Como tema
de rabiosa actualidad y con una China abocada al desastre ecológico y con los
derechos humanos como tema pendiente, la “unidad del Cielo y la humanidad” (tianrenheyi) es la contribución más
importante que el confucianismo puede ofrecer a la comunidad global. Ya surgió
un intenso debate sobre los valores asiáticos (fundamentalmente confucianos)
como una alternativa crítica a la universalidad de los derechos humanos, una
discusión que autores como Tu Weiming consideran una retórica interesada en
dejar de lado valores como la libertad o los derechos y la autonomía
individuales en la construcción de las modernas naciones asiáticas. Ante esto,
este autor, tal como los representantes del nuevo giro confuciano hacia el
ecologismo, defienden una visión antropocósmica del confucianismo frente a la
de un humanismo secular, y es aquí donde ven el potencial intrínseco en esta
tradición para afrontar los nuevos retos que vive la sociedad china actual y
que podría beneficiar también a la comunidad global Una de las bases sobre las que trabajan es el
concepto de la naturaleza que Confuncio define como Kun, que se explica
en “El Libro de los Cambios”: “Perfecta
es la grandeza de Kun, que trae
el nacimiento a todos los seres”. Obviamente, sólo respetando las virtudes
receptivas de la Madre Tierra Kun, suavidad, estabilidad y duración para
seguir al cielo, las cosas pueden mantenerse y florecer en la tierra.
Nacho Padró
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