Mi espíritu y mi corazón están alerta
con los ojos del centinela.
Estoy esperando. Te busco, Jesús.
Estoy en vela
Te busco en el corazón
y tú me abres, Jesús,
como un amigo siempre presente,
cuando se llama a la puerta.
Te busco en el Evangelio
y tú te acercas, Jesús,
como un amigo siempre presente,
cuando se pide luz
para atravesar la noche.
Te busco en la misa, con los otros cristianos,
y por tu Palabra y tu Pan vienes a mí, Jesús
como un amigo
siempre dispuesto a ofrecer lo mejor que tiene.
Te buscamos cada día
y te vemos, Jesús,
donde se siembra alegría,
donde se elimina la mentira,
donde se suprime la injusticia.
Para encontrarte, Jesús, ¡hay que estar en vela!
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