"Dios no se quedó indiferente ante las víctimas y ante los que han sufrido en la historia. Por amor y solidaridad (cf. Jn 3, 16), se hizo pobre, condenado y crucificado y asesinado.
Asumió una realidad que, objetivamente, contradice a Dios, pues Dios no quiere que los hombres empobrezcan y crucifiquen a otros hombres.
Este hecho revela que la mediación privilegiada de Dios no es ni la gloria ni la transparencia del sentido histórico, sino el sufrimiento real del oprimido. "Si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros" (1 Jn 4, 11).
Allegarse a Dios es allegarse a los oprimidos (Mt 25, 46 ss.) y viceversa. Decir que Dios asumió la cruz no debe significar una magnificación de la cruz, ni su eternización. Significa solamente cuánto amó Dios a los que han sufrido. El sufre y muere con ellos.
Por otra parte, Dios tampoco se queda indiferente ante los crímenes, en una palabra, ante el peso negativo de la historia. No deja abierta la llaga hasta la manifestación de su justicia al fin del mundo. El interviene y justifica en Jesús resucitado a todos los empobrecidos y crucificados de la historia.
La resurrección quiere mostrar el verdadero sentido y el futuro garantizado de la justicia y del amor, y de las luchas del amor y de la justicia, aparentemente fracasadas en el proceso histórico.
Por fin triunfarán. Será el reino de la pura bondad".
Leonardo Boff
PASION DE CRISTO, PASION DEL MUNDO
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