La labor diaria de Cáritas Andalucía viene adaptándose a las necesidades derivadas del estado de alarma por el coronavirus. En los centros donde residen personas se extreman las medidas de seguridad, las unidades de formación permanecen cerradas -tal y como ocurre en los centros docentes reglados- y las Cáritas parroquiales siguen prestando ayuda directa, aunque la pandemia está generando nuevos perfiles. Pero más allá de la asistencia, la institución dependiente de la Iglesia hace un análisis de la situación y vaticina una crisis “más profunda” que la de 2008, confiando en un “abordaje social distinto”. Así se expresa el presidente regional de la organización, Mariano Pérez de Ayala, quien emplaza al levantamiento del estado de alarma y al pleno funcionamiento de sus dispositivos para dibujar un panorama más certero. Con todo, asegura que la nueva crisis que se nos viene encima “va a afectar a determinados segmentos de actividad que en nuestro entorno son muy importantes, como la hostelería y el turismo”. Pero añade un matiz distintivo, que es la “sensación de inseguridad que se está generando” y la “incertidumbre en el futuro, y eso va a pesar mucho”.
Pérez de Ayala recuerda que, en la anterior crisis, “las políticas sociales fueron unas de las que sufrieron mayores recortes”, por lo que invita a las administraciones y a la ciudadanía a “hacer una reflexión profunda desde el ámbito político y social”. Cuando comenzó a extenderse la pandemia, reconoce, “estábamos como pollo sin cabeza”. “Es una situación extraordinaria, nadie ha vivido algo así”, por lo que las instituciones públicas y las organizaciones sociales “tuvimos que reajustar todo”. El presidente regional de Cáritas destaca que, ahora, “la respuesta de la ciudadanía está siendo de mucha responsabilidad y solidaridad”. “Pusimos en marcha una campaña de recaudación de donativos y la respuesta está siendo extraordinaria”, señala. La administración, por su parte, “también está intentando dar respuesta, pero partíamos de unos servicios sociales que habían sufrido recortes. Esto nos ha cogido con unos servicios sociales con poco músculo”. Ahora se toman medidas de urgencia, pero luego se deberán arbitrar otras “más duraderas”.
Es entonces cuando, a su juicio, la sanidad y las políticas sociales deben sostener la acción política. “Los ciudadanos deberíamos exigir políticas sociales más efectivas y que no se abandonen la sanidad ni la educación”, afirma, al tiempo que recuerda que “también tenemos una responsabilidad con nuestro voto, instando a la administración a que camine por una determinada senda”. En definitiva,"vamos a tener que ponernos las pilas todos, y los que tienen cargos públicos son los primeros responsables". Los ciudadanos también tendremos un papel destacado, “tomando conciencia de que tenemos que construir una sociedad más solidaria donde no se rompan los vínculos sociales, donde tengamos siempre como primer objetivo que la gente no se vaya quedando descolgada del bienestar”.
En cuanto a la labor de Cáritas en estos momentos, Pérez de Ayala asegura que los recursos que “gestionamos directamente”, como los centros de personas sin hogar, residencias de mayores y de acogida de inmigrantes, permanecen a pleno rendimiento, adoptándose todas las medidas de seguridad “porque son población de riesgo”. “Salvo algún caso aislado en alguna residencia de mayores en Málaga y Granada, no hemos tenido una gran incidencia de casos de coronavirus”. De hecho, el pasado jueves se aplicaron las pruebas en el centro de personas sin hogar de Sevilla, en el que hay 22 residentes, y no hubo ningún positivo entre los residentes ni entre el personal.
En relación a las Cáritas parroquiales, las que tienen pocos voluntarios o cuentan con personas de más edad no están abiertas. Las demás sí, aunque extremando las medidas de seguridad. “Hay muchísimas familias que veníamos atendiendo antes de esta situación. Tenemos sus contactos y les hacemos llegar la ayuda correspondiente bien de alimentación, del pago de algún gasto de primera necesidad, suministro o alquiler”.
No obstante, la crisis del coronavirus está modificando los perfiles de los demandantes de ayuda. Ahora acuden a Cáritas personas que tenían trabajos temporales en la hostelería o en la economía sumergida. “Han visto absolutamente cortados sus ingresos desde la declaración del estado de alarma”. Son familias que “no tienen dinero ahorrado y viven al día; no están acogidos a ningún ERTE”. Acuden para satisfacer necesidades básicas, como la alimentación, fundamentalmente, y también el pago de alquileres y suministros.
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