FIGURILLAS DE SÍLEX
Las figuras miden entre 2 y 5 centímetros, tienen forma alargada y presentan dos muescas en cada lado, arriba y abajo, que corresponden a la forma del cuello y la cintura. El uso de sílex, un material asociado normalmente a la fabricación de herramientas cotidianas, constituye una novedad: hasta ahora todas las figuras halladas de este tipo estaban hechas de arcilla o de hueso.
La originalidad del descubrimiento reside en el material con el que están realizadas las figuras, el sílex, asociado a la fabricación de herramientas de uso cotidiano.
Los responsables del estudio señalan que en este caso las muescas de la piedra no habían servido para ligarlas a ningún otro objeto y en el extremo opuesto de las hojas no se hallaron áreas activas cortantes. Estos y otros indicios, como los diversos tamaños y morfologías y, sobretodo, su similitud con las esculturas humanas neolíticas del yacimiento cercano de Ain Ghazal llevaron a los investigadores a concluir que se trataba de pequeñas esculturas y no de herramientas como cuchillos o hachas.
ARTE FUNERARIO
Salvo excepciones, como las célebres venus paleolíticas, las primeras expresiones artísticas del del ser humano fueron representaciones de animales. Tan sólo a partir del noveno milenio a.C. las comunidades neolíticas comenzaron a representar la figura humana de forma generalizada. Las razones se desconocen pero esta "revolución" iconográfica se asocia con la aparición de una conciencia de comunidad y de los ritos funerarios complejos que se desarrollaron ligados a la sedentarización de esas sociedades.
En Kharaysin, la mayoría de estas piezas están asociadas a siete tumbas, dispuestas alrededor de los restos humanos, lo que apunta a que tenían un "significado funerario y que fueron usadas en rituales de recuerdo", según Juan José Ibáñez. La variedad de tipologías y morfologías corporales de las siluetas han llevado a los investigadores a preguntarse si las figurillas representaban a individuos específicos, tal vez los inhumados en la necrópolis.
Los responsables del descubrimiento desconocen en qué consistían estos rituales, pero las tumbas parecen haber sido abiertas y manipuladas después de la primera inhumación, depositando de nuevo los huesos humanos y las figurillas junto a ellos: "Este comportamiento sugiere que las creencias relacionadas con la vinculación con los fallecidos fueron ampliamente compartidas por todos los miembros de la comunidad que participaron en los rituales", apunta Ibáñez, que añade que este descubrimiento podría arrojar luz sobre el nacimiento de estos rituales en el Neolítico.
Las figurillas fueron halladas alrededor de los cuerpos inhumados, lo que indica que tendrían una función ceremonial.
Kharaysin es un gran yacimiento de 25 hectáreas situado junto al río Zarqa, al norte de Jordania, ocupado por comunidades neolíticas de forma continuada desde el 9.000 hasta el 7.000 a.C. Desde 2014, un equipo del CSIC realiza allí trabajos arqueológicos que cuentan con la financiación de la Fundación Palarq, el CSIC y el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades.
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