."Es imposible bendecir y juzgar al mismo tiempo. Mantén en ti, por tanto, ese deseo de bendecir como una incesante resonancia interior y como una perpetua plegaria silenciosa, porque de ese modo serás de esas personas que son artesanos de la paz, y un día descubrirás por todas partes el rostro mismo de Dios.
Y por encima de todo, no te olvides de bendecir a esa persona maravillosa, absolutamente bella en su verdadera naturaleza y tan digna de amor, que eres tú mismo".
Pierre Pradervand
“EL ARTE DE BENDECIR”
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