Blog para la muestra y reflexión sobre el Misterio mediante mayéutica socrática.
viernes, 28 de diciembre de 2012
El Patriarcado de Moscú
Durante el siglo XVII tuvo lugar un acontecimiento trascendental para la historia y cultura de Rusia: un cisma en la Iglesia ortodoxa rusa. En 1652 el patriarca Nikón reformó la liturgia y ritos de la iglesia ortodoxa rusa para adecuarlos a la iglesia ortodoxa griega contemporánea. Esta reforma supuso también una subordinación mayor del estamento eclesiástico al Estado, lo que impulsó una fuerte y tenaz resistencia por la parte del pueblo que fue más tarde denominada Viejos creyentes, autores del cisma religioso. La situación cambió radicalmente con la muerte del Patriarca Tijon y con la coronación fáctica del Patriarca Sergei, en efecto, este primado a nombre del Patriarcado de Moscú y toda Rusia, decidió en 1927 proclamar su lealtad al gobierno soviético y llamar a la Iglesia exiliada a colaborar con el nuevo orden político. Esta declaratoria de lealtad al soviet tuvo por consecuencia que el clero en el destierro decidiera desconocer la autoridad del Patriarca Sergei haciéndose extensiva en lo futuro a todos los Patriarcas de Moscú, hasta la retractación de la declaración de lealtad), provocando un cisma en la ortodoxia del país eslavo
Cuando Constantinopla finalmente cayó bajo el yugo turco en 1453, Rusia expulsaba a los mongoles de su territorio, dando comienzo a un pujante Estado Independiente. A causa de la caída de Roma en la herejía, y de la segunda Roma (Constantinopla) en manos de los turcos islámicos, algunos rusos comenzaron a referirse a Moscú como la “Tercera Roma”, la cual preservaría las tradiciones de la Fe ortodoxa y la civilización romana. El Zar (César) era ahora el nuevo Campeón y Protector de la ortodoxia, del mismo modo que en otro tiempo lo había sido el Emperador Bizantino. La Iglesia Ortodoxa Rusa en este tiempo ya había comenzado a desarrollar su propio estilo de iconografía, de arquitectura sacra, así como también, sus propias tradiciones espirituales, teológicas y litúrgicas. A mediados del siglo XVII, un cisma de considerable importancia tuvo lugar en el seno de la Iglesia Ortodoxa Rusa, cuando el Patriarca Nikón reformó los numerosos usos litúrgicos locales a fin de hacerlos mas adecuados a los usos griegos. Aquellos ortodoxos que rechazaron someterse a la reforma e insistieron en continuar con sus antiguas tradiciones litúrgicas comenzaron a ser conocidos bajo el nombre de Vétero Creyentes. (En la actualidad hay algunas comunidades de vétero-creyentes dependientes del Patriarcado de Moscú, y otros que están bajo la Jurisdicción de la Iglesia Ortodoxa Rusa en el Exilio).
Nacho Padró
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