La ciencia y la tecnología son claves en la búsqueda del conocimiento y en su aplicación en distintos ámbitos. Utilizadas en beneficio de la humanidad, han sido y son motores de progreso, que nos han hecho evolucionar como especie. La exploración espacial forma parte de este contexto de intentar comprender cómo funciona la Naturaleza y el Universo.
Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre con la ciencia y la tecnología, no existe un consenso científico para definir y establecer qué son las emociones y los valores humanos, su complejidad, sus implicaciones personales (subjetivas) y sociales. Básicamente se considera que las emociones son impulsos neuronales que mueven a un organismo a actuar, desencadenando una reacción o comportamiento automático, que ha sido adaptado a través de la evolución, como un mecanismo en el marco de nuestra necesidad de supervivencia. Las emociones son pilares que sustentan y caracterizan los valores humanos.
Personalmente, en el contexto de mi implicación científica (y también emocional) en tres misiones a Marte (NASA-MSL, ExoMars y NASA-Mars2020), esta pandemia que estamos sufriendo me ha hecho reflexionar sobre algo de lo que, tal vez, no seamos muy conscientes: la forma en que a través de las palabras, proyectamos nuestras emociones y nuestros valores humanos en la exploración del espacio. Y Marte es, sin duda, el primer paso en nuestra migración extraterrestre hacia el primer planeta del sistema solar sobre el que posaremos nuestros pies.
Lisa Feldman Barrett, directora del Northeastern University Interdisciplinary Affective Science Laboratory propone ir más allá al indicar que "las emociones no son reacciones a nuestro mundo", sino algo parecido a una ciencia que surge de nosotros. Son como "dar sentido a lo que está pasando en nuestro interior en relación con el mundo". Y esto, casi sin darnos cuenta, como expondré más adelante, también lo estamos extrapolamos más allá de la Tierra, de manera literal, a otros mundos.
Un análisis en la base de datos Web of Science cruzando los términos "emociones" y "exploración espacial" da como resultado 233 registros, siendo las categorías "Ciencia y Tecnología", "Ciencias Sociales" y "Ciencias de la Vida/Biomedicina" las que aglutinan el mayor número de ellos. Si centramos más el tema, cruzando los términos "emociones" y "Marte", se aprecia la misma distribución, existiendo un total de 107 registros. Estas conexiones son, sin duda, indicadores de por dónde va el desarrollo de nuestra salida al espacio, a través de la combinación de dichas palabras clave. Pero no es esta la aproximación conceptual a la que me refiero en este artículo, pues mi intención es evidenciar que los valores humanos ya están trasladándose al espacio, casi de manera inconsciente, considerando realmente lo que nos importa como personas, como individuos y como sociedades.
Ya comentaba el año pasado en este mismo foro el cambio de paradigma que implicaba movilizar todo nuestro bagaje cultural como seres humanos de un planeta a otro planeta. Y esto, que ocurrirá directamente cuando el primer ser humano pise Marte, ya está ocurriendo indirectamente a través de nuestras misiones robóticas. Sí, tal vez no seamos conscientes de que concretamente en el planeta rojo ya tenemos, "Espíritu", "Oportunidad", "Curiosidad", y, próximamente, "Esperanza" y "Perseverancia", acompañada de "Ingenuidad", entre otros. Ingenios científico-técnicos que, representados por palabras, reflejan conceptualmente claves relevantes de las emociones y los valores humanos.
Mensajes intangibles que integran el conjunto científico-técnico de cada misión y que, como si fueran las piezas de un puzle, van componiendo un panorama general mucho más amplio sobre nuestras actitudes e intenciones en relación con la exploración del universo. Esperemos no cometer en el futuro los errores del pasado en nuestras exploraciones terrestres y que estos positivos inicios no se trastoquen más adelante con respecto a sus buenas propósitos de partida.
A nivel humano en relación con Marte tardaremos un poco más, pero, si todo va bien, el próximo año, será una mujer, una científica, "Rosalind Franklin", quien nos representará robóticamente, como pionera de las futuras misiones tripuladas... y también en nuestros anhelos
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