realizarse en presencia de extraños. El día sagrado es el miércoles y el de descanso, el sábado. También hay una festividad de tres días de duración en diciembre.
Se ha dicho que el santuario del templo de Chemera está ligado a la resurrección de Jesucristo. Creen que Dios mandó a Melek Taus a retirar la lápida que cubría la tumba de Jesucristo para que éste pudiera salir y que (Melek Taus) se quedó en el lugar del templo.

Nacho Padró


El Buey y el Perro

Un labriego tenía un enorme perro como guardián de sus extensos cultivos. El animal era tan bravo que jamás ladrón alguno se atrevió a escalar la cerca de los sembrados.
 El amo, cuidadoso de su can, lo alimentaba lo mejor que podía, y el perro, para mostrar su agradecimiento, redoblaba el cuidado de los campos.
 Cierto día, el buey del establo quiso probar un bocado de la alfalfa que su amo le guardaba, pero el perro, poniéndose furioso y enseñándole los dientes, trató de ahuyentarlo. 
El buey, reprochando su equivocada conducta, le dijo:
- "Eres un tonto, perro envidioso. Ni comes ni dejas comer.
 Y añadió: - Si el amo destina a cada cual lo que le aprovecha y la alfalfa es mi alimento, no veo que tengas razón para inmiscuirte en negocio ajeno".

Agua que no has de beber, amigo, déjala correr.

miércoles, 23 de octubre de 2013

SANTIDAD E INSPIRACIÓN DE LA ESCRITURA


El problema de la inspiración de la Biblia ha cobrado actualidad recientemente, debido a una polémica nacida en círculos protestantes y en laque el profesor Stauffer ha jugado el papel de opugnador.
Según Stauffer no sabemos en realidad cuáles son los escritos que componen la Biblia. Sólo una revelación celestial podía garantizar la determinación del Canon (= de los libros que constituyen la Escritura). Pero tal revelación no nos consta que se haya dado: la determinación del Canon ha sido obra de la Iglesia.
En consecuencia no hay ningún fundamento absoluto para afirmar que todos los libros del Nuevo Testamento (la polémica cristalizó sobre todo en torno a éste) son norma de nuestra fe. Incluso puede ser que en un mismo escrito haya pasajes que son verdadera norma de la fe y otros que están falsificados. 

Las ventajas de la teoría de Raliner radican, sobre todo, en su armonía con los testimonios de la misma Escritura (prólogo de S. Lucas y epílogo de 2 Macábeos). Dios obtiene sus fines, con mucha frecuencia, por medio de las causas segundas. Y la relación entre la voluntad eficaz de Dios y la auténtica libertad humana es algo que sólo se afirma en la fe, pero que no puede ser explicado por la razón ni la sicología.
El misterio de la fe queda plenamente a salvo. Y, a la vez, es posible tener en cuenta seriamente todos los factores humanos. 

Max Brandle

Comprensión Cristiana del Mundo de Hoy


La actual secularización del mundo tiene un profundo sentido desde el punto de vista cristiano: el inundo ha sido asumido por Dios, y cuando Dios acoge una cosa no la destruye sino que la afianza. Un estilo de pensamiento más dialéctico abre un amplio campo de inteligencia para la cosmovisión cristiana.

El mundo de hoy se está mundanizando; y parece que su proceso de secularización no ha concluido todavía. Ante esta mundanización del mundo, la fe cristiana siente a veces la tentación de correrlas cortinas y volverse a las realidades familiares de su piedad y su teología, como si aún no hubiese vivido su Pentecostés y; con él, la necesidad de comprender y responder a cada época de la historia.
Este tipo de fe desconoce la perplejidad (perplejidad que es divina: pues Dios se vale con frecuencia de ella para comunicar caminos nuevos). Es una fe rica en palabras, capaz de hablar sobre Dios y el mundo con un extraño tono de superioridad en el que falta el calor de lo real. Este tipo de fe puede convertirse de improviso en mitología.
Pero, por otro lado, si la fe afronta la situación que se le impone hoy, se siente falta de ideas y de palabras: los horizontes más conocidos se difuminan, y los terrenos más familiares se resquebrajan. Hay que buscar una posibilidad histórica -apenas esbozada todavía- de existencia creyente.

Metz 

La lechuza y las palomas


Una lechuza se enteró de que en cierto palomar vivían muy bien alimentadas unas palomas. Se pintó de blanco para disfrazarse y se mezcló con ellas.
Las palomas no reconocieron a la intrusa, mientras estuvo sin abrir el pico; pero un día que olvidó cuál era su papel, chilló como lechuza que era y las palomas la echaron a picotazos del palomar.Desconcertada, regresó a la torre de la iglesia donde vivía, pero sus compañeras no la conocieron por aquel plumaje extraño, y la echaron de su lado. Así la pobre lechuza perdió hasta su propio refugio.
Quien su bien usurpa al dueño,
no espere tranquilo sueño