martes, 24 de noviembre de 2020

el entierro de gemelos más antiguo del mundo tiene 31.000 años

el análisis de una tumba del Paleolítico Superior de hace 31.000 años que contenía los restos de dos bebés recién nacidos ha revelado que eran gemelos idénticos. Este descubrimiento es el primer ejemplo conocido de gemelos monocigóticos confirmado por el análisis de ADN antiguo. Descubiertos en 2005 en el yacimiento gravetiense de Krems-Wachtberg, en Austria, los gemelos fueron enterrados juntos y cerca de un bebé de tres meses que las pruebas de ADN han demostrado que era un pariente masculino de tercer grado, posiblemente un primo hermano. El descubrimiento de restos humanos inmaduros del Paleolítico Superior es extremadamente raro, de modo que encontrar tres que revelen nueva información sobre las prácticas funerarias de los primeros humanos es un descubrimiento único.

UN YACIMIENTO RICO EN HALLAZGOS

Krems-Watcheberg fue, hace entre 40.000 y 30.000 años, el hogar de grupos itinerantes de cazadores-recolectores. Lo que se sabe sobre su forma de vida se esconde bajo los gruesos sedimentos de loess (depósitos sedimentarios de limo de origen eólico), que a lo largo de los siglos el viento ha ido acumulando. El yacimiento de Krems-Wachtberg, donde se localizaron estos tres antiguos enterramientos, es un lugar excepcional para obtener información, ya que los materiales orgánicos se han conservado particularmente bien bajo los sedimentos.

Fachada principal del Museo de Historia Natural de Viena, donde desde 2013 se exhibe una réplica de este enterramiento

Fachada principal del Museo de Historia Natural de Viena, donde desde 2013 se exhibe una réplica de este enterramiento

Foto: iStock

Así, a cinco metros de profundidad, los investigadores hallaron un gran hogar con fosas conectadas, entierros infantiles y artefactos que incluyen objetos artísticos y adornos personales que relacionan el asentamiento con la cultura pavloviana, una variante del gravetiense en la región. Los investigadores utilizaron la datación por radiocarbono para confirmar la cronología, aunque la conclusión de que el sitio era un asentamiento gravetiense/pavloviano también queda respaldada por el estudio de las prácticas funerarias observadas en los enterramientos infantiles.

En Krems-Wachtberg, los investigadores hallaron un gran hogar con fosas conectadas, entierros infantiles y artefactos que incluyen objetos artísticos y adornos personales.

La primera tumba excavada por los arqueólogos tenía forma ovalada y contenía los restos de dos bebés, cubiertos con ocre rojo y colocados uno junto al otro,orientados hacia el este y con sus cráneos apuntando hacia el norte. Los cuerpos fueron depositados en sus tumbas adornados con 53 cuentas hechas de marfil de mamut, cuya disposición indicaba que habían sido enhebradas en una cuerda formando un collar. Las cuentas eran de un tamaño uniforme y no mostraban signos de desgaste, lo que significa que fueron elaboradas ex profeso como una ofrenda para los niños difuntos.

Los huesos de los gemelos con algunos restos de su ajuar, como cuentas de marfil de mamut y moluscos.

Los huesos de los gemelos con algunos restos de su ajuar, como cuentas de marfil de mamut y moluscos.

Academia de Ciencias de Austria

GEMELOS IDÉNTICOS

Tras el entierro, la tumba fue sellada con el omóplato de un mamut que mostraba signos de haber sido tallado usando una herramienta. Los cuerpos estaban bien conservados, lo que ha permitido a los investigadores analizar el ADN procedente de los dientes de los recién nacidos. Los análisis han revelado que uno de ellos murió al nacer, mientras que el otro sobrevivió aproximadamente unos cincuenta días. Para obtener estos datos, los investigadores analizaron los incisivos laterales superiores y centraron su atención en la detección de la denominada "línea neonatal" (NNL), en el esmalte dental. "Esta NNL es el producto de una irritación relacionada con el estrés del nacimiento de las células formadoras de esmalte en los dientes de leche. Aparece como una línea oscura en el esmalte dental y separa el esmalte formado prenatalmente del formado después del nacimiento", explica Maria Teschler-Nicola, del Museo de Historia Natural de Viena.

Los análisis han revelado que uno de los recién nacidos murió al nacer, mientras que el otro sobrevivió aproximadamente unos cincuenta días.

Los análisis también han revelado que su ADN era idéntico, y que los gemelos eran recién nacidos a término, marcando el primer ejemplo conocido de gemelos monocigóticos. "Descubrir un enterramiento múltiple del Paleolítico ya es extraordinario. El hecho de que se pudiera extraer ADN antiguo suficiente y de alta calidad de los frágiles restos óseos infantiles para el análisis del genoma superó todas nuestras expectativas y se puede comparar con un billete de lotería", ha afirmado Teschler-Nicola.

Los gemelos monocigóticos, también conocidos como gemelos idénticos, se forman en el útero cuando un solo óvulo fertilizado se divide en dos embriones separados. Da lugar a dos (o más) descendientes con genotipos y fenotipos idénticos, lo que significa que se ven y son genéticamente iguales. Los gemelos dizigóticos (mellizos) se producen cuando dos óvulos se fertilizan en el mismo embarazo, por lo que algunos gemelos pueden ser de sexos diferentes.

¿DE QUÉ MURIERON ESTOS NIÑOS?

"Desafortunadamente, no existen síntomas que sean lo suficientemente fuertes para identificar la causa de la muerte. Pero encontramos algunas porosidades y una capa delgada de formación de hueso nuevo en la superficie de una tibia. Ésta es una forma de periostitis y a menudo se asocia con deficiencia de vitaminas. Una nutrición insuficiente conduce a un efecto negativo en el sistema inmunológico seguido a menudo por una variedad de microorganismos que pueden causar, por ejemplo, enfermedades virales. Dejamos esta pregunta abierta", comenta Teschler-Nicola.

En los huesos de los gemelos se hallaron evidencias de porosidades y una capa delgada de formación de hueso nuevo en la superficie de una tibia. Esta forma de periostitis a menudo se asocia con deficiencia de vitaminas.

Imágenes histiológicas del estudio del esmalte dental de los bebés de Krems-Wachtberg.

Imágenes histiológicas del estudio del esmalte dental de los bebés de Krems-Wachtberg.

Maria Teschler-Nicola et al.

En una segunda fosa más larga y estrecha, cerca del enterramiento doble, se halló el cuerpo de un tercer bebé. También contenía evidencias de adornos enterrados junto al cadáver, incluyendo una aguja hecha de marfil de mamut. Esta tumba fue rellenada con tierra en lugar de ser sellada con una placa protectora, por lo que este cuerpo estaba en peores condiciones de conservación que los gemelos de la tumba oval.

Cerca de la tumba oval que contenía los gemelos, se halló una segunda fosa más larga y estrecha con el cuerpo de un tercer bebe, de tres meses de edad.

Estos hallazgos, aunque trágicos, son una ventana abierta a los comportamientos funerarios de épocas remotas, como el sorprendente hecho de que aquellas personas tomaran la decisión de reabrir la tumba de uno de los niños y manipulasen su contenido con el objetivo de hacer espacio para el entierro del segundo gemelo.

El resultado de estos análisis, llevado a cabo por un equipo interdisciplinar de científicos compuesto por bioantropólogos del Museo de Historia Natural de Viena (donde desde 2013 se exhibe una réplica de este enterramiento), la Universidad Médica de Viena y la Sociedad Ludwig Boltzmann, genetistas moleculares de las universidades de Viena, de Harvard y de Coimbra, y analistas de isótopos y químicos de la Universidad de Montan en Leoben y la Universidad Estatal de Pensilvaniaha sido publicado en la revista Communications Biology. 

la batalla de culloden, el último alzamiento de los jacobitas

 La Batalla de Culloden

La batalla de Culloden fue el choque final entre Jacobitas y partidarios de la Casa de Hanóver durante el levantamiento jacobita de 1745.

Foto: CC

la brumosa mañana del 23 de julio de 1745, un pequeño grupo de personas desembarcaba en secreto en la isla de Eriskay, en la costa occidental escocesa, con el objetivo conquistar toda Gran Bretaña y derrocar la dinastía Hannover reinante. Se trataba del príncipe Carlos Eduardo Estuardo, hijo del pretendiente jacobita al trono. Sin el conocimiento de su padre se había embarcado, con la ayuda del rey de Francia, para levantar Escocia en armas aprovechando las desavenencias religiosas de episcopalianos y católicos con los anglicanos, predominantes en Inglaterra.

El fracaso de las dos revueltas previas sucedidas en 1715 y 1719, no amilanó un joven Carlos, de apenas 24 años, que poco a poco conseguiría el favor de los señores de los clanes con laspromesas de ayuda militar y económica ofrecidas por los franceses.

Gracias a su carisma, Carlos Eduardo Estuardo consiguió reunir un pequeño ejército en Glenfinnan, dónde levantó su estandarte el 19 de agosto aprovechando que el ejército principal de la corona inglesa se encontraba luchando en los Países Bajos.

Mientras el gobernador de Escocia reunía a toda prisa la milicia, Carlos consiguió entrar en Edimburgo, estableciendo su corte en el palacio de Holyrood a mediados de septiembre. Sin embargo la primera batalla no se hizo esperar, el día 21 del mismo mes el ejército jacobita chocaba con las fuerzas gubernamentales a 10 kilómetros de la capital. Los inexpertos milicianos de sir John Cope no pudieron resistir la carga de los 2.500 hombres de Carlos y apenas tuvieron tiempo de lanzar una descarga antes de huir. La lucha había durado unos pocos minutos, y con esta victoria toda Escocia (salvo algunas fortalezas) quedaron en manos de los jacobitas.

LA MARCHA HACIA EL SUR

Alarmado por esta derrota y la amenaza creciente que suponía Carlos Eduardo Estuardo, el gobierno británico decidió llamar al ejército regular de Flandes para la defensa de la isla.

Carlos Eduardo Estuardo

Carlos Eduardo Estuardo, aristócrata escocés perteneciente a la dinastía de los Estuardo y pretendiente jacobita al trono de Gran Bretaña como Carlos III de Inglaterra y Escocia.

Foto: CC

Por su parte, Carlos, envalentonado por el éxito, decidió invadir Inglaterra para reclamar el resto de su reino, cruzando la frontera con su ejército a principios de noviembre. Después de asediar brevemente Carlisle, capital del condado de Cumbria, fue recibido con los brazos abiertos por la ciudad de Manchester, lo que insufló en los escoceses la esperanza de una campaña corta y fácil.

Nada más lejos de la realidad. El duque de Cumberland, heredero a la corona inglesa, desembarcó al mando de más de 10.000 aguerridos veteranos de las guerras en Europa para restablecer el orden inglés. Mientras tanto en Londres se reunía un nuevo ejército de 20.000 efectivos.

Un amago de ataque contra Gales consiguió desplazar al ejército de Cumberland hacia el este, abriendo la ruta a Londres. Sin embargo, pese a poder acercarse hasta la capital inglesa, el pequeño ejército de 5.000 hombres del príncipe poco podía hacer contra los numerosos defensores de la capital. Además, si continuaban su avance, era posible que su ruta de retirada de vuela al norte quedara cortada por otras fuerzas inglesas. Por si fuera poco, las tropas reales habían recuperado Edimburgo e Inverness, amenazando con reconquistar toda Escocia.

RETIRADA HACIA EL NORTE

Reunido en Derby, el consejo de guerra decidió, contra los deseos de Carlos, emprender la retirada hacia el norte,dónde podrían enfrentarse al enemigo en igualdad de condiciones. Así pues, el 29 de diciembre los jacobitas volverían a cruzar la frontera.

Contra la voluntad de Carlos, el consejo de guerra decidió emprender la retirada hacia el norte

Reforzado ahora por regimientos de soldados irlandeses al servicio de Luis XV, Carlos se dispuso a recuperar el terreno perdido. Empezó por asediar el castillo de Stirling, un lugar clave entre Edimburgo y Inverness. La guarnición inglesa de Edimburgo partió hacia el norte para enfrentarse a los jacobitas, encontrándose con ellos en Falkirk, a unos 30 km al oeste de Edimburgo. Bajo una fuerte lluvia se libró una breve lucha en la que una primera carga de la caballería real inglesa fue rechazada por el fuego de los escoceses, quienes persiguieron a los jinetes hasta chocar contra la desmoralizada infantería inglesa, que terminó retirándose.

Unos 300 soldados del gobierno murieron y otros tantos fueron capturados, mientras que los jacobitas solo sufrieron unas 130 bajas. Esta victoria contra las tropas regulares inglesas convenció a Carlos de que sus hombres podían vencer en campo abierto a los casacas rojas, descartando librar una guerra de guerrillas como le proponía Lord George Murray, uno de sus generales.

La Batalla de Culloden

La batalla de Culloden fue el choque final entre Jacobitas y partidarios de la Casa de Hanóver durante el levantamiento jacobita de 1745.

Foto: CC

Tras el abandono del ineficaz asedio de Stirling, Carlos se dedicó a someter las posiciones de la corona en el norte, tomando y arrasando los castillos de Inverness y Fort Augustus. Mientras tanto, el duque de Cumberland ascendía por la costa oriental de Escocia, llegando a los alrededores de Inverness el 14 de abril.

LA BATALLA FINAL

Temeroso de un choque frontal contra las tropas gubernamentales, el general escocés Lord George Murray aconsejó hacer un ataque nocturno contra el campamento inglés para sorprender al enemigo e impedirle usar su superior potencia de fuego. La noche del 15 de abril de 1746 se llevó a cabo esta arriesgada maniobra, pero los regimientos se perdieron en la noche y se ordenó la retirada.

La mañana del 16 abril de 1946, los soñolientos escoceses observaron como el ejército gubernamental avanzaba en orden de batalla hacia sus posiciones. Sin más opción que luchar o huir, Carlos ordenó desplegar sus fuerzas.

Aparte de los regimientos veteranos, que se habían distinguido en batallas como Fontenoy o Dettingen, el ejército contaba con formaciones recién reclutadas e incluso tres unidades escocesas: la guardia negra y los clanes Argyll y Campbell. El total ascendía a 8.000 efectivos. Además, el ejército de la corona se había entrenado a fondo, ensayando una innovadora táctica en que cada hombre atacaría en el cuerpo a cuerpo al contrario de su derecha para así evitar la defensa de los tradicionales escudos escoceses.

Por su parte los 5.000 soldados del príncipe Carlos eran en su mayoría escoceses, junto con algunos jacobitas ingleses y 820 irlandeses de los regimientos extranjeros franceses.Según el recuento de armas recogidas por el duque de Cumberland y estudios más recientes, al contrario de lo que la tradición romántica describe, los hombres de los clanes acudieron a la contienda principalmente equipados con mosquetes y no con espadas y escudos.

Los soldados del príncipe Carlos eran en su mayoría escoceses, junto con algunos ingleses e irlandeses.

El campo de batalla se hallaba delimitado por un cercado en la izquierda inglesa, un pantano cubría además la derecha y el centro inglés, dificultando el avance. Cumberland desplegó a su ejército en tres líneas, pero al ver que su frente quedaba rebasado en la derecha por la línea enemiga desplazó a parte de la tercera fila. 

La rebelión jacobita de 1745

Participantes de la rebelión jacobita de 1745 armados con escudos y espadas.

Foto: CC

Hacia la una de la tarde los cañones escoceses abrieron fuego, espoleados por una partida de reconocimiento inglesa que se había acercado a 100 metros de su posición. Esta primera descarga fue recibida con vítores por los clanes y estuvo a punto de alcanzar al propio Cumberland, que se hallaba en el flanco derecho. La artillería real respondió inmediatamente y sus profesionales artilleros causaron una gran cantidad de bajas entre el enemigo. La duración de este cañoneo inicial es incierta, pero el desigual intercambio provocó la carga de los escoceses para evitar más pérdidas entre sus efectivos.

El ataque se realizó en medio de la mayor confusión: el cenagal y las cercas obligaron a los clanes a juntarse en una gran masa que avanzaba hacia el flanco izquierdo. Bajo el fuego de la metralla y encabezados por los clanes Atholl y Cameron, llegaron al alcance de la infantería regular inglesa, que abrió una descarga mortífera. Respondiendo al fuego enemigo los escoceses se lanzaron a la carrera, cubriendo los 50 metros restantes hasta el enemigo.

Mientras este ataque se producía en el centro, la izquierda jacobita, atrapada en el fangal, era barrida por el fuego enemigo y dispersada por la caballería inglesa. En el otro flanco, el resto de la caballería real se abría paso con dificultad, derribando los cercados y abriéndose paso hacia la retaguardia enemiga.

El regimiento inglés del coronel Barell fue el que soportó en este momento el peso del ataque, apoyado en segunda línea por el general Huske, al mando de esa zona, el cual reorganizó a los regimientos de la segunda línea para que rodearan y abatieran a los escoceses en medio de un fuego cruzado.

La irrupción de los ingleses por detrás de las líneas terminó de decidir la contienda, dándose los jacobitas restantes a la fuga y dejando a 1.500 hombres sobre el terreno enfangado. Se calcula que unos 700 escoceses murieron durante la batalla, siendo el resto masacrados por los jinetes reales, según uno de ellos “[la caballería] comenzó la persecución, matando a tantos con espadas y pistolas que nunca he visto un campo tan lleno de muertos”. Por su parte, Cumberland sufrió únicamente 300 bajas.

La batalla de Culloden

Los participantes de la Batalla de Culloden.

Foto: CC

UNA DURA REPRESIÓN

Decidido a aplastar de una vez por todas las revueltas escocesas, Cumberland ordenó una persecución sin cuartel, “para perseguir y cazar a esas alimañas entre sus agujeros”. Se hicieron 3.500 prisioneros y un número considerable de escoceses fue asesinado. El castigo se extendió por toda Escocia, capturándose 8.000 cabezas de ganado que serían vendidas en Fort Augustus.

Los clanes jacobitas fueron desposeídos de sus tierras, se prohibió vestir el tartán, un tejido típico escocés (excepto para los soldados de la corona) e incluso tocar la gaita. De los soldados capturados, 120 serían ahorcados, unos 1.000 deportados a las colonias y 600 encerrados hasta su muerte. Su rango tampoco salvó a los lores Kilmarnock y Balmerino, que fueron decapitados cerca de la Torre de Londres. Por si fuera poco se promulgó un edicto que quitó el derecho a todos los señores escoceses de impartir justicia entre sus vasallos.

Se prohibió vestir el tartán y tocar la gaita.

Una imponente fortaleza, Fort George, fue construida al lado de Inverness para vigilar las tierras altas gracias a una guarnición permanente de hasta 2.000 soldados con los que sofocar futuros conatos de rebelión.

Por su parte, Carlos Eduardo Estuardo huyó hacia el sur, pasando por el Lago Ness hacia la costa occidental. No consiguió encontrarse con dos fragatas francesas dispuestas para su evacuación, y pasó cuatro meses escondiéndose de los ingleses, que había puesto un precio de 30.000 libras a su cabeza.

Gracias a Flora Macdonald (que lo hizo pasar por una de sus doncellas) consiguió refugiarse en la isla de Skye, escondiéndose luego entre los Macpherson. Finalmente, el 20 de septiembre, consiguió embarcarse en el buque francés l’Heureux, abandonando Escocia para siempre.

Cómo celebran la Navidad los ateos

 "No somos seres tristes, a nosotros también nos gusta festejar y pasárnoslo bien, pero con lo que no estamos de acuerdo es con la apropiación de estas fechas y la imposición de la tradición cristiana". Albert Riba, presidente de la Unión de Ateos y Librepensadores de España y la asociación homónima de Cataluña.

Según el barómetro de octubre de 2018 del CIS –el último registrado–, se consideran católicos un 66,2 por ciento de los españoles, los no creyentes y/o ateos representan un 28,4 por ciento y aquellos que profesan otra religión suponen un 2,8 por ciento. ¿Cómo convive este cuarto de la población que se declara no creyente con el carácter religioso de estas fiestas?

En España, pese a declararse un Estado aconfesional, abundan los festivos de carácter religioso. Como explicamos en este artículo, el 25 de diciembre es festivo según lo establecido en el Estatuto de Trabajadores, mientras que el 6 de enero lo es en cumplimiento con un acuerdo con la Santa Sede suscrito en 1979.

Desde la asociación Europa Laica, su portavoz, Juanjo Picó, nos explica que ellos respetan "las celebraciones religiosas a título individual", pero rechazan "la invasión del espacio público de simbología confesional como la instalación de belenes en ayuntamientos".

El pasado 19 de diciembre, la diputada Silvia Valmaña, del Partido Popular, preguntó al Gobierno en la sesión de control en el Congreso si era partidario de respetar las tradiciones navideñas de los españoles en los espacios públicos. "La Navidad también es la expresión de la libertad religiosa de muchos españoles, que se hace a través de belenes y villancicos. (...) Esa libertad de religión no es comparable con la libertad de los que no profesan ninguna religión", afirmó la diputada popular.

Como respuesta, José Guirao, ministro de Cultura, invocó la aconfesionalidad del Estado. Juanjo Picó, portavoz de Europa Laica, se apoya en argumentos semejantes para rechazar argumentos como el de Silvia Valmaña: "Se intenta justificar como una tradición o un símbolo cultural, pero en realidad es una vulneración de los principios de aconfesionalidad del Estado".

En el mundo anglosajón, algunos ateos y agnósticos celebran la Newtonmas, una fiesta en honor al científico inglés Isaac Newton, nacido el 25 de diciembre de 1642, y de la que se habló en un capítulo de la serie The Big Bang Theory.

Aunque para Picó, "en España todavía no existe una madurez política para avanzar y que consiga que, poco a poco, estas festividades sean algo meramente laico", lo cierto es que instituciones públicas como el Ayuntamiento de Barcelonaya plantearon celebrar estas fechas en torno a una tradición más antigua que las Navidades cristianas, el solsticio de invierno, que se produce entre el 21 y 22 de diciembre.

La noche más larga del año simboliza la victoria del sol sobre la oscuridad –desde esa fecha los días comienzan de nuevo a crecer–, en el Imperio Romano se festejaba con el Festival del Sol Invicto.

Según el mencionado barómetro del CIS, el porcentaje de jóvenes no creyentes y/o ateos (de entre 18 y 34 años) supera a los que se identifican como católicos. Riba cree que las cosas cambiarán conforme vayan llegando las generaciones que no se han criado bajo ninguna fe.

"Hay que ir removiendo esos cimientos, pero no hay que quitar la fiesta. Podemos convertir estas tradiciones en algo adecuado para todos", dice el presidente de la Unión de Ateos y Librepensadores de España. Y pone como ejemplo la cabalgata de las Reinas Magas que desde hace tres años recorre las calles de Valencia en enero y que pretende recuperar el espíritu de la Festa de la Infantesa (Fiesta de la Infancia), celebración laica que tenía lugar en esta ciudad en 1937 bajo el gobierno de la República.

voltaire, el filósofo que siempre tenía razón

“no siempre podemos agradar, pero siempre podemos tratar de ser agradables”. Una afirmación que su autor, François-Marie Arouet, más conocido por el seudónimo de Voltaire, no se aplicaba a sí mismo. Al contrario, el que fuera uno de los mayores pensadores ilustrados se caracterizó a lo largo de su agitada vida por exhibir una escasa diplomacia, lo cual lo llevó a huir constantemente de un país a otro.

UNA VIDA ERRANTE

Nacido el 21 de noviembre de 1694 en Châtenay-Malabry, en las afueras de París, este hijo de notario decidió dejar sus estudios de derecho para dedicarse a las letras. El motivo, según él, fue que no quería convertirse en un funcionario más, a pesar de lo cual compaginó su actividad literaria con trabajos en oficinas gubernamentales. Una de sus primeras producciones fue una sátira contra el regente del reino, el duque Felipe de Orléans, un atrevimiento que le llevó a la Bastilla durante casi un año.

Voltaire fue encarcelado y exiliado en diversas ocasiones a causa de su carácter transgesor y sus críticas a la nobleza y a la Iglesia.

Al encarcelamiento siguió un periodo de arresto domiciliario en su casa, que dedicó a la producción de poesía y teatro, en los cuales ya se había hecho un nombre antes de dar con sus huesos en la prisión. En esa época adoptó el seudónimo de Voltaire, sobre cuyo origen existen diversas teorías, ninguna de ellas completamente demostrada. Lejos de moderar su carácter, la cárcel y el confinamiento afilaron más su lengua, al darse cuenta de que por mucho éxito que tuviera como literato y aunque los nobles lo invitaran a sus recepciones, a sus ojos sería siempre un plebeyo y no le estaría permitido criticar a los poderosos sin ser castigado por ello.

En 1726, a raíz de una disputa con el caballero Guy Auguste de Rohan -quien se había negado a batirse en duelo con él por ser un plebeyo-, Voltaire fue encarcelado de nuevo y esta vez exiliado a Inglaterra. Sin embargo, este castigo resultó ser una bendición para él, pues encontró al otro lado del Canal nuevos estímulos intelectuales y una mayor libertad de expresión. Cuando volvió a Francia tres años después, su ingenio y su determinación estaban más vivos que nunca.

En las décadas siguientes Voltaire alternó su vida literaria en Francia con periodos en el extranjero, principalmente Suiza y Prusia, donde fue chambelán del rey Federico el Grande. A su regreso compró una propiedad cerca de la frontera franco-suiza, para poder huir rápidamente del país si se volvía a meter en problemas, lo cual sucedió a menudo. En sus viajes por Europa se relacionó con pensadores de todas las tendencias, pues alardeaba de su tolerancia, aunque no siempre la practicaba ni mucho menos la recibía.

En febrero de 1778, volvió a su París natal para asistir al estreno de su última obra, Irene, a pesar de su delicada salud. Con 83 años a sus espaldas, veía próximo su fin y quería obtener una última satisfacción volviendo triunfalmente a la ciudad que lo había visto nacer y cuya aristocracia y clero le habían forzado a abandonar. Demasiado triunfal, de hecho, pues los numerosos actos y visitas acabaron de minar su salud. Murió el 30 de mayo, sin llegar a ver la Revolución que sus ideas habían contribuido a inspirar; en 1791, sus restos fueron exhumados y enterrados de nuevo en el Panteón, el monumento reservado a los más ilustres personajes de la historia francesa.

Voltaire en la corte de Federico de Prusia

Federico el Grande representó por un tiempo el ideal de soberano ilustrado de Voltaire, ya que el rey prusiano había invitado a su corte a pensadores, artistas y científicos. Sin embargo, el carácter satírico de Voltaire lo enemistó con varios de ellos y con el propio rey, por lo que renunció a su puesto como chambelán.

CRÍTICO CON TODOS

Lo que hizo de Voltaire un personaje tan polémico fueron sus ataques a todos aquellos que consideraba indignos, lo que venía a ser gran parte de la humanidad. No había estamento o credo que se salvara: a los aristócratas los consideraba unos parásitos, a los burgueses unos avariciosos que solo miraban para sí mismos; a los monarcas unos déspotas, a las multitudes una masa ignorante incapaz de construir una alternativa mejor; al poder religioso, una fuente de ignorancia y superstición, al secular, una fuerza opresora que solo pensaba en acaparar cuanto pudiese.

Lo que hizo de Voltaire un personaje tan polémico fueron sus ataques a todos aquellos que consideraba indignos, lo que venía a ser gran parte de la humanidad.

Sus críticas más feroces iban dirigidas contra la religión, que consideraba en la mayoría de sus formas la fuente de toda la ignorancia e intolerancia. Al cristianismo lo consideraba “la religión más ridícula, absurda y sangrienta que ha infectado este mundo” y llegó a pedir al rey prusiano que “extirpara esa infame superstición si quería dejar algún buen legado tras su muerte”. De los judíos decía que eran “gente ignorante y bárbara que ha unido la avaricia más sórdida, la superstición más detestable y el odio más intenso hacia el resto de la gente que les tolera y enriquece”. A Mahoma, sobre quien llegó a escribir una obra de teatro, lo llamó “vendedor de camellos” y “un charlatán que dijo haber hablado con ángeles, subido a los cielos y escrito un libro ininteligible que a cada página hace estremecer al sentido común”.

En cambio, manifestó un gran aprecio por el hinduismo, que veía como una religión compasiva con todos los seres vivos; y especialmente por el confucianismo, en cuya filosofía de la verdad y la rectitud moral veía un ejemplo que habrían debido seguir todos los gobernantes. Voltaire creía que solo una guía ilustrada y una educación basada en la razón podrían redimir la decadencia moral de Europa; desconfiaba de los estamentos privilegiados, que solo procuraban mantener sus privilegios, y más aún de las masas de gente común, que consideraba peligrosas por su superstición y falta de formación.

A pesar de sus críticas nada contenidas, fue un ferviente defensor de la tolerancia y los derechos civiles como única base posible para una sociedad moralmente sana. Insistió en que la justicia y las oportunidades debían ser iguales para todos, una creencia arraigada en él desde su primer encarcelamiento, en el que sufrió en sus carnes la discriminación por no ser un noble. La razón y el conocimiento científico debían sustituir a la arbitrariedad y la superstición; y los líderes ilustrados debían usar su poder para garantizar un orden que actuara en el mejor beneficio de todos los miembros de la sociedad sin perjudicar injustamente a ninguno de ellos. Su defensa de una justicia igualitaria caló sobre todo entre los burgueses y los aristócratas ilustrados e inspiró la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano en la que se basó el espíritu de la Revolución Francesa.

Voltaire es uno de los autores más importantes en lengua francesa, con una producción que abarca poesía y prosa literarias, obras de teatro, tratados filosóficos, históricos y científicos, y una ingente correspondencia privada.

Su faceta de pensador va a la par con la de escritor. Voltaire es uno de los autores más importantes en lengua francesa, con una producción que abarca poesía y prosa literarias, obras de teatro, tratados filosóficos, históricos y científicos, y una ingente correspondencia privada. Se carteó con personalidades de todo tipo, desde filósofos con quienes mantuvo acaloradas discusiones, hasta la propia emperatriz rusa Catalina la Grande, que representaba su ideal de soberano ilustrado. Voltaire, a pesar de su discurso en favor de la igualdad, nunca creyó en la democracia ni en las cualidades de la gente corriente, como escribió en una carta a la zarina: “No hay casi nada de grandioso que se haya conseguido de no ser por el genio y la firmeza de un solo hombre combatiendo los prejuicios de la multitud”. Una afirmación que sintetiza el pensamiento de un hombre que no solo creía en la razón, sino que además estaba convencido de tenerla.

martes, 17 de noviembre de 2020

“Un filósofo no puede mirar para otro lado cuando la ciencia configura nuestra vida”

 Antonio Diéguez (Málaga, 1961) es una voz respetada en diversos campos de la filosofía de la ciencia, la biología y la tecnología en España, especialmente, en el transhumanismo, el realismo científico y la epistemología evolucionista. Algunos de estos debates, consolidados o aún abiertos, se recogen en Filosofía de la ciencia. Ciencia, racionalidad y realidad (UMA Editorial), una reedición de este libro de texto de 2005 que el profesor e investigación de la Universidad de Málaga ha ampliado y actualizado a nuestro tiempo.

El propósito de esta publicación, según explicó Diéguez en la presentación virtual del libro, es servir como libro de texto para alumnos de filosofía de la ciencia y de otros grados de ciencias y humanidades. A su vez, el libro tiene una naturaleza divulgativa en su redacción y un importante carácter introductorio a todos los debates y conceptos fundamentales, lo que ayuda a que pueda servir al gran público a conocer qué hace la filosofía de la ciencia y cuál es su utilidad en el siglo XXI.

¿Por qué está motivada esta nueva edición del libro? ¿Qué le ha empujado a ello?

En primer lugar y más urgente es porque se había agotado la primera edición y yo la necesitaba para los alumnos. Pero también hay temas que han necesitado una actualización porque algunos debates han continuado en estos últimos años de manera intensa, como el que versa sobre el realismo científico o sobre el papel de los modelos en la ciencia, y eso había que recogerlo. Luego también porque me apetecía incluir algún autor más como Stephen Toulmin y corregir algunas cosas, pulirlas. Le iba haciendo falta haciendo una actualización.

¿Qué es el realismo científico?

La idea básica es si las teorías científicas son una explicación o interpretación del mundo real, y por tanto nos ofrecen información aproximadamente verdadera del mundo real; o deben interpretarse más bien como herramientas conceptuales para manipular la realidad y por tanto no hay que comprometerse con la verdad literal, ni siquiera aproximada, de las teorías científicas.

Entiendo que habrá matices intermedios entre esas dos posturas…

“La filosofía de la ciencia puede ser útil a la investigación, pero esto no está entre sus objetivos principales”

 

Hay muchos matices intermedios, muchas variedades de realismo e instrumentalismo, que es como se llama la posición antirrealista. Pero hay otras muy potentes, como el empirismo constructivo de Van Fraassen que dice que las teorías científicas tienen dos niveles: uno observacional y otro teórico. En el primero sí se puede aceptar la verdad o falsedad de las hipótesis; pero a nivel teórico hay que suspender el juicio y el científico debe decir que la teoría encaja con la realidad pero no puede decir que sea verdadera.

¿Está el empirismo constructivo muy ligado a la teoría cuántica de la física?

La fuente principal del antirrealismo viene de la física, sobre todo. Es muy difícil mantener posiciones antirrealistas desde la biología animal o la bioquímica, o cualquier otra ciencia que no sea la física. Aquí el antirrealismo tiene un apoyo muy fuerte en la teoría cuántica porque en ella suceden cosas muy extrañas, como que el sistema cuántico en algunas de sus propiedades depende del propio acto de observación, y eso no tiene una interpretación realista fácil. 

¿Cuál debería ser el objetivo de la filosofía de la ciencia, si es que hay uno?

La filosofía de la ciencia surge como disciplina en el Círculo de Viena y su manifiesto fundacional se publica en 1929 con el título de La concepción científica del mundo. Desde el principio ha tenido el objetivo fundamental de analizar cómo funciona la ciencia, cuál era la estructura lógica de las teorías científicas y, sobre todo, cómo justifica la ciencia sus conocimientos. Pero esto se fue ampliando posteriormente. Karl Popper le añadió un mayor calado metafísico, se interesó con la relación de las teorías con la realidad pero ya en un sentido más fuerte del término “realidad” no solo por cómo se justifican el conocimiento sino también cómo vamos progresando hacia mayor contenido verdadero en nuestras teorías.

Thomas Kuhn, en el año 1962, publicó La estructura de las teorías científicas, uno de los libros más influyentes en las ciencias sociales y la filosofía. Con él le dio también una orientación añadida al análisis de la ciencia como actividad, no solo como modo de conocimiento, sino también como actividad humana. Ahí introdujo una consideración a los factores sociales.

Cuando comenta actividad humana, ¿se refiere a la ciencia como profesión?

Sí, como profesión investigadora, pero también como institución, como organización, como comunidad… Aspectos sociales, institucionales y políticos, aspectos que el Círculo de Viena ni Popper habían tenido en cuenta.

¿La filosofía de la ciencia puede ser útil para la investigación?

Puede ser útil, pero no está entre sus objetivos principales ser útil a la investigación científica. Es una disciplina que trata de conocer bien la ciencia, interpretarla y darla a conocer al público interesado. Saber cómo ha sido la ciencia a lo largo de su historia, cómo procede hoy día, cuáles son sus bases metodológicas y epistemológicas, etcétera.

Ahora bien, algunos científicos han tenido interés por la filosofía de la ciencia y hay ocasiones que eso ha beneficiado su trabajo, aunque esto es una cuestión circunstancial. No es extraño que algunos científicos hayan leído sobre todo a Popper, un filósofo que les suele gustar bastante, y hayan sacado alguna conclusión interesante. Por ejemplo: Willi Hennig, el fundador del cladismo, que es una de las escuelas principales de la taxonomía, afirmó que alguna vez había obtenido alguna inspiración leyendo a Popper.

Pero eso no deja de ser una inspiración. ¿Hay alguna aplicación o utilidad más clara?

“Me parece una pena que esta asignatura no se imparta en grados de ciencias. Esto es algo que no sucede en otros países”

 

Hay partes de la filosofía de la ciencia más especializada donde la utilidad es más clara. Yo soy especialista en filosofía de la biología, donde sí que ha habido trabajo conjunto entre filósofos y biólogos que han contribuido al avance de una disciplina. Por ejemplo, los trabajos del filósofo de la biología Elliott Sober en el tema de la selección de grupos: son comentados y contrastados por muchos biólogos, incluso este autor ha publicado con biólogos para desarrollar sus ideas. O los análisis que se han hecho en filosofía de la biología sobre nociones centrales como adaptación o gen. Ese trabajo de verificación conceptual sí ha tenido una mayor atención por parte de los científicos y sí ha sido útil para su propio trabajo.

En cambio, en el caso de la filosofía general de la ciencia, que es la que ha predominado hasta final del siglo XX, vemos que la utilidad para el trabajo de los científicos ha sido muy testimonial.

¿Por qué esta asignatura, en el caso de su universidad, no se imparte en grados de ciencias naturales, de la salud u otros?

Me parece una pena y es algo que no sucede en otros países. Anteriormente, en la licenciatura de Filosofía existía la libre configuración: alumnos de cualquier carrera podían coger un número de créditos determinado de otras carreras. En filosofía de la biología, la mitad de mis alumnos venían de Biología y se matriculaban al igual que los alumnos de Filosofía, en las mismas condiciones. Aquello era muy enriquecedor para todos los alumnos y para mí también. Eso se acabó con Bolonia, que quitó la libre configuración y redujo enormemente la optatividad en todas las carreras. Para cualquier titulación se ofrecían ya muy pocas optativas y era lógico que en Biología las optativas fuesen de su grado, no iba a venir otra optativa de fuera. El plan Bolonia debería haber abierto la optatividad, que era lo coherente.

¿Qué sensaciones deja a sus alumnos cuando terminan de cursar sus asignaturas?

Creo que, al menos, consigo convencerles de que esta asignatura es importante para un filósofo. Cuando se matriculan en ella tengo la impresión de que creen que [la ciencia] se trata algo periférico, algo que no es central de la filosofía o que las cuestiones están en otra parte, en otros autores, temas o enfoques. Cuando terminar de ver la asignatura, creo que se convencen de que algunas de las cuestiones centrales de la filosofía están aquí, en la filosofía de la ciencia y de la tecnología.

Si hay algo que caracteriza nuestro tiempo es el desarrollo científico y técnico, un filósofo no puede permanecer de espaldas a eso. Si quieren entender la realidad de su época no puede dejar de entender lo que está haciendo el ser humano con la ciencia y la tecnología, para bien, para mal o para regular. Un filósofo no puede mirar para otro lado cuando la ciencia está configurando nuestro modo de vida. 

Diéguez, durante la presentación de su último libro. / UMA Editorial

Esta perspectiva va muy de la mano sobre cómo asume la sociedad el concepto de cultura científica, no como cultura y ciencia como elementos separados, sino que van de la mano…

Eso es algo en lo que insisto mucho y lo vemos de manera muy clara los que estamos en una zona fronteriza entre la ciencia y la filosofía. Esa separación entre dos ámbitos culturales, opuestos, entre ciencias y humanidades, tiene una historia mucho más corta de lo que se piensa.

En la actualidad, además, hay muchas zonas fronterizas, híbridos entre naturaleza y sociedad, como lo llama el filósofo y sociólogo Bruno Latour, entre ciencias y humanidades. Eso que llamamos cultura incorpora en la actualidad de manera clara a la ciencia. No tiene sentido decir que alguien con formación cultural solo trabaja sobre el arte, la literatura, la filosofía, pero que se puede desentender por completo de la ciencia. Esa persona no tiene realmente una cultura equilibrada o completa porque la ciencia forma una parte fundamental de la cultura. Todo lo que tiene que ver con la tecnología informática y de la información tiene una base científica que se debe conocer. Si no, uno está perdido.

Un aspecto de la filosofía de la ciencia, más tangible y sobre sí que se reflexiona y estudia es la demarcación de ciencia y pseudociencia…

Es una de las preocupaciones principales de los filósofos de la ciencia a lo largo del siglo XX. Ahora es un asunto no tan central porque ya se ha llegado a la convicción de que, aunque no hay una definición unánime de ciencia, sí que tenemos una serie de criterios reconocibles que nos ayudan a definir cuándo algo es pseudocientífico. Hay ejemplos muy claros de pseudociencia, como la homeopatía.

¿Considera que esta pandemia ha cambiado la percepción que tiene la población sobre la ciencia en nuestra cultura y modo de vida?

“Nunca se había conseguido conocer a un virus con tanta rapidez y avanzar hacia una vacuna con tanta prontitud. La ciencia está respondiendo bien”

 

Yo creo que algo sí ha cambiado. Hay una percepción mucho más clara de que necesitamos de la ciencia para resolver los graves problemas que tiene la humanidad. Entre ellos, para tener una salud pública mínimamente garantizada. Se ha comprendido que la salud pública es un asunto global, que no depende de una región o un país, sino del mundo entero. Vivimos en un mundo globalizado y eso nos pone en peligros que antes eran inimaginables, como esta pandemia u otras que pueden venir. De pronto se miró a la ciencia con esperanza, exigiendo un remedio. Nunca se había conseguido conocer a un virus con tanta rapidez y avanzar hacia una vacuna con tanta prontitud. La ciencia está respondiendo bien.

Dicho esto, hay que afirmar que hay muchos malentendidos con la ciencia todavía. Por ejemplo: se vio como una señal de desorientación el que los científicos no estuvieran de acuerdo durante unos meses sobre la naturaleza del virus y de los mejores tratamientos contra este. La ciencia necesita del desacuerdo, de la discusión. No es solo consenso o ideas con las que toda la comunidad científica concuerda. El desacuerdo es fundamental para el avance del conocimiento, lo que pasa es que eso no lo sabe casi nunca el gran público.

¿Qué perspectiva tiene de la herramienta de edición genética CRISPR? ¿Se observa con cierta preocupación o se confía en el consenso que puede existir en la comunidad científica sobre su uso?

Digamos que se contempla con preocupación en algunos aspectos y con esperanza en otros. Esta tecnología es muy potente y va a cambiar toda la biotecnología y el modo en que podemos transformar a los propios seres vivos. Ya lo está haciendo también con algunos animales y en el horizonte está hacerlo con el ser humano. Lo intentó el científico chino He Jiankui y no lo hizo correctamente —porque la tecnología no está aún preparada— y recibió la condena unánime de la comunidad internacional.

Eso es un objetivo que está en el horizonte, y los filósofos ya se plantean que cuando esto sea aplicable al ser humano, ¿qué sería legítimo hacer? Si solo es legítimo para fines terapéuticos o si también habría algún caso para conseguir ciertas mejoras de tipo genético en el propio ser humano. Eso es muy peligroso porque entramos en el terreno de la eugenesia. La pregunta es si esta eugenesia sería igual que en el pasado. Los defensores de una aplicación irrestricta dicen que no, que es una “eugenesia liberal” a la que no le serían aplicables los mismos reproches que la antigua eugenesia, que era de carácter totalitario.

¿Hay más posibles aplicaciones de CRISPR que preocupan?

“El desacuerdo es fundamental para el avance del conocimiento, lo que pasa es que eso no lo sabe casi nunca el gran público”

 

Se pueden encontrar algunas otras, como la posibilidad de resucitar especies extintas. Ya se ha hecho una vez aquí en España, justamente. El único caso que ha habido de resurrección de una especie extinta: el bucardo, una cabra del Pirineo que se había extinguido en el año 2000-2002 y se había conservado material genético. Con él se hizo nacer a un cabritillo en una especie cercana que vivió solo unos minutos y murió por un defecto pulmonar. Durante al menos unos minutos esa especie resucitó después de haberse extinguido. Esto abre posibilidades enormes. El catedrático de genética de Harvard, George Church, quiere resucitar un mamut. Ahí se plantean problemas de mucho calado, no solo éticos sino también ecológicos.

Estas son cuestiones sobre las que hay que ir pensando: los bebés de diseño, la posibilidad de resucitar especies extintas, el modo en que estas tecnologías puede agravar las desigualdades y crear una casta de ricos genéticamente mejorados, etcétera.

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