miércoles, 17 de junio de 2020

los arqueólogos descubren cuándo se construyó el arco de wilson, en jerusalén

¿quién construyó el Arco de Wilson, en Jerusalén, y cuándo? Desde luego, no fue Charles Wilson, un inspector de ordenanzas británico que vivió en Jerusalén a fines del siglo XIX y al cual debe su nombre este monumento. El arco, parcialmente visible para todos los visitantes del Muro de las Lamentaciones, ha sido un elemento destacado en el paisaje de Jerusalén durante siglos. Algunos afirman que fue originalmente construido por Herodes el Grande, pero otros le han asignado una fecha muy posterior, en el período islámico temprano, unos 600 años más tarde.
El Arco de Wilson, parcialmente visible desde el Muro de las Lamentaciones, ha sido un elemento destacado en el paisaje de Jerusalén durante siglos.
Elisabetta Boaretto y Johanna Regev, de la Unidad de Arqueología Científica del Instituto de Ciencia Weizmann, en Jerusalén, han encabezado una investigación para resolver el enigma del Arco de Wilson estudiando los datos de una excavación arqueológica llevada a cabo en los Túneles del Muro Occidental y de la que han formado parte los arqueólogos Joe Uziel, Tehillah Liebermann, Avi Solomon y Doron Ben-Ami, de la Autoridad de Antigüedades de Israel, y Yuval Gadot, de la Universidad de Tel Aviv
Las excavaciones realizadas por la Autoridad de Antigüedades de Israel se realizaron en los túneles debajo del muro.
Las excavaciones realizadas por la Autoridad de Antigüedades de Israel se realizaron en los túneles debajo del muro. 
Foto: Weizmann Institute

EL USO DE LA MICROARQUEOLOGÍA

Boaretto y Regev han estado perfeccionando el uso de la "microarqueología", un método que ha servido para estudiar los depósitos en estratos y luego determinar con detalle la conexión entre cualquier muestra datada y el evento arqueológico a fechar."Para este proyecto tuvimos que desarrollar una estrategia muy específica, comenzando por la excavación", ha explicado Elisabetta Boaretto.
Asimismo, la investigadora ha comentado que realizar investigaciones arqueológicas en estructuras urbanas como el Arco de Wilson, y en particular determinar su edad, resulta mucho más complicado que en cualquier otro entorno arqueológico. En un centro urbano, como Jerusalén, que lleva ocupado más de 2.000 años, las estructuras arquitectónicas se usan durante siglos: algunas de sus partes pueden reutilizarse, otras pueden ser derribadas y reconstruidas... La datación absoluta de las edificaciones, a diferencia de la datación relativa basada en la cerámica y las monedas, es particularmente difícil. No es de extrañar, entonces, que la historia del Arco de Wilson haya resultado tradicionalmente esquiva.
La datación absoluta de las edificaciones, a diferencia de la datación relativa basada en la cerámica y las monedas, es particularmente difícil.
Uno de los materiales clave que el equipo de arqueólogos buscó en el Arco de Wilson fueron restos del mortero o cemento que se empleó para unir las piedras. Este material se fabricó a altas temperaturas y se le añadieron diversos ingredientes para que adquiriese la consistencia deseada; por eso, muchas veces en el yeso se pueden encontrar semillas carbonizadas. El primer desafío fue determinar si el material carbonizado era en realidad un componente del yeso original, y el siguiente reto fue precisar si este yeso formaba parte de la construcción original o de una reparación posterior. Cualquier semilla descubierta en los cimientos de grandes estructuras también puede ser datada y, de hecho, las semillas son más antiguas que la construcción que las cubre. En palabras de Boaretto, cada datación obtenida ha sido en sí misma el resultado de un "miniproyecto" de investigación. 

DATACIÓN EN LABORATORIO

En el laboratorio D-REAMS (Dangoor Research Accelerator Mass Spectrometer), sito en el Instituto de Ciencia Weizmann, Boaretto y su equipo analizaron el yeso y los materiales carbonizados que extrajeron del lugar de excavación para estudiar su composición y cristalinidad, y a partir de ahí, determinar su edad. Las semillas halladas entre las grandes piedras del arco proporcionaron dataciones anteriores a la destrucción de Jerusalén en el año 70 d.C., durante el período en que la ciudad estuvo bajo el domino romano.
Boaretto y su equipo analizaron el yeso y los materiales carbonizados que extrajeron del lugar de excavación para estudiar su composición y cristalinidad.
Según Joe Uziel, de la Autoridad de Antigüedades de Israel, "esta datación integral de los microrrestos proporcionó una solución inequívoca a un largo enigma arqueológico: el enigma de la edad del Arco de Wilson". El arco formó parte de un enorme puente que conducía a los fieles al Monte del Templo y fue construido como parte del Muro Occidental del complejo hace unos 2.000 años. Gracias a este estudio, los investigadores han podido determinar que el arco, que soportaba uno de los caminos principales hacia el Segundo Templo, la llamada Gran Calzada, se construyó en dos etapas distintas. En sus inicios, bajo el gobierno de Herodes el Grande o un poco después, el puente tenía 7,5 metros de ancho. Poco tiempo después, en el siglo I d.C., el ancho del puente se duplicó, alcanzando los 15 metros. El tamaño del arco y el trabajo que supuso su construcción dan fe de la importancia que tuvo el Monte del Templo en época del Segundo Templo, cuando miles de personas habrían participado en las ceremonias, particularmente durante la celebración de la Pascua.
Dibujo de las exploraciones en Jerusalén realizado en 1869
Dibujo de las exploraciones en Jerusalén realizado en 1869
Foto: CordonPress

EL MISTERIO DE UN TEATRO INACABADO

El equipo arqueológico también pudo datar otra pieza de la historia de Jerusalén: una pequeña estructura similar a un teatro que se halla debajo del Arco de Wilson. La datación por radiocarbono indica que la construcción del teatro probablemente se inició justo antes de una fecha históricamente significativa: el estallido de la Segunda Revuelta Judía, liderada por Simon Bar Kochba en 132 d.C. Finalmente, los investigadores pudieron datar 33 muestras de distintos lugares, que abarcaban un período de más de 1.000 años.
La datación por radiocarbono indica que la construcción del teatro probablemente se inició justo antes del estallido de la Segunda Revuelta Judía, en 132 d.C..
"El enigma del Arco de Wilson no podría haberse resuelto sin el uso de la microarqueología", ha afirmado Boaretto. "Hemos demostrado que la precisión extrema de los resultados en el laboratorio, incluso para las muestras más pequeñas, puede resolver problemas de datación con un alto grado de certeza, y creemos que podría ayudar a resolver otros puzzles arqueológicos para los cuales la datación por radiocarbono no se había considerado antes ​​lo suficientemente precisa. Así, desde un arco construido por Herodes, hasta un complejo teatral abandonado antes de que se completara como consecuencia de la revuelta de Bar Kochba, podemos echar un vistazo a la historia de la ciudad y circunscribir estos monumentos en su adecuado contexto histórico. Eso, ciertamente, ayuda a resolver el enigma", concluye la arqueóloga.
Esta excavación arqueológica ha sido financiada por la Fundación del Patrimonio del Muro Occidental como parte del desarrollo turístico del lugar y cuenta con la colaboración de la Fundación de Ciencias de Israel. El resultado de este estudio ha sido publicado en la revista PlosOne.

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