Durante unas recientes excavaciones en la localidad de Beit Shemesh, cerca de Jerusalén, los arqueólogos han localizado una antigua cisterna de agua que había sido descubierta hace más de ochenta años, de la cual se había perdido la ubicación, y que contenía un gran número de lámparas de época tardorromana.
un equipo de arqueólogos de la Autoridad de Antigüedades de Israel (IAA) ha anunciado el descubrimiento de uno de los talleres de lámparas de aceite más grandes localizados hasta la fecha en el país, con una antigüedad de entre 1.600 y 1.700 años. Según la IAA, el taller, ubicado en la moderna localidad de Beit Shemesh, al oeste de Jerusalén, fue exhumado antes de que se llevase a cabo la construcción de un nuevo barrio en la zona y contenía cientos de antiguas lámparas de aceite de cerámica, dos de las cuales estaban decoradas con el símbolo judío de la menorá (el candelabro de siete brazos), así como numerosos moldes de piedra para la producción en serie de lámparas y figuritas de terracota.
El taller, uno de los más grandes descubiertos hasta la fecha en Israel, contenía cientos de antiguas lámparas de aceite de cerámica, así como numerosos moldes de piedra para la producción en serie de lámparas y figuritas de terracota.
Pero este taller de lámparas de aceite guardaba un secreto, y es que ya había sido descubierto hace 85 años por el arqueólogo Dimitri Baramki. Así, tras el hallazgo, los arqueólogos no pudieron dejar de apreciar la similitud entre el sitio que acababan de encontrar y unas fotos publicadas en la década de 1930 por el propio Baramki de una antigua cisterna de agua llena de objetos que el investigador había localizado. Estaba claro que era el mismo lugar. En 1934, durante el Mandato Británico, Dimitri Baramki, que en aquel momento era inspector del Departamento de Antigüedades, descubrió la cisterna en la región de Beit Shemesh. Al excavarla, Baramki halló una gran cantidad de lámparas de aceite intactas decoradas con motivos animales, vegetales y geométricos. Asimismo, el investigador dijo que había recuperado moldes de piedra para la fabricación en serie de lámparas y una amplia variedad de figurillas de cerámica que representan animales, jinetes, mujeres y pájaros.
UNAS LÁMPARAS MUY ESPECIALES
Las lámparas, que datan del período tardorromano (siglos III y IV d.C.), recibieron el nombre de "lámparas Beit Nattif" por un pueblo cercano y constituyen una tipología específica dentro de la arqueología. Pero poco después del descubrimiento, la ubicación de la cisterna se perdió y ha continuado siendo un misterio hasta ahora, a pesar de todos los esfuerzos por localizarla. Así, durante la excavación de la cisterna reencontrada, los arqueólogos incluso han hallado algunos de los artículos que fueron dejados allí por el propio Baramki, incluidas cestas de cuero que se emplearon para extraer tierra y una caja de metal vacía.
Tras ser descubierta en 1934, la ubicación de la cisterna se perdió y ha continuado siendo un misterio hasta ahora, a pesar de todos los esfuerzos por localizarla.
"La cisterna de las lámparas de aceite Beit Nattif ha vuelto a la vida. Estamos muy emocionados, ya que éste no es solo un descubrimiento arqueológico importante por derecho propio, sino también una evidencia tangible de la historia de la arqueología", han afirmado los arqueólogos Moran Balila, Itai Aviv, Nicolas Benenstein y Omer Shalev, directores de la excavación.
LA HISTORIA QUE CUENTAN LAS LÁMPARAS
Según Benyamin Storchan, arqueólogo de la Autoridad de Antigüedades de Israel y experto en las lámparas Beit Nattif, "las figuras y los motivos de las lámparas de la región de Beit Nattif cuentan la historia de las colinas de Judea en el período posterior a la revuelta de Bar Kokhba (que tuvo lugar entre 132 y 135 d.C.). Por los escritos del historiador Flavio Josefo sabemos que durante el período del Segundo Templo, Beit Nattif era un centro administrativo regional, y fue una de las diez principales ciudades durante el dominio asmoneo". El especialista ha añadido que las figurillas desenterradas en el lugar indican que en los siglos siguientes muchos paganos se mudaron a la zona.
Durante el período del Segundo Templo, Beit Nattif era un centro administrativo regional, y fue una de las diez principales ciudades durante el dominio asmoneo.
"Parte de la superficie de las lámparas de cerámica está decorada asimismo con símbolos judíos distintivos como el shofar, el quemador de incienso y la menorá de siete brazos. Esto nos indica que la vida judía continuó existiendo en las colinas de Judea mucho después del fracaso de la rebelión.Durante este período, el cristianismo también comenzó a emerger y algunas de las lámparas de aceite Beit Nattif llevan motivos de peces, uno de los símbolos más característicos del cristianismo. La gran variedad de lámparas y figurillas demuestra, por lo tanto, que la población local estaba compuesta por una mezcla de paganos, cristianos y judíos", concluye Storchan.
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