Que todo hombre quisiera poseer Y olvídate de todo lo que fui y quiéreme Por lo que pueda llegar a ser en tu vida Tan loca y absurda como la mía como la mía
Tú piensas que la luna estara llena para siempre Yo busco tu mirada entre los ojos de la gente Tú guardas en el alma bajo llave lo que sientes Yo rompo con palabras que desgarran como dientes Tú sufres porque no sabes como parar el tiempo Yo sufro porque no se de que color es el viento Tan dulce y excitante que se escapa de tu boca Con solo una sonrisa mi cabeza volvió loca Ay ay volvió loca
No busques mas que yo te voy a dar Todo el calor que no te daba la barra del bar Donde te ví yo por primera vez Donde aprendí que se podia llorar también De alegría soñando tu boca junto a la mía Ay junto a la mía
Tú piensas que la luna estara llena para siempre Yo busco tu mirada entre los ojos de la gente Tú guardas en el alma bajo llave lo que sientes Yo rompo con palabras que desgarran como dientes Tú sufres porque no sabes como parar el tiempo Yo sufro porque no se de que color es el viento Tan dulce y excitante que se escapa de tu boca Con sólo una sonrisa mi cabeza volvió loca Ay ay volvió loca
Tú piensa que la luna estará llena para siempre Yo busco tu mirada entre los ojos de la gente Tú guardas en el alma bajo llave lo que sientes Yo rompo con palabras que desgarran como dientes Tú sufres porque no sabes como parar el tiempo Yo sufro porque no se de que color es el viento Tan dulce y excitante que se escapa de tu boca Con sólo una sonrisa mi cabeza volvió loca Ay ay volvió loca.
DecíaCarl Sagan: "Qué cosa tan asombrosa es un libro... Un vistazo y estás dentro de la mente de otra persona, tal vez alguien que murió hace miles de años... Los libros rompen los grilletes del tiempo".
Es una buena metáfora de lo que sucede cuando leemos un libro. Sin embargo, no todos los libros son iguales. Algunos están basados en meras opiniones, otros, en algo más importante. Por ejemplo: ¿qué mesa de las dos que encabezan esta entrada es la más larga?
De la fe irracional al experimento
La fe irracional se basa en creer sin ver. El siguiente paso, defendido por Santo Tomás de Aquino, era el "ver para creer". De hecho, a muchos escépticos de cualquier asunto se les suele replicar "es que tú no lo has visto" o "si lo vieras, lo creerías".
Sin embargo, desde la década de 1640, existe otro nivel superior de conocimiento: el experimento, el método científico (en efecto, no hemos de esperar realmente encontrar ciencia fiable antes de que las comunidades científicas empezaran a tomar forma en la década de 1640).
Es un método tan revolucionario que relega el "ver para creer" al olvido, y de hecho le da completamente la vuelta. Porque si echamos un vistazo a las mesas de la imagen anterior, aseguraremos que la mesa de la izquierda es más larga que la mesa de la derecha. Sin embargo, si realizamos el experimento (medir con una regla ambas mesas), descubriremos que ambas son exactamente iguales. De repente, nuestro "ver para creer" ha quedado relegado a la categoría de anécdota (y encima falsa).
Así que el proceso de llegar a un concimiento cada vez más objetivo parece haber pasado ya por tres niveles: fe en lo que no se ve, fe en lo que veo, fe en lo que podemos explicar cómo vemos garantizando que siempre obtendremos la misma explicación para todas las personas y todas las cosas. Es decir, religión, opinión personal y ciencia.
Por eso, aunque la metáfora de Sagan es ciertamente inspiradora, no todos los libros son iguales. Porque hay libros religiosos. Libros en los que el autor aporta su opinión personal. Y libros escritos sobre años, o décadas, de experimentos.
Si la idea de la Gracia surge para diferenciar a los seres humanos de los animales (estamos en un escalón superior a ellos), la idea de cultura, como conjunto de ideas compartido, nació para diferenciar unos pueblos de otros (unos están en un escalón por encima de otros). El siguiente nivel fue el nacimiento de la ciencia, del experimento, que ya no conoce fronteras, que ya no pertenece a personas, que ya no pertenece a pueblos... nos trasciende a todos porque resulta más objetiva, fiable y atinada que todas nuestras opiniones individuales y colectivas.
El libro de un opinador sería como la impostura del típico tuitero que es anarcoprimitivista, le brillan los ojos con Thoreau, hace guiños al neoludismo, entona el mea culpa por la Pachamama... pero 24/7 está la turra en redes sociales con su smartphone. Es decir, opina y critica lo que nació de la experimentación, la ciencia y el progreso usando herramientas fruto de la experienciación, la ciencia y el progreso.
En la mítica serie Doctor Who, en un doble episodio dividido en dos partes, "Silencio en la biblioteca" (4x08), la acción tiene lugar en un planeta llamado La Biblioteca, que tiene continentes divididos en géneros (el ecuador son las biografías). Yo estoy convencido en qué continente me gustaría vivir sin necesidad de apelar a mi opinión personal. Y por si aún no ha quedado lo suficientemente claro, en el siguiente vídeo uso otra analogía (la de escalar montañas):
La imágen de las mesas, por cierto, es obra de Roger Shepard (1990), psicólogo y artista.
Entrar en el barrio copto de El Cairo no parece una experiencia agradable, aunque pasearlo sí lo sea. Hace falta aparcar el coche fuera, antes de estrellarlo contra los bolardos de hormigón y las vallas que cortan la calzada, y es importante mantener la actitud adecuada cuando un grupo de militares fuertemente armados nos registran las mochilas, cachean nuestros bolsillos, hacen las preguntas pertinentes de cualquier control de seguridad. Sabemos por qué entrar en el barrio copto de El Cairo parece una aventura incómoda. Sabemos que una vez crucemos el control se abrirá ante nosotros un pequeño submundo que susurra en la inmensidad de Egipto, bullicioso y cargado de maravillas, pero también reconocemos que en 2017 ocurrió un violento atentado contra cristianos coptos en Menia, y un ataque similar ocurrió en el mismo sitio en 2018. Ser cristiano en la actualidad no es tarea fácil, pero ser cristiano en ciertos lugares puede resultar mortal, sin paliativos. Por eso nos preguntan con tanta intensidad qué venimos a hacer en este espacio protegido, cercado como una reserva de los indios norteamericanos.
Retablo de oro representando a la Virgen María con el Niño.ALFONSO MASOLIVER
Habéis preguntado por el origen de una de las tradiciones navideñas más extendidas: el árbol. Lejos de una tener un inicio relacionado con la religión, los primeros ejemplares de lo que hoy conocemos como árbol de navidad proceden de tradiciones paganas anteriores al nacimiento de Cristo.
De hecho, según el divulgador Alfred López, una de las hipótesis es que este adorno festivo procede de la cultura celta. Esta civilización dividía los años en función de las horas de luz diarias: distinguían los días con luz y los días sin ella. Estos últimos, comenzaban con la llegada del solsticio de invierno, que coincidía con su año nuevo (y con la Natividad cristiana).
"Para tener suerte durante toda la época de nieves y de frío, consagraban esa suerte a un árbol, llamado Yggdrasil, conocido como el árbol del universo", explica en este vídeo López. "Estaba dedicado a Frey, el dios del sol y de la fertilidad. Por eso lo decoraban".
Como explica López, San Bonifacio, uno de los encargados de propagar la palabra de las sagradas escrituras a través de centro Europa hacia el norte en el siglo VIII, tomó este ejemplo de adorar a un árbol y lo incorporó al cristianismo. "Ya no solo explicaba el motivo (por qué y qué se celebraba en los días de Navidad: el nacimiento del niño Jesús) sino también que habría que poner unos cuantos elementos. Uno de ellos fue la transformación de ese árbol en un árbol decorado, dedicado al niño Jesús", apunta.
Se dice que el misionero taló el árbol y ofreció, en su lugar, un abeto: un árbol de paz que "representa la vida eterna porque sus hojas siempre están verdes" y porque su copa "señala al cielo", según explica este artículo de National Geographic.
Si eres fiel seguidor de esta tradición navideña y te has preguntado alguna vez qué tipo de árbol es el más adecuado, si uno natural o uno artificial. puedes echar un vistazo a este otro artículo de El País. La respuesta parece ser, en ambas opciones, un consumo responsable: si es natural, utilizar uno plantado o, en su defecto, replantarlo tras su uso.
Si es artificial, aprovecharlo hasta el final de su vida útil (ya que la huella de su producción es de 40 kg dedióxido de carbono, lo mismo que utilizar el coche 10 días y medio consecutivos para recorrer 20 km por jornada). ¿La opción más sostenible? Confeccionarlo tú mismo reutilizando materiales como cartón, telas, botellas o latas.
Lo más maravilloso del Misterio Salvador es que Dios para redimirnos se haga uno a nosotros en todo, excepto en el pecado.En este VI Día de la Octava, seguimos viendo al Señor hecho criatura en un Portal.Contemplamos cómo llora en un Pesebre el Autor de la vida y la alegría. Vemos pobre al que es la única Riqueza que puede colmar las aspiraciones de los hombres. El Misterio de Belén hace que revivamos de las cenizas, porque antes estábamos muertos por el pecado y ahora somos hijos en el Hijo.
En medio de la noche Dios irrumpe en la historia de la humanidad para mantenernos despiertos ante su Venida definitiva al final de los tiempos. En distintas ocasiones y de muchas maneras, habló Dios a los hombres. En esta etapa final, nos ha hablado por medio del Hijo, al que ha nombrado Heredero de todo. Mientras tanto, nos invita a prepararnos con el mismo corazón que María y José en el establo.
La palabra se hizo Carne, y plantó su tienda entre nosotros. Y hemos contemplado su Gloria. Gloria propia del Hijo Único del Padre, lleno de Gracia y de Verdad. A Dios nadie lo ha visto jamás. El hijo Único que está en el Seno del padre, es quien nos lo ha dado a conocer. También este día es la traslación de los restos del Apóstol Santiago desde Palestina hasta las costas de Iria Flavia, en Hispania.
Posteriormente el obispo Teodomiro descubrirá esas luces y ese resplandor en el campo estrellado de forma que se llamará Santiago de Compostela, cuya palabra proviene del latín “campo de estrellas. Desde entonces España se siente protegida en la Fe por su Patrón que nos trajo el amor de Dios que, al cumplirse la plenitud de los tiempos envió a su Hijo nacido de Mujer y bajo la Ley para rescatar a los que sufrían el peso del pecado.
Hace pocas semanas, la periodistaMaría Palmeroexplicaba enVozpópuli sucamino de regreso hacia la religión cristiana, hastiada del vacío de la sociedad de consumo. No era solo un relato personal, sino que se acompañaba de testimonios de curas que habían detectado un repunte del interés entre la juventud. También incluía declaraciones del filósofoFernando Broncano, que explicaba de manera contundente las ventajas de la religiosidad para afrontar trances tan duros como el confinamiento y la pandemia: “Hay mucha gente irritada y con sentimientos a flor de piel, y la religión cubre la necesidad de tener ritos en común, ritos para sentirse acompañados en una situación como esta. Ya lo decíaPrimo Levi, que en los campos de concentración los creyentes resisten mejor, y no sólo porque creen en la otra vida, sino porque se relacionan mejor unos con otros”, señalaba.
No se trata solo de intuiciones, sino también de datos, ya que la retransmisiones de la santa misa batieron récords de audiencia. Aunque suene sorprendente, los valores católicos son defendidos incluso por una pensadora trans y de formación marxista de veinte años como Elizabeth Duval. En unaentrevista con la web cristiana Nueva vida la describían como “embajadora de la encíclica Fratelli Tutti para la Generación Z”. En realidad, Duval es agnóstica, pero se siente cercana a “una serie de valores relacionados con la solidaridad, la igualdad de oportunidades, la importancia del amor por el otro y la fraternidad frente al hiperindividualismo acrecentado por el neoliberalismo y su ausencia absoluta de compasión”. De la encíclica papal, destaca "la exigencia de un Estado presente y activo orientado por el interés y el bien común; la solidaridad y fraternidad universal que nos une al otro como fundamento de la justicia social”.
Rebeldes con misa
Otro caso candente es el de la periodista y escritora Ana Iris Simón, que todavía no llega a treintañera, y que esta temporada triunfa con la tercera edición de su novela autobiográfica Feria (Círculo de Tiza). La trayectorIa de Simón está unida a revistas de tendencias como Vice, pero la ética de la autora es muy distinta, como demuestra el capítulo que dedica al pensador católico Juan Manuel de Prada. Allí explica su rebelión frente a un padre comunista y ateo, que no ve con buenos ojos que vuelva a misa. “Cuando te educan en el materialismo, en el ateísmo, también te haces preguntas, también cuestionas la autoridad -en mi caso no la religiosa, sino la ideológica-, también te insuflan una cosmovisión que te marcará de por vida y también hay dogmas. Imagino que lo que más llama la atención del libro sobre este aspecto es que cuando era cría me escapaba de casa para ir a misa yo sola”, admite. El éxito de su primera novela confirma que no defiende una posición tan excéntrica.
"La Iglesia conserva la idea del hombre intelectual que dedica su tiempo a pensar el mundo. Y eso cada vez es más raro", destaca Sorrentino
En el campo de la ficción, el estreno de 30 Monedas ha servido a Álex de la Iglesia para volver hablar abiertamente sobre su compromiso religioso. Siempre ha defendido los valores católicos, inculcados desde su infancia y que son una potente fuente de inspiración de su obra. Más reciente es la religiosidad de Paolo Sorrentino, director de las exitosas series El joven papa y El nuevo papa. “De joven, era anticlerical. Pero es un odio, por así decirlo, que nace de la absoluta incomprensión. Cuando la estudias, te das cuenta de que la Iglesia aún conserva en su seno la idea del hombre intelectual que dedica su tiempo a pensar el mundo. Y eso cada vez es más raro. Su idea de vivir despacio, me seduce. E incluso me parece revolucionaria en estos tiempos donde todo se vive al instante”, explicaba en una entrevista en El Mundo.
La nueva inquietud religiosa se encuentra incluso en rincones tan 'cool' como la radio del festival barcelonés Primavera Sound. En el programa Tardeo, presentado por Andrea Gumes, se entrevista a cuatro jóvenes católicos, que cuentan su experiencia en una sociedad que suele ver la religión como algo del pasado. “Estoy en el sector del trabajo social, un ambiente ateo y progresista. Lo que me incomoda es que al decir que soy cristiano te toca explicar que no odias a las mujeres, ni a los gays, ni tienes un póster de Abascal en tu cuarto. Vamos, que no eres un fascista. Me da mucha rabia”. explicaba Adrián Gallart, 24 años, que trabaja en Accem(Asociación Comisión Católica Española de Migraciones). Son solo unos cuantos ejemplos entre miles. ¿Comenzará a remitir el anticristianismo este año? Todo indica que esa es la nueva tendencia. "España es más católica que española", explica Elizabeth Duval, haciéndose eco de un pensamiento clásico.
Es uno de los elementos que no puede faltar en nuestros hogares en estas fechas, y se trata de uno de los principales símbolos de esta fiesta tan entrañable. Pero, ¿sabes por qué ponemos un árbol en Navidad? Si no tienes muy claro de dónde viene esta costumbre, sigue leyendo.
Antes de entrar a explicar de dónde viene el árbol de Navidad, en primer lugar vamos a señalar cuáles son sus características. Lo más habitual es que se trate de una conífera de hoja perenne, como un abeto o un pino, natural o artificial, aunque también se utilizan otros árboles o plantas presentes en los jardines de los hogares o de otros recintos. Se decora con todo tipo de adornos, como las tradicionales bolas, pequeños regalos o cintas de colores, y también se ilumina con luces de colores para que destaque en la oscuridad.
Hay diferentes versiones que explican el origen del árbol de Navidad, aunque la más común lo sitúa en el norte de Europa. En la mitología nórdica encontramos el árbol Yggdrasil, un fresno perenne también conocido como el árbol de la vida o el fresno del universo. Sus raíces y ramas mantienen unidos los diferentes mundos, y por ello los pueblos nórdicos decoraban un árbol con antorchas para celebrar el solsticio de invierno.
Más tarde, cuando los pueblos escandinavos y germanos fueron evangelizados, los cristianos tomaron prestada la costumbre del árbol decorado, pero dándole un significado nuevo: la forma triangular de las coníferas pasó a simbolizar la Santísima Trinidad, y el árbol pasó a ser el símbolo del amor de Dios y la vida eterna.
Se cree que fue San Bonifacio, evangelizador de Alemania e Inglaterra, quien adoptó está costumbre y la introdujo en la tradición cristiana hacia el año 740. Además, modificó la decoración del árbol, sustituyendo las antorchas por manzanas, símbolo de la tentación cristiana, y velas.
Con el paso de los años, la tradición del árbol de Navidad se fue extendiendo por toda la comunidad cristiana, y los elementos utilizados para su decoración fueron evolucionando. A las manzanas y las velas se le sumaron las bolas y las guirnaldas, la estrella que se coloca en la punta que recuerda a la que guió a los Reyes Magos hasta Belén, lazos o luces.
La costumbre de poner el árbol de Navidad llegó a España hacia el año 1870, de la mano de la princesa rusa Sofía Troubetzkoy, esposa de José Osorio y Silva, marqués de Alcañices. Así, se cree que el primer árbol de Navidad de nuestro país se instaló en Madrid, en el desaparecido palacio de Alcañices.
cuando decides nacer de nuevo cada día y dejar entrar a Dios en tu alma.
El pino de Navidad eres tú,
cuando resistes vigoroso a los vientos y dificultades de la vida.
Los adornos de Navidad eres tú,
cuando tus virtudes son colores que adornan tu vida.
La campana de Navidad eres tú,
cuando llamas, congregas y buscas unir.
La luz de Navidad eres tú,
cuando iluminas con tu vida el camino de los demás con la bondad, la paciencia, la alegría y la generosidad.
El pesebre de Navidad eres tú,
cuando te haces pobre para enriquecer a todos y acoges al Niño Dios en tu corazón.
Los ángeles de Navidad eres tú,
cuando cantas al mundo un mensaje de paz, de justicia y de amor.
Los pastores de Navidad eres tú,
cuando llenas tu corazón con Aquél que lo tiene todo.
La estrella de Navidad eres tú,
cuando conduces a alguien al encuentro del Señor.
Los Reyes Magos eres tú,
cuando das lo mejor que tienes sin importar a quién.
La vela de Navidad eres tú,
cuando decides iluminar.
La música de Navidad eres tú
cuando conquistas la armonía dentro de ti.
El regalo de Navidad eres tú,
cuando eres de verdad amigo y hermano de todo ser humano.
La tarjeta de Navidad eres tú,
cuando la bondad está escrita en tus manos.
La felicitación de Navidad eres tú,
cuando perdonas y reestableces la paz, aun cuando sufras.
La cena de Navidad eres tú,
cuando sacias de pan y de esperanza al pobre que está a tu lado.
La fiesta de Navidad eres tú,
cuando dejas el luto y te vistes de gala.
Tú eres, sí, Navidad, cuando humilde y consciente, recibes en el silencio al Salvador del mundo, sin ruidos ni gran aparatosidad; tu sonrisa, de confianza y de ternura, en la contemplación interior de una Navidad perenne que establece el Reino dentro de ti.
- Si te sientes herido, o solo, o se te instala el frío dentro.
- Si no ves la estrella que marca el camino, por más que dicen que brilla.
- Si andas perdido en las guerras de siempre.
- Si no consigues estar a la altura de lo que otros esperan. O de lo que tú mismo te exiges.
- Si el amor no llena.
-Si las promesas tardan en cumplirse.
- Si echas de menos.
- Si has dicho «Hágase» y a veces ya no sabes qué es lo que se está haciendo en ti o a pesar de ti. - - Si te pelean, dentro, el evangelio y buenas noticias de saldo.
- Si tu oración es un «Ven» que a veces es grito.
- Si el cansancio se te confunde con tristeza, y la tristeza con derrota.
- Si el silencio es una celda, y la palabra solo ruido. - Si los problemas se multiplican.
- Si no encuentras caminos.
- Si te duele el mundo…
...Quizás sean esos los pesebres de la propia vida. Y justo ahí, en esa fragilidad más vulnerable, tiene sentido la encarnación, el rostro humano (y frágil) de un Dios que se hace historia. Justo ahí, recordándote un amor inmortal que sale de lo ilimitado para abrazar tus límites. Por eso, justo por eso ¡¡¡¡¡LA NAVIDAD ES PARA TI!!!!!.
El mensaje deMichael Sandelno es complaciente, ya lleva tiempo preocupado por las trampas de la meritocracia, la globalización, el pensamiento neoliberal, la tecnocracia. Su ideario filosófico se basa en la consecución del bien común: ese punto donde confluyen gentes de todas las clases, todas la razas, todos los niveles educativos y el resultado (ideal) es el mejoramiento de todos. No se trata de una búsqueda romántica de igualdad, sino del interés genuino en que el conjunto de la sociedad sea capaz de apreciar la diferencia entre valor social y valor económico.
Sandel, profesor de Filosofía Política en la Universidad de Harvard, ha participado en la II edición del Foro TELOS, que organiza Fundación Telefónica. Esta vez no ha llenado auditorios pero, a través de la pantalla, hemos podido verlo y escucharlo como si hablara solo para nosotros. El mensaje es alto, claro, directo: hay que valorar a la gente por el aporte que haga al bien común.
Solidaridad y pandemia
“Moralmente no estábamos preparados para esta pandemia”, afirma Sandel. Y es que estos meses de emergencia sanitaria han puesto de manifiesto la tremenda desigualdad económica que se ha producido en las últimas décadas.
Esta brecha, unida a la que produce la meritocracia, parece haber encerrado a los “vencedores” de la carrera del mérito en una burbuja que invisibiliza a quienes lo están pasando mal y hace de la solidaridad un dios menor en el panteón del capitalismo neoliberal. De ahí la acusación de Sandel de la pérdida de los principios morales necesarios para afrontar esta pandemia.
Únase y apueste por información basada en la evidencia.
Reclama también que durante estos meses los famosos del mundo, desde políticos a celebrities, lanzaron un mensaje perfecto como #hashtag en cualquier red social: “Estamos juntos en esto”, una frase que suena reconfortante a oídos de cualquiera pero que, si se analiza un poco, se descubre vacía de contenido pues no describe a la sociedad actual, tan desigual e insolidaria.
Allá por marzo, en los primeros meses de este shock global, la otra versión que circulaba era “vamos todos en el mismo barco”, que también sonaba bien hasta que alguien puntualizó, “en el mismo barco no, estamos todos en el mismo mar, pero unos van en yate, otros en ferry, otros en patera”. Y también hay quien va aferrado a una tabla, podemos añadir. De esa desigualdad es de la que habla Sandel.
Puede que el ejemplo más patente de la inequidad en estos meses distópicos de 2020 haya sido la división del trabajo. La gran brecha entre quienes han podido conservar su empleo y trabajar desde casa, sin exposición ni riesgo, y los que por la naturaleza de sus funciones no han tenido más opción que salir a la calle y exponerse al virus (y los que se han quedado sin trabajo). Así pues, ese ying-yang perverso de ganadores-perdedores económicos se ha vuelto ahora más real y evidente.
La cuestión es que, según Sandel, en este tiempo hemos visto que sin personal sanitario, trabajadores industriales, repartidores, mozos de almacén, dependientes, camioneros y un largo etcétera saliendo de sus casas a trabajar, la vida de una ciudad, de un país, puede congelarse. La paradoja es que, además de que no suelen estar bien pagados, esos trabajos son poco reconocidos. Y ahora resulta que son trabajadores esenciales.
Talento, ayuda y suerte
Aquí es donde nos encontramos con la última piedrita que nos ha metido Sandel en los zapatos: sus dudas acerca de la idoneidad de la meritocracia como método para establecer una escala de valor social, su certeza de que la meritocracia “resulta corrosiva para el bien común”. De hecho, es el tema central de su último libro: La tiranía del mérito: ¿Qué ha sido del bien común?(Debate, 2020).
La meritocracia parte de la idea de que, en igualdad de condiciones, los que triunfan son los mejores. Suena tan atractiva que, durante años, partidos de distinto signo en distintos países la han hecho parte de su proyecto.
Para Sandel el problema está en que nadie pone en duda la promesa de que “si te esfuerzas conseguirás el éxito”. Y, así, los que triunfan creen que lo han hecho por sí mismos y que merecen todas las recompensas recibidas, mientras que los que se quedan atrás se dicen: “No he sido capaz, soy un fracaso”. Estas creencias han generado arrogancia en unos, desmoralización en los otros, y han contribuido a la indignación y al rechazo hacia las élites meritocráticas.
Sandel profundiza en los factores para el éxito que la meritocracia no ve: además del talento, también cuentan (¡y cuánto!), la ayuda, la suerte: ¿Es realmente cosa de quien triunfa que tenga los talentos que la sociedad valora y premia, o es cuestión de buena suerte? ¿Y qué hay de su deuda con quienes le han ayudado, con su familia, sus amigos, la comunidad o incluso la época en que vive?
Su impresión es que habría que reflexionar sobre el papel de la suerte y la ayuda recibida en el éxito personal para poder mirar a los menos afortunados y pensar: “Si no fuera por mi derecho de nacimiento, por la gracia de Dios o por simple suerte, yo podría estar así”. Sería una buena manera de neutralizar la actitud tóxica hacia el éxito de la sociedad actual.
el Punt, una tierra legendaria cuyo nombre evoca exotismo, fue un importante socio comercial del Antiguo Egipto durante al menos 1.100 años. Ese territorio fue una fuente importante de artículos de lujo, incluidos incienso, mirra, oro, pieles de leopardo y babuinos vivos. Tal fue su importancia que, por ejemplo, los relieves que decoran el templo funerario de la reina Hatshepsut (1479-1458 a.C.) en Deir el-Bahari recrean una expedición comercial enviada por la soberana a ese lejano país para traer a Egipto productos tan exóticos como monos, jirafas y árboles de incienso. También en un yacimiento llamado Mersa (Wadi Gawasis), situado en la costa egipcia del mar Rojo, los arqueólogos Kathryn Bard y Rodolfo Fattovich, de la Universidad de Boston, encontraron durante sus excavaciones, llevadas a cabo en el lugar entre 2001 y 2011, una inscripción de piedra de 2.800 años que documentaba un viaje al lejano Punt.
EL MISTERIO DEL LUGAR EXACTO DONDE ESTABA EL PUNT
Ubicado en algún lugar de la región sur del mar Rojo en África o Arabia, los estudiosos han debatido sobre la ubicación geográfica de este misterioso territorio durante más de 150 años. Ahora, un nuevo estudio que rastrea los orígenes geográficos de algunos babuinos momificados hallados en Egipto ha descubierto que estos animales provienen de una amplia región que incluye los modernos territorios de Etiopía, Eritrea, Dijbouti, Somalia y Yemen, lo que ofrece una nueva perspectiva sobre la ubicación del país del Punt. Los resultados de este estudio, publicados en eLife, también demuestran la gran capacidad náutica de los antiguos egipcios. Un equipo interdisciplinar de investigadores del Dartmouth College,en New Hampshire (Estados Unidos), incluidos primatólogos, egiptólogos, geógrafos y geoquímicos, ha estudiado la composición de isótopos de los babuinos descubiertos en templos y tumbas del antiguo Egipto, y la ha comparado con la de los babuinos modernos que viven en el África oriental y el sur de Arabia.
Un nuevo estudio que rastrea los orígenes geográficos de algunos babuinos momificados ha descubierto que estos animales provienen de un área que incluye los modernos territorios de Etiopía, Eritrea, Dijbouti, Somalia y Yemen.
"La navegación de larga distancia entre Egipto y Punt, dos entidades soberanas, fue un hito importante en la historia de la humanidad porque impulsó la evolución de la tecnología marítima. El comercio de artículos de lujo exóticos, incluidos los babuinos, fue el motor de las primeras innovaciones náuticas. Muchos académicos ven el comercio entre Egipto y el Punt como el primer paso marítimo largo en una red comercial conocida como la ruta de las especias, que continuaría dando forma a las fortunas geopolíticas durante milenios. Otros académicos lo expresaron de manera más simple, describiendo la relación Egipto-Punt como el comienzo de la globalización económica. Los babuinos eran fundamentales para este comercio, por lo que determinar la ubicación del Punt es importante. Durante más de 150 años, el Punt ha sido un misterio geográfico. Nuestro análisis es el primero en mostrar cómo se pueden utilizar los babuinos momificados para esclarecer este duradero debate", ha explicado Nathaniel J. Dominy, profesor de Antropología en el Darmouth College.
LA HUELLA DEL AGUA
Los antiguos egipcios veneraron a los babuinos a lo largo de toda su historia, y la evidencia más antigua de ello data de 3000 a.C. Se trata de una estatua que representa a uno de estos simios y que lleva inscrito el nombre de Narmer, el primer faraón de Egipto. Los babuinos fueron incluso deificados, ya que se les consideraba manifestaciones vivas de Toth, un dios asociado con la Luna y la sabiduría. El macho de una especie de babuino, el Papio hamadryas (el babuino sagrado), a menudo se ha representado en pinturas murales y en estatuas en posición sedente, con la cola doblada hacia la derecha de su cuerpo. De esta especie eran los babuinos momificados en esa misma posición, y que fueron enterrados con un sudario de lino cuidadosamente envuelto alrededor de sus extremidades y cola. Otra especie, el Papio anubis (el babuino oliva), también fue momificada, pero su tratamiento funerario reflejaba mucho menos cuidado.
Los babuinos fueron incluso deificados, ya que se les consideraba manifestaciones vivas de Toth, un dios asociado con la Luna y la sabiduría.
Pero los babuinos no surgieron de forma natural en el paisaje egipcio, sino que llegaron allí fruto del comercio exterior. El estudio se ha centrado en algunos babuinos momificados del Reino Nuevo (1539-1077 a.C.), conservados en el Museo Británico, y en algunos especímenes del período ptolemaico (305-30 a. C.) del Museo Petrie de Arqueología Egipcia del University College de Londres. Además, los autores examinaron los tejidos de 155 babuinos de 77 ubicaciones distintas del este de África y el sur de Arabia.El equipo midió las composiciones de isótopos de oxígeno y estroncio, y empleó una técnica conocida como mapeo isotópico para estimar los orígenes geográficos de los animales.
El estroncio es un elemento químico que se encuentra en el lecho rocoso y que es específico de una ubicación geográfica concreta. A medida que este material se va erosionando, el suelo y el agua lo absorben y entra en la cadena alimentaria. Cuando los animales beben agua y se alimentan de plantas, sus dientes, pelo y huesos obtienen una firma geográfica que refleja dónde han vivido en el pasado y más recientemente. Los babuinos tienen que beber agua todos los días, por lo que sus cuerpos reflejarán la composición de oxígeno del agua en el paisaje en el que habitan. El esmalte de los dientes de un animal adulto refleja la composición de estroncio única de su entorno cuando los dientes se formaron en sus primeros años de vida. Por el contrario, el pelo y los huesos tienen firmas isotópicas que reflejan los meses (pelo) o los años (huesos) anteriores de comportamiento dietético. Del mismo modo que el estroncio, las composiciones de oxígeno (específicamente, los isótopos) del agua también pueden variar según la ubicación geográfica, pero los investigadores creen que los datos de los especímenes en esta categoría no son concluyentes y sólo reflejan valores específicos de Egipto.
EL ORIGEN DE LOS BABUINOS
Los resultados del estudio demuestran que los dos babuinos momificados de la especie P. hamadryas del Reino Nuevo (clasificados como EA6738 y EA6736), conservados en el Museo Británico, nacieron fuera de Egipto. Lo más probable es que procedieran de alguna zona de Eritrea, Etiopía o Somalia, lo que limitaría la ubicación geográfica del país del Punt. Los datos sugieren que EA6736 debió de haber muerto poco después de llegar a Egipto, ya que los análisis indican que su esmalte y pelo no tuvieron tiempo suficiente para adquirir la firma local de oxígeno del agua potable. Cinco ejemplares momificados de P. anubisdel período ptolemaico reflejaron en cambio niveles de estroncio que son consistentes con un origen egipcio, lo que ha hecho pensar a los investigadores en la existencia de un programa de cría en cautiverio de babuinos en esa época, posiblemente radicado en Menfis, la antigua capital del Bajo Egipto, situada al noroeste de el mar Rojo.
Los investigadores creen que pudo existir un programa de cría en cautiverio de babuinos en el período ptolemaico, posiblemente en Menfis, la antigua capital del Bajo Egipto, situada al noroeste de el mar Rojo.
Como explican los investigadores en el estudio, la ubicación estimada del exótico país del Punt sigue siendo provisional, pero el papel que jugaron los babuinos en la red comercial del mar Rojo y su distribución geográfica sí que resulta fundamental para comprender los orígenes históricos del comercio marítimo internacional.