El
manuscrito de la cueva 11 de Qumrán (manuscrito 11QMelq), una vez editado en
1965 y vuelto a transcribir recientemente, ha sido objeto de varios
estudios. Puede datarse en el siglo I aC, y, a pesar de su carácter
fragmentario ─ consta de 13 trozos ─,
dibuja claramente Melquisedec como una figura escatológica, que ejerce
funciones análogas a las del Hijo del hombre. En 11QMelq, Melquisedec es
descrito como ejecutor del juicio divino. Melquisedec tiene una función
relacionada con el juicio de los pueblos y se le aplican los Sl 82,1 y 7,8 a 9, como si fuera una
figura supramundana, un Elohim (líneas 9-14). La función de Melquisedec en el
juicio es vista como una función salvadora, porque vence Belial.
En
esta función puede ser comparado a la figura del Hijo del hombre. El hecho de
que a 11QMelq, además de la figura de Melquisedec ─
que
proclama la remisión de las culpas y toma parte en el juicio salvador ─
aparezca
la figura del ungido príncipe y del mensajero de salvación, da testimonio de
facetas mesiánicas, --en Qumrán no unificadas en una sola persona--, que en la
presentación sinóptica del Mesías son propias de Jesús de Nazaret. Se ofrecen
ya en este momento varios rasgos mesiánicos que la tradición evangélica tenderá
a incorporar y a unificar, en tanto que son explicaciones complementarias de la
figura de Jesús, el Cristo e Hijo de Dios (Mc 1,1). La figura dibujada por
11QMelq permite constatar, pues, aspectos del mesianismo palestinense que
ayudan a comprender mejor la pregunta de Jesús en Mc 12,35-3
Debido
a las diferentes etapas del mesianismo en Qumrán, no hay que sobrevalorar el
hecho de que, en los escritos de esta comunidad, a menudo se
dé más relieve a la figura del sacerdote que no a la del príncipe. También en
el rabinismo hay fluctuaciones en este sentido. En todo caso, no queda excluido
que la interpretación mesiánica del Sl 110, reflejada en este pasaje, sea un
vestigio de tradición antigua. La situación del mesianismo en el postexilio hasta
el umbral de la predicación de Jesús se revela, pues, como
especialmente compleja. Desde el siglo II aC la figura de Melquisedec
ocupa ya un espacio, y, de una manera especial, en Qumrán, como se ha hecho
patente desde la publicación por Van der Woude, en 1965, del manuscrito
11QMelq. En este texto, la figura de Melquisedec es un testimonio de la espera
apocalíptica ya difundida en la época de Jesús y que comportaba ─ al
menos de manera implícita, dada la pluralidad de concepciones mesiánicas ─
la
pregunta que pone Jesús
Nacho padró
No hay comentarios:
Publicar un comentario