Muchos eruditos piensan que la parábola era originalmente optimista en perspectiva, ya que a pesar de los fracasos, finalmente la siembra de la "semilla" será exitosa, echará raíces y producirá muchos "frutos". Acorde a la fuente Q, que estableceria que el libro de Marcos fue el primero de los evangelios sinópticos en ser escrito, la parábola del sembrador vendría a ser también la primera parábola en escribirse, pues es la primera parábola de este libro.
En
primer lugar, de la tradición que él recibió, escoge Marcos un bloque inicial
de tres parábolas que giran en torno al campo y la semilla y que se relacionan
con el anuncio del Reino de Dios, que según muchos autores es un tema central
de la predicación de Jesús.
1) el sembrador (Mc 4,3-9);
2) la semilla que crece por sí sola (Mc 4,26-29)29;
3) el grano de mostaza (Mc 4,30-32).
Todo el bloque
concluiría, probablemente, en la tradición anterior a Marcos, con el actual v.
33 en el que se indicaba que Jesús hablaba utilizando parábolas para facilitar
la comprensión del pueblo. Son parábolas que fomentan más bien una mirada
esperanzada en relación al Reino de Dios.
Por las
parábolas del sembrador, de la semilla que crece por sí sola y del grano
de
mostaza se comprende por qué, para Mc, el anuncio de que está llegando el Reino
es una Buena Noticia. Y lo es a
pesar del aparente fracaso que experimentó la actuación de Jesús en el pueblo
de Israel. Un fracaso que también experimentaría la predicación cristiana. Pues
las tres parábolas mencionadas son, en su punta, parábolas de esperanza en la
tensión entre el “ya” y el “todavía no” del Reino (4,3-9.26-32) como expresa
Xavier Alegre en su artículo
Jesús,
en la parábola, comunica la buena noticia de que el Reino de Dios llega a pesar
de las dificultades del terreno, las tensiones, los conflictos y los problemas
del mundo. La semilla del Evangelio fecunda la historia de los hombres y
anuncia una cosecha abundante. Jesús hace asimismo una advertencia: sólo en el corazón bien dispuesto germina la Palabra de Dios.
Jesús ha
ofrecido a sus discípulos la
Palabra del Reino de Dios, que se identifica con su propia
Vida, con su entrega en favor de los demás. Por eso, en la segunda parte del
evangelio, de Mc 8, 27 en adelante, la verdadera Palabra del mensaje se
condensa y encarna en la misma entrega pascual de Jesús, como ratifica el
mensaje de la tumba vacía (Mc 16, 1-8).
Según la
opinión de Xavier Alegre, Marcos recogió esta parabola, por lo menos en su
version inicial, que encontramos en Mc 4,3-9, siendo una parábola, que como
todas, invita a pensar al oyente, que seria la comunidad de Marcos a partir de
su punta, donde algunos indicios remarcarían
el papel de Jesús como sembrador por excelencia y de quien dependería
fundamentalmente el que la semilla diera fruto (cf. 1Cor ,5-9.11).Aunque si nos
centramos en el Reino de Dios, nos encontramos que seria representado en esta
parábola en la punta que representa la semilla,
Mas concretamente, el contraste sorprendente entre la
poca
semilla que da fruto y el fruto extraordinario que da dicha semilla (ciento) que se enlazaría con la parábola del grano de
mostaza, sin fijarnos, por tanto, basicamente en el sembrador, dado que nos
encontramos ante una parábola del Reino donde se subraya el dinamismo del Reino que en momentos de
desaliento por el poco éxito de la predicación, seria una esperanza que reconfortaría
a los predicadores del reino que serán los discípulos tras la
desaparición de Jesús, pues lo que queda
claro en la parábola es que, cuando se siembra como lo hizo Jesús, el fruto abundantísimo
está asegurado y compensa con creces los
aparentes fracasos de la siembra. No hay razón, pues, para el desaliento pues el Reino irá haciéndose presente a pesar de
las dificultades, y dará frutos sorprendentes.
Pero
para Marcos y la primitiva Iglesia cristiana, a la que se dirige el texto, no
resultaba nada fácil explicar en que consistía el Reino de Dios, de ahí el uso
apropiado de las parábolas: un proyecto
maravilloso de solidaridad universal que quiere erradicar la pobreza en el
mundo (cf. Dt 15 y Lev 25), favoreciendo
la opción por los pobres (esa debía ser la función del rey, representante de
Dios, segun el Salmo 74), no sea nunca descrito concretamente por Jesús
Marcos tiene
tambien un interes añadido al releer la parábola en el marco de su discurso de
parabolas (Mc 4,1-34). Para ayudar a la misma comunidad a concienciar de la incomprensión
de la lógica del Reino, que testimonian las parábolas, no es solo un problema
de los de fuera, de los que no pertenecen a la comunidad. Es tambien un
problema "de dentro" de la comunidad porque la lógica del Reino como
bien lo expresan las parabolas de Jesus es siempre contracultural.
La
parábola describe cómo la palabra de Dios produce fruto, cómo el reino de Dios
crece. Aunque la semilla no es identificada aquí como la palabra de Dios.
Sí fue identificada así, en la parábola del sembrador de Marcos 4:14. En ella
vemos que el crecimiento producido por la palabra de Dios es un misterio, crece
en silencio y en secreto; donde el sembrador puede sembrar la semilla y ver
como brota. Pero cómo crece, es algo más allá de su comprensión. La parábola
del sembrador enfatiza la responsabilidad del individuo. La semilla no produce el fruto esperado, hasta
que no caen en buena tierra.
Ignacio
Padró
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