Para la
comparación de la imagen en femenino de Dios parto de la base que Dios no es
hombre ni mujer. El hombre y la mujer son creación de Dios y son imagen de Dios
(Génesis), pero no son iguales a Dios, la realidad de Dios supera toda imagen.
Dios, sin embargo, puede manifestarse según las características humanas (la
manifestación humana de Dios por excelencia es la persona de su Hijo
Jesucristo). Así, puede mostrarnos tanto un rostro paterno como materno
(diferentes imágenes que nos acercan a la esencia). Tradicionalmente se ha
considerado a Dios como Paterno tanto en AT como en NT (Padrenuestro), pero si
bien Jesús nos enseña a llamar a Dios “Padre”, sabemos que se dirige a él como
“Abbá” rompiendo la imagen rígida y fuerte patriarcal. Seguramente, Jesús
tendría que tomar la elección de manifestarse como varón por la baja
consideración en que estaba la mujer en aquel lugar y en aquella época. Creo
que si Dios se hubiera encarnado en una mujer, la Palabra habría encontrado con
obstáculos insalvables desde el punto de vista humano. Supongo Jesús llama a
Dios “Padre” y no le llama “Madre” por la misma razón y porque también debía
seguir la tradición del Antiguo Testamento en el que algunos textos llaman a
Dios así (en los salmos, por ejemplo). La tradición bíblica no desarrolla la
idea de un Dios femenino, pero tampoco la oculta. De hecho, en el Antiguo
Testamento encontramos citas como estas:
- Como
un niño a quien su madre consuela, así os consolaré yo. (Is 66, 13)
- ¿Acaso
puede una madre olvidarse de sus hijos? Pues aunque una madre se olvidara de
sus hijos, yo no me olvidaré de ti. (Is 49, 15)
La Biblia utiliza
también términos femeninos para referirse a Dios como pueden leerse en el libro
de la Sabiduría, un ejemplo más de característica femenina englobada en Dios. Y
Jesús también lo hace: Yo soy la puerta de entrada de las ovejas; o yo
soy la Resurrección y la vida. Ya Juan Pablo I dijo que Dios es Padre y
Madre a la vez.
A partir de la
Teología femenina parece que se ha descubierto la maternidad de Dios en
diferentes aspectos, por ejemplo, en su capacidad para engendrar: Dios es
creador de todo (Génesis) pero también Dios engendró al Hijo (“engendrado, no
creado”), engendró todo lo creado porque procede de Él, su autor, engendró y
dio a luz al Pueblo de Israel, nos ha adoptado (a los cristianos) en Jesús, haciéndonos
hijos suyos por adopción.
Además de su
autoridad paterna, Dios se nos manifiesta también con actitudes más propiamente
femeninas: el cariño, la ternura, la compasión, la piedad, la misericordia y el
perdón... En Lc 15, 11-24, la parábola del hijo pródigo, se habla de Dios como un padre que cubre de
besos a su hijo perdido cuando lo recupera, que se acerca y festeja el retorno
del hijo perdido, una actitud muy maternal. En otros pasajes del evangelio,
Jesús se conmueve ante el sufrimiento humano (cuando ve a los discípulos como
ovejas sin pastor, o ante la tumba de Lázaro, por ejemplo) o ante la fe de
quien le habla (en el caso de la mujer cananea o la del legionario), son
muestras de sensibilidad alejada de la imagen patriarcal de la época. Sin olvidar
la importancia que tienen las mujeres en los evangelios (María Magdalena, María
madre de Jesús, son las primeras en descubrir la resurrección…). Así, se puede
apreciara una continuidad entre la imagen en femenino de Dios en el AT y la
proyección en Jesús y que por él da de Dios en el NT
Nacho Padró
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