martes, 8 de enero de 2013

CONFIAD, RECURRID



Confiad, recurrid,
Confiad en nuestra Madre,
como el Padre Champagnat.
Confiad, recurrid,
que aunque nuestro amor le falte,
nunca deja ella de amar.
¿Qué sería de las flores sin el aire y sin el sol,
marchitándose sin agua y perdiendo su color?
¿Qué sería del hermano que no sabe qué es amar;
que no descubre en su Madre
el camino que va a Dios?
Fíjate en la violeta que, perdida en el verdor,
siendo sencilla y pequeña exhala un fragante olor.
Tan humilde y tan sencilla nuestra vida debe ser,
fiel reflejo de maría, nuestro anhelo y nuestro bien.
Nuestra vida es como el trigo
que, muriendo, forma el pan
amasado por la entrega, el amor y la verdad.
Y tú sólo, Madre mía, vas conmigo sin cesar,
siendo ejemplo de mi vida y mi fuerza al caminar

Kairoi

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