Centrándome en el
cristianismo no puedo evitar pensar en las clases del ISCREB, cada vez más
alumnos, o esa es la impresión y
sorpresa que estuvimos comentando en el día de la presencial ante el número de
alumnos… ¿interés por las bases, los inicios y los principios,? ¿un despertar
en la inquietud por el cristianismo?. Repaso mis clases de la ESO y me
encuentro una típica afirmación: ¡¡¡yo no soy católico, a lo sumo soy
cristiano!!! (sic) Estamos ante una reafirmación de búsqueda de la necesidad de
respuestas a partir de unas bases conocidas (o algo conocidas) alejadas de la
dogmatización y de la institucionalidad. Es un poco lo que sucede en todas las
religiones, en las que se ha dado un proceso de búsqueda similar, incluso saliendo del entorno
histórico en el que se mueven normalmente, dentro de esta nueva propuesta
postmodernista, en la que parece que se mira más la espiritualidad y el
misticismo (presente en muchas religiones, como la cristiana, pero no por ello
muy desconocidas y poco trabajadas) que otros aspectos de la misma religión.
Pienso más en un
despliegue en el momento que nos reformulamos la condición original ¿Por qué no
cambiar los puntos de vista?. Es como efectuar una nueva hermenéutica de
nuestra esencia, dado que la que nos hemos aprendido hasta ahora no nos
satisface completamente o no responde plenamente a los nuevos interrogantes que
la modernidad nos plantea y eso nos obliga a buscar fuera o replantearnos el
sentido de lo que somos.
Si entendemos la
religión (re-ligare) como un continuo religarse con la realidad: las nuevas
visiones de esta realidad desde las diferentes corrientes de pensamiento, nos
han de permitir replantear nuestras creencias, sin perder la esencia que
identifica al cristiano/catolico, dando respuesta a todos aquellos que acuden en
busca de respuestas, tanto los de fuera como los de dentro. Es una oportunidad
de crecer en el cristianismo pues nunca se ha de considerar como algo cerrado y
estático, sino en flujo continuo con el movimiento del pensamiento en la
historia, un re-descubrimiento permanente…que en el fondo, según nuestra manera
de pensar, es donde podemos encontrar la manifestación de Dios (el “Signo de
los Tiempos”).
Nacho Padró
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