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Un grupo de trabajadores en el área del yacimiento de Atribis donde se localizaron los ostraca.
Foto: Proyecto Athribis Tübingen
MILES DE FRAGMENTOS CERÁMICOS Pero los trabajos en Atribis continúan. Desde la primavera de 2018, el equipo arqueológico a cargo de Christian Leitz, del Instituto de Estudios del Antiguo Cercano Oriente (IANES) de la Universidad de Tubinga, en cooperación con Mohamed Abdelbadia, del Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto, ha estado realizando excavaciones al oeste del templo, en otro santuario, donde han localizado un gran número de ostraca (fragmentos de cerámica con inscripciones) entre los escombros, concretamente más de 18.000, entre restos de vasijas y tinajas, que sirvieron como material de escritura hace unos dos mil años.
Contabilidad de las ofrendas (dinero, vino, aceite de ricino, trigo y cebada) a la diosa del templo. Período ptolemaico tardío.
Foto: Proyecto Athribis Tübingen
Recibo de panes escrito en demótico.
Foto: Proyecto Athribis Tübingen
Los ostraca recuperados en Athribis brindan una magnífica oportunidad de saber cómo era la vida en esta población situada a doscientos kilómetros de Luxor hace unos dos mil años.
En la antigüedad, los ostraca, al ser un material barato, se usaban en grandes cantidades como soporte de escritura. Sobre ellos se escribía con tinta y una caña o palo hueco (cálamo). A pesar de ello, es muy raro encontrar un volumen tan grande de ostraca en un asentamiento. Una cantidad tan ingente solo se ha descubierto una vez antes en Egipto, en Deir el-Medina, cerca del Valle de los Reyes, en Luxor, el poblado donde vivían los obreros que trabajaban en las tumbas reales. Allí, el hallazgo de una enorme cantidad de estos objetos proporcionó datos muy valiosos sobre diversos aspectos de la vida de quienes habitaron el lugar. Ahora, los ostraca recuperados en Atribis ofrecen también a los investigadores una magnífica oportunidad de saber cómo era la vida en esta población, situada a doscientos kilómetros de Luxor.
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UN VISTAZO A LA VIDA COTIDIANA Alrededor del ochenta por ciento de los fragmentos de cerámica exhumados en Atribis están inscritos en demótico, la escritura administrativa que era común en los períodos ptolemaico y romano, y que se desarrolló a partir del hierático después del año 600 a.C. Entre los segundos hallazgos más comunes se encuentran ostraca con escritura griega, pero también hay inscripciones en escritura hierática, jeroglífica y, más raramente, copta y árabe. Los investigadores asimismo descubrieron los conocidos como "ostraca pictórica", una categoría muy especial, según Christian Leitz. "Estos fragmentos muestran varias representaciones figurativas, incluidos animales como escorpiones y golondrinas, seres humanos, dioses e incluso figuras geométricas", explica entusiasmado el arqueólogo.
Ostracón pictórica con un babuino y un ibis, los dos animales sagrados de Toth, el dios de la sabiduría y la escritura.
Foto: Proyecto Athribis Tübingen
Ostracón con un dibujo realizado por un niño.
Foto: Proyecto Athribis Tübingen
Entre los segundos hallazgos más comunes se encuentran ostraca con escritura griega, pero también hay inscripciones en escritura hierática, jeroglífica y, más raramente, copta y árabe.
El contenido de los ostraca de Atribis varía desde listas de nombres, compras de alimentos, artículos de uso diario ... Una cantidad sorprendentemente grande de fragmentos podría haber pertenecido a una escuela, según los arqueólogos. "Hay listas de meses, números, problemas aritméticos, ejercicios de gramática y lo que parece un 'alfabeto de aves': a cada letra se le asignó un pájaro cuyo nombre comenzaba con esa letra", afirman. Algunos ostraca también contienen ejercicios de escritura que el equipo clasifica como "castigos" impuestos por el profesor: los fragmentos están inscritos con uno o dos caracteres iguales cada vez, tanto en el anverso como en el reverso.
Líneas escritas como castigo por un alumno de una escuela.
Foto: Proyecto Athribis Tübingen
El análisis de todos estos ostraca por parte de un equipo internacional, en su mayoría formado por investigadores de Francia y Alemania, está siendo coordinado por Sandra Lippert, directora de investigación del Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS), en París. Por su parte los "ostraca pictórica" están siendo investigados por Carolina Teotino en la Universidad de Tubinga. Las excavaciones cuentan con el apoyo financiero de la Fundación Gerda Henkel, la Fundación Brunner y la Fundación Humanismo
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