Desde los inicios de Egipto, los faraones añadieron a su nombre de nacimiento otros que simbolizaban su poder terrenal o religioso. Al acceder al trono adquirían cuatro títulos, para cada uno de los cuales debían elegir un nombre -aunque solían hacerlo los sacerdotes-: el de Horus, el de Neb-ty, el de Horus de Oro y el de Nesut-bity. Estos indicaban la preferencia por un dios u otro, o bien una cualidad que el soberano quería realzar en su persona. Con el tiempo se fueron añadiendo más hasta un total de cinco títulos.
El nombre con el que conocemos a los faraones era el de nacimiento, como Hatshepsut, Ramsés o Tutmosis. Aunque al principio se usaba para referirse al faraón como individuo, a partir de la dinastía IV se unió a un primer nombre de título, el de “Hijo de Ra”, que se refería al faraón como representante del dios solar en la tierra. Es el único nombre que se repite a lo largo de la historia y se identifica con numerales -Tutmosis I o III-, debido a que muchos hijos de los faraones heredaban el nombre de su padre.
LOS TÍTULOS Y SUS SIGNIFICADOS
De los otros cuatro títulos, dos son tan antiguos como la propia civilización. El título de Horus existió desde el inicio de la historia de los faraones, pues aparece en la paleta de Narmer, considerado el primer rey del Egipto unificado y fundador de la dinastía I. Horus, el dios halcón, era el garante del orden en el mundo, frente al caos representado por Set, la divinidad del conflicto y señor del desierto. Uno de sus sucesores, Semerjet, introdujo también el título Neb-ty: significa “las dos damas”, en referencia a las deidades tutelares del Alto y el Bajo Egipto, la diosa buitre Nejbet y la diosa cobra Uadyet. Estas protegían al faraón de sus enemigos, pero también representaban la doble corona de Egipto, como referencia al país unificado.
Los otros dos títulos -Horus de Oro y Nesut-bity- aparecen poco después, en las dinastías III y IV respectivamente, y son en cierto modo una redundancia de los anteriores con una simbología ligeramente distinta. El Horus de Oro reitera el papel del faraón como garante del orden frente al caos y añade el oro como símbolo de lo eterno. Por su parte, Nesut-bity significa “el del junco y la abeja”, símbolos que se refieren respectivamente al Valle del Nilo y al Delta y aluden de nuevo a la unión del país, por lo que también se puede interpretar como “Señor del Alto y el Bajo Egipto”.
Los faraones tenían cinco nombres además del de nacimiento, que se correspondían a los cinco títulos reales: Hijo de Ra, Horus, El de las dos damas, Horus de Oro, El del junco y la abeja.
Así pues, ¿cómo se leía un nombre completo? Tomando como ejemplo a Hatshepsut, una de las pocas reinas del antiguo Egipto que gobernó como faraón con plenos poderes, su nombre completo era Useretkau Uadjerenput Netjretkhau Maatkara Jenemetamon Hatshepsut, que significa “La más noble de las damas [nombre de nacimiento], unida a Amón [nombre de Hijo de Ra], armonioso espíritu de Ra [nombre de Nesut-Bity], divina de apariencia [nombre de Horus de Oro], la de años prósperos [nombre de Neb-ty], de espíritu poderoso [nombre de Horus]”.
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