Hace pocas semanas, la periodista María Palmero explicaba en Vozpópuli su camino de regreso hacia la religión cristiana, hastiada del vacío de la sociedad de consumo. No era solo un relato personal, sino que se acompañaba de testimonios de curas que habían detectado un repunte del interés entre la juventud. También incluía declaraciones del filósofo Fernando Broncano, que explicaba de manera contundente las ventajas de la religiosidad para afrontar trances tan duros como el confinamiento y la pandemia: “Hay mucha gente irritada y con sentimientos a flor de piel, y la religión cubre la necesidad de tener ritos en común, ritos para sentirse acompañados en una situación como esta. Ya lo decía Primo Levi, que en los campos de concentración los creyentes resisten mejor, y no sólo porque creen en la otra vida, sino porque se relacionan mejor unos con otros”, señalaba.
No se trata solo de intuiciones, sino también de datos, ya que la retransmisiones de la santa misa batieron récords de audiencia. Aunque suene sorprendente, los valores católicos son defendidos incluso por una pensadora trans y de formación marxista de veinte años como Elizabeth Duval. En unaentrevista con la web cristiana Nueva vida la describían como “embajadora de la encíclica Fratelli Tutti para la Generación Z”. En realidad, Duval es agnóstica, pero se siente cercana a “una serie de valores relacionados con la solidaridad, la igualdad de oportunidades, la importancia del amor por el otro y la fraternidad frente al hiperindividualismo acrecentado por el neoliberalismo y su ausencia absoluta de compasión”. De la encíclica papal, destaca "la exigencia de un Estado presente y activo orientado por el interés y el bien común; la solidaridad y fraternidad universal que nos une al otro como fundamento de la justicia social”.
Rebeldes con misa
Otro caso candente es el de la periodista y escritora Ana Iris Simón, que todavía no llega a treintañera, y que esta temporada triunfa con la tercera edición de su novela autobiográfica Feria (Círculo de Tiza). La trayectorIa de Simón está unida a revistas de tendencias como Vice, pero la ética de la autora es muy distinta, como demuestra el capítulo que dedica al pensador católico Juan Manuel de Prada. Allí explica su rebelión frente a un padre comunista y ateo, que no ve con buenos ojos que vuelva a misa. “Cuando te educan en el materialismo, en el ateísmo, también te haces preguntas, también cuestionas la autoridad -en mi caso no la religiosa, sino la ideológica-, también te insuflan una cosmovisión que te marcará de por vida y también hay dogmas. Imagino que lo que más llama la atención del libro sobre este aspecto es que cuando era cría me escapaba de casa para ir a misa yo sola”, admite. El éxito de su primera novela confirma que no defiende una posición tan excéntrica.
En el campo de la ficción, el estreno de 30 Monedas ha servido a Álex de la Iglesia para volver hablar abiertamente sobre su compromiso religioso. Siempre ha defendido los valores católicos, inculcados desde su infancia y que son una potente fuente de inspiración de su obra. Más reciente es la religiosidad de Paolo Sorrentino, director de las exitosas series El joven papa y El nuevo papa. “De joven, era anticlerical. Pero es un odio, por así decirlo, que nace de la absoluta incomprensión. Cuando la estudias, te das cuenta de que la Iglesia aún conserva en su seno la idea del hombre intelectual que dedica su tiempo a pensar el mundo. Y eso cada vez es más raro. Su idea de vivir despacio, me seduce. E incluso me parece revolucionaria en estos tiempos donde todo se vive al instante”, explicaba en una entrevista en El Mundo.
La nueva inquietud religiosa se encuentra incluso en rincones tan 'cool' como la radio del festival barcelonés Primavera Sound. En el programa Tardeo, presentado por Andrea Gumes, se entrevista a cuatro jóvenes católicos, que cuentan su experiencia en una sociedad que suele ver la religión como algo del pasado. “Estoy en el sector del trabajo social, un ambiente ateo y progresista. Lo que me incomoda es que al decir que soy cristiano te toca explicar que no odias a las mujeres, ni a los gays, ni tienes un póster de Abascal en tu cuarto. Vamos, que no eres un fascista. Me da mucha rabia”. explicaba Adrián Gallart, 24 años, que trabaja en Accem(Asociación Comisión Católica Española de Migraciones). Son solo unos cuantos ejemplos entre miles. ¿Comenzará a remitir el anticristianismo este año? Todo indica que esa es la nueva tendencia. "España es más católica que española", explica Elizabeth Duval, haciéndose eco de un pensamiento clásico.
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