Los relatos sobre
Isaac que encontramos en la Biblia (Gn 21-35) van desde su nacimiento hasta la
muerte más el anuncio de su nacimiento y las reacciones que produce en Abraham
y Sara (Gn 17, 15-19 y Gn 18, 10-15) nos presentan a un Isaac como figura
trágica , sobre todo a causa de su intento de inmolación por parte de su padre,
pero si se miran con atención aparecen unos rasgos que dan con un perfil
humorístico que tiene importancia en su significado teológico.
Es una narración muy
rica en los diferentes matices de la palabra y el concepto de reír. En la
narrativa sobre Isaac se encuentran profusamente términos, ya sea nombre
propio, sustantivo común o forma verbal, emparentados con la raíz que significa en qal reír,
sonreírse; jugar, bailar. Y en piel jugar, acariciar (juegos amorosos),
tomar a broma, burlarse, aprovecharse de95. Dicha
raíz es el término clave en estos relatos y es un "recurso estilístico muy
común en todo el Antiguo Testamento. Consiste en utilizar una palabra o raíz
verbal y hacerla sonar sutilmente en el transcurso del relato. La
raíz "también se traduce como
'jugar', 'acariciar', 'bromear' o 'divertirse' (Gn 19,14; 26,8; 39,14-17; Ex
32,6; Jc 16,25)"5. Un sumario del uso de los varios
significados en Génesis es como sigue: como reír se encuentra en 17,17;
18,12.13.15 (dos veces); y en 21,6. Con la connotación de burla, en
19,14 y probablemente en 21,9. Como “acariciar
sexualmente”, en 26,8; 39,14.17. El Theologisches Wörterbuch
zum Alten Testament afirma que el significado fundamental del verbo en qal es reír. Se trata de
la expresión no verbal de un estado de ánimo relajado y distendido. Es un verbo
intransitivo que pertenece a los verbos de estado (verba stativa), es
decir, de aquellos que son determinados por la situación y también por la
expresión de un determinado estado interno.
Concretando luego
con su nombre, pues Isaac proviene de una raíz judía que significa, en términos
generales, reír. De ahí que algunos traduzcan su nombre como “él ríe” aunque
el tema ha traído controversia, pues en un artículo del Theologisches Wörterzbuch zum Alten Testament se nos dice que desde
Martin Noth se cuenta con que el nombre tenía al final un elemento teófono (‘el) que habría caído con el paso del
tiempo, provocando que autores como Andreas Michael traduzcan Isaac como “Dios
(ÉL) ha reído o bromeado” o bien de una forma más atrevida “Dios ha hecho reír
a alguien” pues nos daría una orientación hacia el sentido del
humor de Dios, que amenos lo tendría, otra cosa es ver si nos hace alguna
gracia. Por tanto -según lo visto-, el significado de Isaac es Dios ríe o ha
reído. Pero las interpretaciones del nombre están determinadas por los
contextos en que éste aparece, y van en tres direcciones: (a) El nombre tendría
relación con la risa escéptica del padre y de la madre en el anuncio del
nacimiento (17,17; 18,12.15); (b) con la risa agradecida de la madre por el tan
ansiado y esperado nacimiento (21,6a); (c) con la risa burlesca del entorno por
el nacimiento tan tardío (21,6b).
Desde que el anuncio de su nacimiento fue recibido con risas
escépticas, tanto por su padre como por su madre, las cosas no anduvieron bien
para Isaac. Recordemos lo ya comentado anteriormente sobre la reacción de
Abraham ante la promesa de un hijo y la risa de Sara (Gn 12,2)
Tres son
los elementos que muestran el carácter escéptico de la risa de Abraham:
1.
Al postrarse, ríe y habla para sí, en su interior. Este postrarse era signo de
humildad y de reverencia, sobre todo, cuando se trata de una teofanía, como
ocurre al principio del capítulo (17,1-3) y como comprobamos en el Evangelio de
Mateo quien dice que cuando Jesús en Getsemaní va a orar a su Padre "cayó
rostro en tierra"; textualmente "cayó sobre su rostro (Mt 26,39: epesen epi. proswpon autou). Corresponde
exactamente a la expresión hebrea en Gn 17,3.17: que traducimos literalmente como
"Y Abraham cayó sobre su rostro Sin embargo, en este v. 17, tal
significado aparece trastocado, pues da la impresión de que Abraham utiliza el
inclinarse no tanto para rendir homenaje como para tener oportunidad de
esconder su risa y murmuración.
2.
Presenta como objeción la edad avanzada de Sara y la
propia.
3.
Al anuncio de Dios, Abraham responde como si no lo
hubiera escuchado o no tomara en serio lo que le dijo, pues le pide por Ismael;
de Isaac no dice ni una palabra. Es Dios quien lo escucha y le dice que sí, que
bendecirá a Ismael, pero insiste, y repite el anuncio del v. 17, agregando
ahora el nombre que le ha de poner: Isaac. Esto constituye un juego de
palabras en cuanto que repite la reacción que tuvo Abraham al anuncio divino,
se rió. Bien podría interpretarse como una
especie de jugarreta divina consistente en que al llamar a su hijo recordase su
incredulidad, por una parte, y el poder de Dios, por otra.
Posteriormente
tenemos otra muestra de esa risa en Isaac en Gn 18. Esta narración corresponde
a otra tradición que relata el anuncio a Abraham de que su mujer Sara tendrá un
hijo, subrayando, en esta tradición, la risa de incredulidad de Sara. Dijo
entonces aquél: "Volveré sin falta a ti pasado el tiempo de un embarazo, y
para entonces Sara tendrá un hijo." Sara estaba oyendo a la entrada de la
tienda, a sus espaldas. Abraham y Sara eran viejos, entrados en años, y a Sara
se le había retirado la regla de las mujeres. Así que Sara se rio para sus
adentros y pensó: "Ahora que estoy pasada, ¿sentiré el placer, y además
con mi marido ya viejo?"
Dijo Yahvé
a Abraham: "¿Por qué se ha reído Sara, pensando que ahora de vieja no
puede parir? ¿Hay algo difícil para Yahvé? En el plazo fijado volveré, al
término de un embarazo, y Sara tendrá un hijo." Sara negó: "No me he
reído." Y es que tuvo miedo. Pero aquél dijo: "No digas eso, que sí
te has reído." (Vv. 10-15).
El matiz de incredulidad de la risa de Sara se prueba por su pretender
negar el haber reído, a lo que el hombre (o Yahvé) retruca con firmeza,
afirmando que sí rio. Este juego con el verbo reír va preparando el terreno
para el nombre que Abraham dará al niño y el juego de palabras que hará Sara a
propósito del mismo. Una buena parte de la ironía de esta escena proviene del
hecho de que el lector sabe lo que está aconteciendo. El lector, en efecto, ha
oído la conversación de Abraham con sus huéspedes, ve a Sara que escucha a
hurtadillas a la entrada de la tienda, conoce lo que ella pensó para sí misma y
oye su risa, pero Sara no sabe lo que el lector sabe, tal como no puede saber
lo que uno de los huéspedes ha intuido.
Ambos relatos coinciden, por tanto, en presentar la risa como reacción
de Abraham o de Sara ante el anuncio del nacimiento de un hijo, risa que
interpretamos -por las razones aducidas- como escéptica y un punto cargadas de
ironía (algo así como el latiguillo castellano de “sí hombre y que más” cargado
de sorna)
Contra esta opinión, me parece que -por las razones dadas
previamente-la pregunta no queda abierta sino se entiende desde su contexto.
Razón tendría el autor si la pregunta fuera neutra y luego, como afirma, viene
un espacio vacío, es decir, no se le da respuesta; pero el contexto lleva a
considerar la pregunta como un reproche a la incredulidad de Sara, lo que queda
comprobado por el v. 14: "¿Hay algo
difícil para Yahvé? En el plazo fijado volveré, al término de un embarazo, y Sara
tendrá un hijo." Por tanto, es un reproche en forma de pregunta y no
requiere respuesta.
Pero lo que realmente nos interesa es el personaje de Isaac, para ello
pasemos al famoso relato de Gn 22 sobre el sacrificio de Abraham. En el relato,
con todo lo que tiene de dramático, llama la atención que después de tres días
de camino, y ya subiendo al lugar del sacrificio, Isaac recién empiece a caer
en cuenta, y le diga a su padre: "Aquí está el fuego y la leña, pero
¿dónde está el cordero para el holocausto?" (v. 7), y quede de lo más
tranquilo con la respuesta que éste le da, sin darse cuenta de que la víctima
es él y que él mismo carga la leña con la que lo van a rostizar, que es de un
cinismo del fino por parte de Abraham y de una candidez que raya la idiotez por
parte de Isaac, claro que alguien podría argüir que Isaac presenta un personaje
de tipo “alma cándida”. Veamos. Von Rad, al comentar el pasaje, dice: "La
respuesta del viejo a la inteligente pregunta del niño es, por lo pronto,
meramente evasiva." Concuerdo con esta afirmación en la
segunda parte, mas no en la primera, pues de inteligente la pregunta no tiene
nada; más bien se encuentra aquí un indicio de cierta lentitud mental, si no
directamente de un retraso, como indica Kaminsky. Característica
que se verá corroborada en otros pasajes a tratar. El dramatismo del pasaje
caracteriza el humor existente en él como humor macabro o negro y de un pasivo
Isaac, y su función consiste en dar un respiro a los auditores para que puedan
seguir escuchando la narración y aliviar la tensión creciente
A propósito de pasividad y de cierto nivel apocamiento ante las
mujeres, en el relato de la elección de Sara (Gn 24) vemos como Abraham encarga
"al siervo más viejo de su casa y mayordomo de todas sus cosas" (v.
2) a que vaya a buscar mujer para su hijo Isaac. Nuevamente aparece la
pasividad de Isaac: ¿Acaso no es capaz él de escoger mujer? ¿Tan sometido
estaba a su padre?, aunque viendo la sumisión ante su padre (en el momento del
sacrifico) uno tiende a preguntarse si el muchacho, que tanta importancia
tendrá para el pueblo judío, tenía horchata en la venas. Además, se encuentra
la instrucción precisa de que el siervo no lleve a Isaac a Mesopotamia, tema
que se repite en 26,1-5, donde Dios le prohíbe a Isaac ir a Egipto.
Kaminsky sugiere que esta doble prohibición a Isaac, de parte de Abraham
y de parte de Dios, se debe a que ambos estaban al tanto de su incompetencia y
preocupados de que si abandonaba Canaán, nunca hiciera el viaje de regreso, lo
que no dice nada bonito del joven102: "Él se impide dejar la tierra
prometida, sugiriendo que su dominio sobre la tierra es vulnerable. Isaac y su
posición como heredero, requiere la protección de los demás para garantizar la
continuidad de las promesas".
Más aún, el mismo Isaac tiempo después, instigado por la repulsa de
Rebeca ante las esposas hititas de Esaú (27,46), envía a Jacob a Mesopotamia a
tomar mujer a la casa de la familia de Rebeca, donde años antes -como se ha
visto- el siervo de Abraham había sido enviado a buscar mujer para Isaac. Es
decir todos en su familia toman mujer por sí mismos: ", cuando aparece
Abraham mencionado por primera vez, ya tiene mujer: "La mujer de Abrahán
se llamaba Sara" (Gn 11,29). En 25,1 se dice que "Abraham tomó otra
mujer, llamada Queturá". Esaú, por su parte "tomó por mujeres a
Judit, hija de Beerí el hitita, y a Basmat, hija de Elón el hitita, que fueron
causa de amargura para Isaac y Rebeca" (26,34ss.); y un poco más adelante,
se dice que "tomó por mujer, además de las que tenía, a Majlat, hija de
Ismael, el hijo de Abraham, y hermana de Nebayot" (28,9)… todos menos
Isaac, agravado con el hecho recién mencionado: él envía a su hijo Jacob a
buscar mujer al mismo lugar donde a él le había sido impedido ir. Y eso daña un
poco la imagen de Isaac, sobre todo al no indicar el motivo
Otro elemento bastante curioso se encuentra en la prueba que el siervo
de Abraham establece para ver qué muchacha es la designada por Yahvé para ser
la esposa de Isaac, cuando ha llegado a Aram Nahráin, un pozo en las afueras de
la Ciudad, voy a quedarme parado junto a la fuente, mientras las muchachas del
pueblo salen a sacar agua. Ahora bien, si digo a una muchacha que incline, por
favor, su cántaro para que yo beba, y ella me responde: "Bebe, que también
voy a abrevar tus camellos", que sea esa la que tienes designada para tu
siervo Isaac. (24,13-14).
Resulta que la primera muchacha que se presenta cumple la prueba a
cabalidad; incluso ella dice: "También para tus camellos voy a sacar,
hasta que se hayan saciado. Vació rápidamente su cántaro en el abrevadero y,
corriendo otra vez al pozo, sacó agua para todos los camellos" (vv.
19-20).
Kaminsky
cita a un autor que afirma que un camello, después de una larga jornada,
requeriría por lo menos 25 galones de agua, y como los camellos eran diez (v.
10), Rebeca tendría que haber acarreado 250 galones de agua para saciar a los
camellos como se había comprometido a hacerlo. Kaminsky escribe
desde Estados Unidos, donde el galón equivale a 3,78 litros,
por lo que se trataría de 94,5 litros por camello y de 945 litros en total. Si
redujésemos la cantidad a la mitad, estaríamos hablando de 472,5 litros, una
tarea que bien podríamos calificar como hercúlea, y que estaría indicando la
gran fuerza de Rebeca, una especie de super woman. Tal poder, que
veremos manifestado más adelante como capacidad de manipulación, contribuye al
apocamiento de la figura de Isaac, si todavía no tenía bastante el pobre.
El encuentro de Rebeca e Isaac presenta también una interpretación en
la línea de un humor grueso, chocante. Gn 24,65 dice: "Una tarde había
salido Isaac de paseo por el campo, cuando, al alzar la vista, vio que venían
unos camellos." La Biblia de
Jerusalén tiene una nota a la expresión "salir de paseo", en
la que dice: "Palabra que solo aparece aquí y de sentido dudoso."
El término hápax legomenones ha sido traducido como meditar, pensar, orar, salir a dar un paseo,
pero la investigación filológica más reciente sugiere que esta expresión
tiene relación con orinar o defecar. Por tanto, Isaac habría salido a
"descargar el cuerpo", a "hacer sus necesidades", y en esa
situación tan poco decorosa habría visto venir a su novia y, a su vez, habría
sido visto por ella, visión que a Rebeca la habría impresionado tanto que cayó
o saltó del camello en que venía. Peor no podría
haber sido el primer encuentro de esta pareja, más cuando no nos indican
(quizás mejor) la causa de la impresión, que queda en el aire para el
auditorio.
Una vez casados, ¿Cómo es la vida de nuestro héroe Isaac? Pues no se
puede decir que el protagonista mejore mucho. Podemos apreciarlo en Gn 26.
1-14.En este capítulo se cuenta la estadía de Isaac y Rebeca en Guerar. Es la
única vez en la que Isaac aparece enteramente como protagonista; más aún, es
"el único capítulo que contiene una tradición propiamente dicha sobre este
patriarca"; "fuera de este Capítulo 26, Isaac no
interesa sino en cuanto que es, o el hijo de Isaac, o el padre de Esaú y
Jacob", y se le presenta cometiendo una chapuza de las que
hacen historia.
Se narra que debido a una hambruna, Isaac se establece en Guerar, y que
"cuando los del lugar le preguntaban por su mujer, él decía que era su
hermana. En efecto, le daba reparo decir que era su mujer, no fuesen a matarle
los del lugar por causa de Rebeca, pues era de buen ver" (v. 7). No
obstante, el rey Abimélec sorprendió a Isaac acariciando a Rebeca: "Ya
llevaba largo tiempo allí, cuando aconteció que Abimélec, rey de los filisteos,
atisbando por una ventana, observó que Isaac estaba solazándose con su mujer
Rebeca" (v. 8). Puesto que a saber cómo estaría isaaqueando para que lo
pillaran en su casa (otra muestra de torpeza) y que al rey se le ocurriera
mirar por la ventana, vale que sea un rey, pero uno que se prodigue en esos
escarceos de mirón, acabaría mosqueando a la población y con motivo.
Aquí se
encuentra un juego de palabras entre el nombre Isaac y el participio. La traducción apropiada aquí es acariciar sexualmente, como se ha
mencionado más arriba. Es decir, es sorprendido, nada menos que por el rey,
mientras acaricia a quien supuestamente es su hermana. El texto hebreo significaría que Isaac estaba isaaqueando
a Rebeca, su mujer.
Este tema del patriarca en peligro por causa de la belleza de su mujer
aparece dos veces en el ciclo de Abraham, en Gn 12,10-20 y 20,1-18. Por tanto,
al hijo le pasa lo mismo que al padre, "de tal palo tal astilla",
podríamos decir; pero no, porque el Faraón, en Egipto, se dio cuenta del engaño
de Abraham, porque Dios lo castigó con plagas (12,17-19), y cuando Abraham fue
a Guerar, Abimélec supo la verdad porque Dios se la reveló en un sueño
(20,3-7).
Isaac, en
cambio, es descubierto debido a su propia torpeza; solo él es sorprendido en
actitudes más bien esponsales que fraternales con su supuesta hermana. Sin
embargo, este episodio termina con un final feliz, pues Isaac pudo permanecer
en Guerar, a pesar del enfado del rey, y Dios lo bendijo con abundantes
cosechas, ganado y riquezas (26,12-14). Sin embargo, la prosperidad de Isaac no
se debió precisamente a sus habilidades sino a la bendición divina.
Esto nos
lleva a otro texto de Isaac, en el que aparece usado el mismo participio , pero la traducción no es tan
clara por varias razones. Se trata del pasaje sobre la expulsión de Agar e
Ismael, que se da en el contexto del destete de Isaac: creció el niño y fue
destetado. Abraham hizo un gran banquete el día que destetaron a Isaac. Cuando
vio Sara al hijo que Agar, la egipcia, había dado a Abraham jugando [con su
hijo Isaac], dijo a Abraham: "Despide a esa criada y a su hijo, pues no va
a heredar el hijo de esa criada juntamente con mi hijo, con Isaac."
(21,8-10).
El primer problema que presenta el texto consiste en que en hebreo no
viene la expresión "con su hijo Isaac" que he puesto entre corchetes.
Ella fue añadida en los XIX y en la Vulgata. El segundo problema es ¿qué habrá
estado haciendo Ismael? ¿Simplemente jugaba solo o jugaba con Isaac? ¿Remedaba
a éste? ¿Se burlaba de él? ¿Reclamaba el lugar de Isaac? ¿Lo perseguía o -según
el texto recién visto- lo manoseaba sexualmente?. Sea lo que haya
sido, tiene que haber sido lo suficientemente grave como para inducir a Sara a
pedirle a Abraham la expulsión de Agar y de Ismael
En Gn 25,19-28 encontramos el nacimiento de Esaú y de Jacob, gemelos
que se entrechocaban entre sí, situación que incomodaba tanto a Rebeca que fue
a consultar a Yahvé: "Yahvé le dijo: 'Dos pueblos hay en tu vientre, dos naciones
que, al salir de tu vientre, se dividirán. La una oprimirá a la otra; el mayor
servirá al pequeño'" (v. 23).
El v. 28 dice: "Isaac quería a Esaú, porque le gustaba la caza, y
Rebeca quería a Jacob." Es necesario explicar estas dos preferencias porque
ninguna es totalmente clara. La preferencia de Rebeca puede ser explicada a
partir de la respuesta de Yahvé recién mencionada: Jacob está destinado a ser
cabeza por sobre Esaú. La causa de la preferencia de Isaac por Esaú es
completamente distinta. En hebreo, el texto es que traducido literalmente
significa Isaac amaba a Esaú porque
[le ponía] pieza de caza en su boca; en otras palabras, al parecer
Rebeca prefería a Isaac porque en él se cumplía el oráculo de Yahvé, mientras
que Isaac prefería a Esaú porque le ponía piezas de caza en su boca, motivación
bastante terrenal en comparación con la de Rebeca: "Isaac sólo piensa con el estómago.”
Y llegamos a uno de los pasajes más
conocidos del AT que mirado en profundidad y con el prisma del sentido del
humor, creo que hará esbozar una amplia sonrisa. Hablamos del Gn 27,1-45: Isaac engañado en la bendición. La
narración comienza -tal como indica Von Rad- cuando "el anciano ciego
siente que su muerte está cerca, y quiere dar a su primogénito la bendición
paterna"108; es decir, Isaac se encuentra en su lecho de
muerte. Sin embargo, falleció ¡veinte años después!. Porque se dice que
"Isaac murió y fue a reunirse con su pueblo, anciano y lleno de días. Lo
sepultaron sus hijos Esaú y Jacob" (35,39), y recordemos que Jacob después
del episodio del robo de la bendición, instruido por su madre Rebeca, huyó a
Jarán, a casa de Labán, hermano de su madre, donde permaneció por veinte años,
como aparece en los siguientes textos: "En veinte años que llevo contigo,
tus ovejas y tus cabras nunca han malparido, y los machos de tu rebaño nunca me
los he comido" (31,38). Y un poco más adelante: "Estos fueron mis
veinte años en tu casa. Catorce años te serví por tus dos hijas y seis por tus
ovejas, y tú has cambiado mi paga diez veces" (31,41). Y Jacob solo pudo
participar en la sepultación de Isaac a su regreso de la casa de Labán, veinte
años después. Isaac bien podría ser considerado el patrono de los
hipocondríacos.
Finalmente, llegamos al tan conocido episodio del engaño de Isaac,
realizado materialmente por Jacob, pero cuyo cerebro fue su madre, Rebeca. Ella
fue quien escuchó a hurtadillas la intención de Isaac de bendecir a Esaú y
urdió meticulosamente el plan para que Jacob engañara a su padre. Si imaginamos
las diversas características físicas de Esaú y Jacob, uno velludo y corpulento,
y el otro lampiño y quizás menudo, pues a aquél le gustaba el constante ejercicio
y la caza, y al otro la casa (25,27), resulta que el menudo Jacob vestido con
las ropas de Esaú y ataviado con las pieles de los cabritos, para parecer
peludo, tiene que haberse visto como un verdadero mamarracho, un esperpento
total.
Von Rad afirma incluso que "en este relato no podemos sorprender
la menor intención de gastar bromas", y reconoce: “...no
cabe discutir que el plan de Rebeca de sustituir la pieza de caza por dos
cabritos tiene también su lado cómico. Y ante todo, el engaño de recubrir el
cuello y los hombros de Jacob con pieles tiene algo de ridículo, y vuelve a ser
una cruda caricatura del peludo hermano.
Para terminar, baste mencionar que el ambiente en
el cual se da la bendición no es precisamente de confianza, pues Isaac
desconfía una y otra vez del impostor. Y así como Jacob engaña a su padre,
Isaac le pide que lo bese, pero su verdadera intención es olerlo, para
comprobar si tiene el aroma de Esaú. Las preguntas que Isaac hace con
insistencia al supuesto Esaú recuerdan las preguntas de Caperucita Roja al lobo
disfrazado de abuelita. Y tal como ella, Isaac no es capaz de descubrir el
engaño, pues, a pesar de que se da cuenta de dos grandes incongruencias, a
saber, la rapidez con que Jacob llega con la pieza de caza cocinada y la voz
que reconoce como de Jacob y no de Esaú, no saca las conclusiones correspondientes:
Por eso, este engaño, más que mostrar las grandes condiciones de Jacob para
actuar, y de esta manera el texto parece poner en evidencia la completa incompetencia
de Isaac
Nacho Padró
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