El lago Ness forma parte de la serie de lagos de Escocia que fueron formados por los glaciares. Sus aguas tienen una visibilidad excepcionalmente baja debido al alto contenido en turba procedente de los suelos cercanos.
La historia moderna del monstruo del lago Ness comenzó en 1933, cuando una nueva carretera se completó a lo largo de la costa norte del lago.
Ese año una pareja local dijo haber visto “un enorme animal rodando y hundiéndose en la superficie”.
La prensa londinense comenzó a enviar reporteros a Escocia, e incluso un circo ofrecía una recompensa de 20.000 libras por la captura del monstruo. El Daily Mail contrató a un famoso cazador para investigar al legendario animal.
Se halló lo que parecían ser enormes huellas a la orilla del lago. Cuando los investigadores del Museo de Historia Natural examinaron las pisadas, determinaron que se habían hecho con la pata de un hipopótamo disecado.
Unos meses más tarde, el monstruo del lago Ness de nuevo estaba en los titulares gracias a un cirujano británico, Robert Wilson, que dio a conocer la imagen donde aparecía algo como una serpiente marina emergiendo de las aguas del lago.
Wilson afirmó que él mismo había tomado esta foto, que durante décadas fue considerada como la auténtica prueba de la existencia del monstruo. Los más escépticos estaban seguros de que esta imagen sólo era un engaño.
La verdad se hizo esperar y no salió a la luz hasta 1994, cuando dos octogenarios confesaron que habían participado en una conspiración para tomar la famosa “foto del cirujano”.
El objeto en el agua no era ningún animal marino. Más bien fue un submarinode juguete equipado con una cabeza de serpiente marina.
Maria Fernández Rei para Muy Historia
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