martes, 18 de junio de 2013

NO PODEMOS SER INDIFERENTES

Jesús, te damos gracias por los hombres 
que trabajan en paz y por los que construyen 
un mundo más feliz.
Sin embargo, a menudo, vemos en la televisión
niños, mujeres y hombres que sufren.
Tienen hambre, están heridos por la guerra,
acribillados por las bombas y los fusiles.
También vemos, a veces, hombres y mujeres
que se sacrifican por los que sufren y les ayudan
a aliviarse.
Luchan contra el mal,
sonríen a los que temen y a los débiles,
les infunden aliento y esperanza.
Jesús, cuando se ama la verdad,
el sufrimiento es menos pesado que llevar,
la injusticia se apaga.
Enséñanos a amar, a luchar, a sonreír,
para que lleguen a nosotros la paz y la amistad,
para que florezcan la esperanza
en el corazón de todos y de cada uno.

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