En este día, toma especial relevancia releer o leer (si aún no lo han hecho), la encíclica Laudato Si’, pues sigue siendo nuestra mejor brújula para reorientar nuestros esfuerzos globales, nacionales, locales y personales, hacia una conversión ecológica integral que contemple el grito de la Naturaleza y de los pueblos y comunidades menos desarrollados, que ya sufren los efectos del Cambio Climático. Avancemos juntos hacia el cumplimiento de los Objetivos Laudato Si’ que el Dicasterio de Desarrollo Humano e Integral nos propone para los próximos 7 años.
Naciones Unidas nos invita a celebrar, hoy día 22 de abril, el Día Internacional de la Madre Tierra en un renovado intento por concienciarnos sobre los retos y problemas que actualmente padece nuestra Casa Común. Para ello se ha elegido el lema: “Restaurar la Tierra”.
RESTAURAR, regenerar, recuperar, rehabilitar… son sinónimos que nos invitan a la acción.
Durante el último año, los gobiernos y la mayoría de la ciudadanía hemos vivido centrados en combatir los efectos mortales de la Pandemia del Coronavirus Covid-19. Somos muchos los que directa o indirectamente, hemos perdido a varios seres queridos durante la pandemia.
El Covid-19 ha frenado gran parte de las acciones globales, nacionales y locales respecto a los compromisos adquiridos en la Cumbre de Paris 2015, ralentizando nuestra capacidad para avanzar en el cumplimiento de los ODS y la Agenda 2030.
Desgraciadamente, cada vez nos queda menos tiempo para ACTUAR…
Durante la Pandemia se han hecho múltiples reflexiones a como volver a una nueva normalidad, y sin duda alguna, todo debería pasar por cambiar nuestros estilos de vida, para salvar no solo a la humanidad, sino también la biodiversidad y los ecosistemas marinos y terrestres que nos sustentan e inspiran.
No podemos confiar solamente en la tecnología y los avances científicos, como medida de adaptación a los retos que se nos vienen encima: Meteorología cada vez más extrema, los efectos del calentamiento global sobre el Cambio Climático, la perdida de acceso al agua potable, la continua y dolorosa pérdida de biodiversidad, la destrucción de ecosistemas irremplazables… por citar solo algunos.
El panorama no pinta muy bien para la Tierra y para los seres vivos que la habitamos, por eso la urgente llamada de Naciones Unidas invitándonos a “Restaurar la Tierra”, sus ecosistemas, la biodiversidad… impulsando proyectos que nos permitan frenar el calentamiento global del planeta y avanzar hacia la resiliencia de las comunidades humana, junto al resto de los seres vivos… pues como proféticamente indicaba el Papa Francisco, todo está interconectado.
Hoy, como cristianos y ciudadanos responsables, nos sentimos llamados a ser “ciudadanos del mundo”, desde una nueva fraternidad universal que trabaja unida por mejorar el presente y asegurando un futuro sostenible a las nuevas generaciones, acogiendo también, a los hermanos y hermanas que se ven forzados a desplazarse por los efectos del clima en sus regiones de origen (recomendable leer las Orientaciones Pastorales sobre desplazados climáticos).
Recordemos que somos bienaventurados y reconocidos como auténticos hijos e hijas de Dios, en la medida en que trabajemos por la Paz. Todos nuestros esfuerzos por avanzar en la Justicia Social, Medioambiental e Intergeneracional, son pasos que debemos dar como mensajeros de la Paz.
Empecemos por reducir nuestras huellas de carbono, nuestra huella hídrica y nuestra huella ecológica… también replanteándonos nuestra propia huella social (individual, comunitaria y empresarial), no olvidemos la influencia que cada uno de nosotros tenemos también en las redes sociales y en nuestras relaciones con los demás.
Recordemos que gran parte del problema se encuentra en nuestros hábitos diarios, debemos cambiar nuestros estilos de vida, especialmente nuestra forma de consumir, eligiendo mejor los productos que realmente necesitamos (alimentos y ropa), debemos demandar una economía circular real y apoyarla con nuestras decisiones de consumo, recordando que antes que reciclar hay que optar por no consumir innecesariamente. Reducir nuestro consumo es vital para el Planeta.
Como consumidores tenemos un gran poder económico, político y social… solo hace falta creérselo, unirse a otros y trabajar juntos por el cambio, más aún en este momento en que los fondos europeos “Next Generation” pueden suponer una última oportunidad… no solo para Europa. No podemos quedarnos con la idea de que esto es un problema de los políticos y las empresas… ¡Despertemos como ciudadanos responsables, como cristianos comprometidos!… con el cuidado de la vida, de los seres humanos en todas sus etapas y de los seres vivos con los que compartimos el planeta, exijamos un cambio, empezando por nosotros mismos.
Hoy debemos celebrar que empezamos a RESTAURAR… las relaciones con Dios, a través de la reconciliación de los seres humanos con la naturaleza en la que habitamos, sanando y restaurando los ecosistemas que permiten la continuidad de la vida, en nuestra Casa Común.
Carlos Jesús Delgado Reguera
Coordinador de la Comisión Diocesana de Ecología Integral
Vicaría para el Desarrollo Humano Integral y la Innovación
Arzobispado de Madrid
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