En el retablo de la iglesia de San Miguel, en Guadix (Granada), las caras del cura, del propio pintor y de dos jóvenes devotos de ese mismo municipio se han usado como inspiración para retratar a cuatro santos. El párroco de la iglesia dice que es una manera de que los vecinos empaticen un poco más con la imaginería sacra.
Sin embargo, otros vecinos consideran que la pintura es bastante narcisista y hay quienes habla de falta de respeto a la Iglesia. No obstante, el párroco espera que en el futuro sea admirado por todos.
Cuando el padre Antonio llegó a la iglesia de San Miguel, el retablo estaba vacío y con la pared en blanco, sin ningún retrato en dicho lugar. Sin embargo, ahora luce una pintura en la que se ha plasmado al propio párroco, que interpreta a San Fandila, la del pintor que las ha hecho, como San Pedro, y la de dos vecinos muy devotos, que interpretan a San Torcuato y a San Pablo, junto a una imagen de Cristo.
El padre Antonio explica que encargó una imagen del siglo XXI porque ahora no se habla ni castellano antiguo ni latín y por ello pidió al artista un retablo actual: "El autor de la obra tomó como modelo a mi persona.", explica el párroco.
Son nuevos paradigmas de la imagineria cristiana ya que, por ejemplo, aparece San Francisco con piercing: "Con un piercing puedes ser santo y con una cresta puedes ser santo y que no tienes que ser ni 'ñoño' ni antiguo", explica el padre Antonio.
Estos nuevos modelos de arte sacro han causado mucha polémica en Guadix: "Me han dicho soberbio, narcisista, vanidoso", explica. Aunque también hay quienes le apoyan: "Todo lo que sea renovar la iglesia, me parece perfecto", explica una vecina.
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