La inmortalidad se paró a descansar en las hojas amarillas del Ginkgo biloba, comúnmente conocido como árbol del pelo de soltera. Durante decenas de millones de años y a través de extinciones masivas, esta “rareza botánica” ha permanecido inquebrantable mientras el mundo envejece a su alrededor.
Un proverbio indio dice que “los árboles son las columnas del mundo, cuando se habrán cortado los últimos árboles, el cielo caerá sobre nosotros”. Si existe un árbol capaz de sobrevivir a toda clase de extinciones, son los Ginkgo biloba -conocido con otros nombres como árbol de los cuarenta escudos o nogal del Japón- un árbol único en el mundo y sin parientes vivos.
Es de hoja caduca y precisa un ambiente húmedo para crecer, pudiendo florecer en diferentes climas del mundo: principalmente crece en China y Corea, en el sur y el este de Estados Unidos, el sur de Francia (y en París también), en algunas ciudades de España como Barcelona, Sevilla, Toledo, Santiago de Compostela o Madrid y en ciudades de Uruguay, Argentina y Chile. La especie es prácticamente inmortal: se han localizado ejemplares de más de 2.500 años, y la investigación más detallada hasta la fecha sugiere que su vida útil es teóricamente ilimitada.
Pese a que en estos árboles crecen anillos anuales más delgados a medida que pasan los años, los investigadores han encontrado poca diferencia en su capacidad para fotosintetizar, germinar semillas, cultivar hojas o resistir enfermedades en comparación con los árboles más jóvenes. Al examinar muestras de tejido de nueve árboles de ginkgo de más de 600 años de edad, el equipo no pudo encontrar absolutamente ninguna evidencia de senescencia o deterioro.
“En los humanos, a medida que envejecemos, nuestro sistema inmunológico comienza a no ser tan bueno”, explica a The New York Times el biólogo Richard Dixon, de la Universidad del Norte de Texas. Haciendo una equivalencia, el sistema inmunitario en estos árboles, pese a tener 1.000 años de edad, se parece a la de una persona de 20 años”.
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En lugar de centrarse en sus características hojas como estudios anteriores, la nueva investigación ha puesto el foco en el cambium vascular del árbol, una capa delgada de tejido en el tronco que produce nueva corteza y madera. Dicha región de los Ginkgo biloba contiene células de meristema, similares a las células madre en animales, aunque mucho menos investigadas a nivel molecular.
Los científicos analizaron la actividad del cambrio de cada individuo, los niveles hormonales y los genes asociados a la resistencia, así como los factores de transcripción relacionados con la muerte celular, para comprobar los cambios de esta parte del árbol con el transcurso de los años.
En todo el abanico de edades de los árboles, no encontraron diferencias significativas en la actividad genética o la resistencia a enfermedades. De hecho, lo único que realmente cambió fue el ancho de los anillos de los árboles, que parecieron disminuir bruscamente durante los primeros 100 y 200 años, antes de continuar a un declive más lento en los próximos cientos de años.
Por otra parte, el crecimiento secundario del árbol (medido por el incremento del área basal del árbol, o BAI), no mostró ninguna disminución de los árboles de ginkgo de 10 a 600 años. “Parece que el cambium vascular en G. biloba puede retener la capacidad de crecimiento continuo durante cientos de años o incluso milenios”, concluyen los autores.
Este estudio no significa que los árboles de ginkgo nunca mueran, sino que no pueden hacerlo por envejecimiento. Su vida podría acabar por los rayos, el fuego, el viento, las enfermedades o la sobrecarga, que ha llevado a las especies al borde de la extinción en los tiempos modernos.
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El estudio fue publicado en PNAS.
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