A eso de caer
y volver a levantarte.
De fracasar y volver a comenzar.
De seguir un camino
y tener que torcerlo.
De encontrar el dolor
y tener que afrontarlo.
A eso no le llames adversidad. Llámale sabiduría.
A eso de saberte impotente,
de fijarte una meta
y tener que seguir otra.
De huir de una prueba
y tener que encararla.
De planear un vuelo
y tener que recortarlo.
De aspirar y no poder,
de querer y no saber,
de avanzar y no llegar.
A eso no le llames castigo,
llámale enseñanza.
A eso de pasar días juntos radiantes. Días felices y días tristes.
Días de soledad y días de compañía. A eso no le llames rutina.
Llámale experiencia.
A eso de que tus ojos miren
y tus oídos oigan.
Y tu cerebro funcione
y tus manos trabajen.
Y tu alma irradie,
y tu sensibilidad sienta.
Y tu corazón ame.
A eso no le llames poder,
llámale milagro.
(José María R. Olaizola)
y volver a levantarte.
De fracasar y volver a comenzar.
De seguir un camino
y tener que torcerlo.
De encontrar el dolor
y tener que afrontarlo.
A eso no le llames adversidad. Llámale sabiduría.
A eso de saberte impotente,
de fijarte una meta
y tener que seguir otra.
De huir de una prueba
y tener que encararla.
De planear un vuelo
y tener que recortarlo.
De aspirar y no poder,
de querer y no saber,
de avanzar y no llegar.
A eso no le llames castigo,
llámale enseñanza.
A eso de pasar días juntos radiantes. Días felices y días tristes.
Días de soledad y días de compañía. A eso no le llames rutina.
Llámale experiencia.
A eso de que tus ojos miren
y tus oídos oigan.
Y tu cerebro funcione
y tus manos trabajen.
Y tu alma irradie,
y tu sensibilidad sienta.
Y tu corazón ame.
A eso no le llames poder,
llámale milagro.
(José María R. Olaizola)
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