viernes, 28 de diciembre de 2012

Diferencias entre liturgia siro-antioquena y liturgia siro-oriental



La Liturgia Siro-Antioquena: es el conjunto de ritos litúrgicos derivados de la antigua iglesia de Antioquía se remite a la Didaskalia siríaca del siglo III,. Esas liturgias son las contenidas en las Constituciones Apostólicas del siglo IV(2, 57; 7, 39-45; 8, 5.11-15), luego la de Santiago en griego, la Liturgia Siria de Santiago y las anáforas sirias. La línea continúa con el rito bizantino (la más antigua liturgia de San Basilio y la posterior y más breve de San Juan Crisóstomo) y a través del rito armenio. La liturgia antioquena (o sirio-occidental), dividida actualmente en dos: la sirio-católica, unida a la Santa Sede, y la sirio-ortodoxa o jacobita, que no aceptó el concilio de Calcedonia y su formulación de la doble naturaleza de Cristo (monosifismo).
Se llama a esta liturgia a veces, jacobita, de Santiago Baradai, obispo de Edesa (†578); es común a la iglesia siro-ortodoxa y a su filiación moderna siro-católica; pero también a la iglesia siro-maronita, que forma una rama independiente con originalidades propias. Su origen se remonta a un fondo siro-palestinense primitivo, con fuerte influjo jerosolimitano (anáfora de Santiago), completado por un desarrollo que se creó en la época de las luchas cristológicas de los siglos V-VI y de los cismas consiguientes.
La preeminencia de la himnodia es una característica típica de la liturgia antioquena, que practicaba desde los tiempos de san Efrén el género de las homilías (mamre) y de las instrucciones (madrashe) en forma de catequesis rítmica. Las obras atribuidas a Severo de Antioquía son recogidas y traducidas al siríaco un siglo después por Pablo de Edesa (619-624). La tradición le atribuye también himnos en forma dialogada (sogyatha).
El año litúrgico se divide en nueve períodos: 1) Período inicial, desde el domingo de la dedicación u octavo antes de navidad; 2) Tiempo de la anunciación (Suboro); 3) Tiempo de navidad a epifanía.- 4) Tiempo de epifanía (Denho), desde el 6 de enero a la precuaresma 5) Tiempo precuaresmal, con tres domingos. En la primera semana se hace el ayuno de Nínive; 6) Cuaresma, con seis domingos; 7) Tiempo de pascua a pentecostés, con siete semanas 8) Tiempo de pentecostés a la exaltación de la santa Cruz, dividido en dos ciclos: a) domingos de los apóstoles, b) domingos del verano; 9) De la exaltación de la santa Cruz ala dedicación.
Los principales libros litúrgicos son: 1) el libro de las anáforas (Ktobo d’annafuras), que contiene sólo las oraciones recitadas por el sacerdote comprendido el sedro; 2) diaconal, con las órdenes, las amonestaciones, letanías diaconales de la fracción del pan y respuestas del pueblo; 3) ‘Atiqto (el antiguo), para las lecturas tomadas del AT; 4) Shlîho (Apóstol), para las perícopas paulinas, dividido en tres ciclos: a) domingos y fiestas móviles, b) fiestas fijas, c) para los días sin memoria de los santos 5) Evangeliario, dividido como el Apóstol; 6) la riquísima colección de himnos litúrgicos, contenida antiguamente en el Beth Gazo (tesoro), se conserva hoy principalmente en el Fanqîto, que contiene siete volúmenes con los oficios festivos, y en el Shehimo (simple, común), con los oficios semanales. A éstos hay que añadir: 7) el salterio; 8) el hyssoye, con los sedros sacerdotales; 9) el homiliario, del que se leen a veces largos párrafos.
La anáfora más típica y más usada es la llamada de Santiago. La lengua original de las anáforas es el griego; sólo después de los siglos VI-VII se tradujeron al siríaco. Los misales actuales contienen entre 7 y 12 anáforas de estructura similar: doxología del Trisaghion, anamnesis de la historia de la salvación con la narración de la institución, epíclesis y grandes intercesiones, divididas en seis cánones: por los padres de la jerarquía, los hermanos, los reyes, los santos, los padres y los maestros, los difuntos. Las anáforas siríacas conocidas son más de 70, todas diversas entre sí incluso en el texto de la narración de la institución. Las lecturas bíblicas son seis (tres del AT, una de los Hechos o epíst. cat., una epístola paulina, evangelio).

La liturgia siro-occidental se caracteriza también por el uso del sedro (orden), un formulario sacerdotal de origen sinagogal (de cierto parecido con las 18 bendiciones), compuesto, en prosa, de un proemio y de un sedro propiamente dicho, es decir, amonestación de naturaleza homilética llena de pensamientos bíblicos y referencias a la fiesta celebrada, al domingo, etc. Se puede añadir a esto un himno para el incienso (Qolo) y una petición por lo agradable del perfume (etro); originariamente, el sedro era una fórmula para la ofrenda vespertina y matutina del incienso. Cada domingo y fiesta tienen siempre un sedro propio para cada hora del oficio y la liturgia eucarística. La colección más antigua tiene 16, y posteriormente se han compuesto a centenares.
La liturgia siro-occidental es extraordinariamente rica en composiciones poéticas y eucologías (anáforas, sedros). La himnografía, la teología, la espiritualidad monástica han enriquecido en distintos tiempos el extenso patrimonio literario siríaco. Los ritos se conciben fundamentalmente como misterios, es decir, como simbolismos misteriosos de un mundo superior, y son en esto diferentes del sobrio minimalismo de los siro-orientales


La Liturgua Siro-Oriental: La liturgia siro-oriental usada por la antigua iglesia del Oriente deriva también de la antioquena. Las liturgias orientales se dividen en dos grupos: el alejandrino y el antioqueno. Al grupo alejandrino pertenecen los ritos Copto y etiópico. El grupo antioqueno se subdivide en el sirio-occidental y el sirio-oriental; el rito sirio-occidental comprende el sirio-antioqueno y el maronita y como ritos derivados, el bizantino  y el armenio en cuanto al rito sirio Oriental, o rito siro-caldeo.La iglesia siro-oriental  o caldea adquirió rasgos estables en la esfera de influencia de Edesa, foco de la cultura semítica cristiana en lengua siríaca y centro misionero para la propagación de la fe en el imperio persa. La élite cristiana de Persia se formó en la escuela de Edesa, especialmente en el período 363-489, cuando fue capaz de asimilar la doble cultura siria y griega y de familiarizarse con costumbres antioquenas. El influjo de Edesa se siente sobre todo en la himnografía, que es una antigua tradición local, ya ilustrada por los 150 himnos de Bardesano (siglo II) y los de san Efrén, que retoma de ellos el ritmo y la melodía, impregnándoles de una teología rica y profunda. La escasa penetración del helenismo y el alto número de comunidades judías de Mesopotamia, que se cristianizaron parcialmente poco después, integran el rasgo semítico de esta iglesia, que sigue el método de la explicación literal de la Escritura según el antiguo método del Targum y entiende podo el simbolismo teológico seguido entre los siro-occidentales.La codificación litúrgica tiene lugar en tres etapas fundamentales, ligadas a los nombres de importantes katholikoi:  1) 'Isho 'yab Ill (650-658): el rito del bautismo se simplifica y se adapta al bautismo de los niños, el catecumenado casi queda abolido. Isho'yab tiene predilección por el ritmo litúrgico septenario, que lleva a una transformación en la anáfora y a una organización del año litúrgico en series de siete semanas. Bajo su nombre se transmite el Hudrá, colección de oficios para los domingos del año, las fiestas y los días del ayuno de Nínive. Su reforma fija el orden de la salmodia y de los himnos para las vísperas, la oración matutina y las vigilias festivas. Entre los versos sálmicos se insertan estribillos (Qanona). El salterio se divide en 70 secciones (marmitha) o 20 hullale. Los oficios se extienden con la repetición de las respuestas (onitha). 2) Elia II Abu Halim al Haditi (1176-1190) enriquece el ya abundante género de las oraciones de origen eclesiástico, como la proclamación (karozutha, invocación diaconal que se remonta al siglo V, teológicamente rica) con una colección de oraciones sacerdotales integradas, bien en cada salmo o bien en cada marmitha al final de la vigilia o al principio del matutino. 3) Yahballaha (1190-1213), compilador del tesoro (Gazza), colección de himnos y antífonas para los nocturnos de las fiestas.Los principales libros litúrgicos son:  1) Hudrâ (ciclo), con las composiciones más antiguas para todos los oficios festivos; 2) Gazza (tesoro), colección de composiciones poéticas de Lelya (nocturno) para las fiestas y las memorias de los santos; 3) Kashkull (contiene todo): a diferencia del Hudrâ, que da sólo el principio de los textos festivos, éste contiene todo el texto ferial; 4) Warda (rosa), antología poética de antífonas ('onitha), atribuida al poeta Jorge Warda (†1300); 5) Abu Halim, oraciones de la mañana (Sapra), composición del homónimo katholikos; 6) Ktaba da-qdam wa-d-balar (libro de antes y después), ciclo que inicia el domingo de pascua con el propio del oficio durante semanas enteras, respetando la alternancia de domingos pares e impares; 7) Tres leccionarios: Leccionario para el AT , Epistolario, Evangeliario para la eucaristía; 8) Naqpayatha d-rase (suplemento de los misterios), cantos del propio eucarístico.El año litúrgico comprende nueve tiempos:  1) Anunciación (Subbara), cuatro domingos comenzando por el cuarto antes de navidad; 2) Epifanía (Denha), dura de cuatro a nueve semanas, desde el 6 de enero; y Rogación de Nínive, precuaresma de veinte días; 3) Cuaresma (Sawma), cuarenta y un días de ayuno; 4) Resurrección (Qyamta), siete domingos, desde pascua a pentecostés; 5) Apóstoles (Shlihe), ayuno de siete domingos comenzando desde pentecostés; 6) Verano (Qayta), período penitencial, desde el domingo séptimo después de pentecostés; 7) Elías (Eliyya), período variable de ayuno de seis-siete domingos, que empieza el séptimo domingo después del séptimo de pentecostés; 8) Moisés (Moshe), período penitencial variable de unas cuatro semanas, que comienza el séptimo domingo después del primer domingo de Elías 9) Dedicación (Quddash), período de cuatro domingos, desde el octavo antes de navidad hasta el cuarto, en que comienza el tiempo de la anunciación. Las anáforas usadas son las de los apóstoles; después, desde el siglo VII en adelante, las llamadas de Teodoro de Mopsuestia y de Nestorio, todas ellas remodeladas. Las lecturas bíblicas, originariamente oficio independiente, se unen a la eucaristía y son cuatro (dos del AT, san Pablo, evangelio).
Nacho Padró

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