egipto no para de deparar sorpresas a los arqueólogos. La última ha tenido lugar en la necrópolis de Saqqara, a unos veinte kilómetros al sur de El Cairo, un lugar mundialmente conocido por ser el emplazamiento de la famosa pirámide escalonada del faraón Djoser. Una misión compuesta por arqueólogos egipcios y alemanes, de la Universidad de Tubinga, que lleva cuatro años excavando en esta zona de la necrópolis, ha descubierto un curioso enterramiento en una cámara construida al final de un pozo funerario en las cercanías de la pirámide del faraón Unas. El hallazgo ha sido dado a conocer por el Ministerio de Antigüedades de Egipto.
¡SEIS EN LUGAR DE CUATRO!
En la cámara, los arqueólogos han hallado el sarcófago de una mujer llamada Dibibastet, que fue enterrada, como mandaban los cánones religiosos egipcios, con sus correspondientes vasos canopos, los recipientes donde se depositaban las vísceras momificadas del difunto. Pero lo sorprendente es que no eran cuatro, como es tradicional en todos los entierros del antiguo Egipto, sino ¡seis! "Sus seis vasos canopos son una auténtica sorpresa pues la tradición consistía en extraer, embalsamar y almacenar en cuatro recipientes los pulmones, el estómago o bazo, el hígado y los intestinos", ha reconocido Ramadan Badri Husein, director de la misión arqueológica.
Los sorprendente es que no iba acompañado de cuatro vasos canopos, como es tradicional en todos los entierros del antiguo Egipto, sino ¡seis!
Pero ¿por qué esta mujer se hizo enterrar con seis vasos canopos? "Parece que Didibastet había ofrecido o solicitado una forma especial de momificación que suponía guardar todos sus órganos en seis vasos. Es una indicación de su posición socioeconómica", sugiere Husein. Sea como fuere, el caso no deja de ser una anomalía en las costumbres funerarias egipcias.
Los investigadores han sometido las dos vasijas "sobrantes" a una tomografía computerizada, y el análisis preliminar indica que ambas contienen tejidos humanos. Ahora de lo que se trata es de intentar identificar y descubrir qué órganos fueron guardados en ellas.
SACERDOTISAS DE UNA DIOSA MISTERIOSA
Dibibastet fue enterrada en un gran complejo de momificación de la dinastía XXVI (664-525 a.C.), bajo un profundo pozo funerario, de 30 metros, que contenía varias cámaras funerarias (hasta ahora se han localizado seis), y compartía la estancia con otros tres ataúdes de madera, que se hallaban muy deteriorados. Pero no hay otro caso como el suyo. "No hemos hallado ningún otro caso similar de embalsamamiento. De hecho, muchos de los individuos que aparecieron en el pozo funerario comunitario del complejo de momificación fueron enterrados con un solo vaso, realizado en arcilla y no en alabastro. Evidentemente fueron casos de clientes mucho menos adinerados que Didibastet", explica Husein.
Muchos de los individuos que aparecieron en el pozo funerario comunitario del complejo de momificación fueron enterrados con un solo vaso, realizado en arcilla.
El taller de momificación o per-nefer, Casa del Rejuvenecimiento, como llamaban los antiguos egipcios a estas instituciones, donde ha aparecido la momia de Dibibastet, fue descubierto por el mismo equipo arqueológico hace dos años, en 2018. El complejo fue localizado tras la retirada de 42 toneladas de escombros. El descubrimiento fue algo único, ya que era la primera vez que se encontraba en Egipto un per-nefer, de los que sólo se tenía noticias por las fuentes. En el taller descubierto en Saqqara se preparaba a las momias para el enterramiento final y disponía de un pozo comunitario con seis cámaras funerarias donde se enterraron 54 momias.
La joya del descubrimiento de 2018 fue una máscara funeraria de plata bañada en oro que cubría el rostro de una sacerdotisa de la diosa serpiente Niut-Shaes, que fue enterrada allí junto con otras sacerdotisas más. Los análisis sobre este objeto han demostrado que la plata tiene una pureza de un 99,07, un valor muy elevado. Ahora, tras el misterioso descubrimiento de los seis vasos canopos de Dibibastet, queda claro que este laberinto bajo tierra va a proporcionar bastantes sorpresas a los arqueólogos en el futuro.
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