Visto los apuntes yo apostaría por una acción a la ultramodernidad pues viendo la historia en su globalidad, nos podemos dar cuenta que el hecho religioso ha sido un factor de importancia vital y de guía social durante gran parte de la historia universal (cultos mayas, politeísmos griego y romano, el islam, el cristianismo y judaísmo, el culto a Zoroastro….), es decir que ha impregnado fuertemente toda la cultura de forma íntima. Podemos verlo en el texto de Greeley, en el que incluso se afirma que el factor religioso ya está presente en el hombre paleolítico (supongo porque es entonces cuando se encuentran las primeras manifestaciones cúlticas y/o religiosas como las pinturas rupestres o las figuras de las Venus).
Tal y como explica Weber en su concepto del “desencanto del mundo”, será en la modernidad con la entrada en juego de la sospecha que se atacará a la religión desde diferentes frentes como alienación intelectual (Comte), antropológica (Feuerbach), psíquica (Freud) o fruto de una alienación socioeconómica (Marx). Es una situación en la que se encuentra la religión a raíz de la modernidad, por lo que como reacción premoderna no hubiera podido ser o no tendría mucho sentido.
Es ante esta ultramodernidad o posmodernidad en la que el ser humano se encuentra que la frialdad y la “superficialidad” del momento no le llena ni le permite resolver las dudas vitales, tanto a nivel individual, como colectivo para dar respuesta a sus más íntimas necesidades trascendentes.
Incluso algunos autores (Lenoir) parecen apostar que tras el fuerte impulso de la modernidad ahora vendría un retroceso o vuelta atrás para resituar la religión en diferentes expresiones provocadas por el terremoto sufrido, hasta el punto de que autores como Malraux, afirmar que: “El siglo XXI será religioso o no será”, incluso hay autores que hablan de la “revancha de Dios” (Kepel). Lo que queda claro, leyendo todos los textos, es que hay un “re-despertar” (por no usar el concepto “rencantamiento”) del fenómeno religioso que claramente no podrá ser igual que el que se encontraba en la premodernidad, aunque no me atrevo a pronosticar una “religión de la ultramodernidad”, pues veo más una revisión de las religiones o expresiones religiosas, una vuelta a los orígenes.
Nacho Padró
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